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—Dime que estas bien, no debiste hacerlo, Fernando agradezco todo, pero ...

—Ya lo hice, no pasa nada ¿De acuerdo? El imbécil sabrá que no está sola, ahora solo hay que enfocarnos en ti, en que estés bien, tu salud es importante.

—Y si no se queda tranquilo.

—Entonces esperare el ataque.

Soledad no podía estar tranquila, Fernando fue a reclamarle, y si eso empeoraba, no sabía si estaría lista como.

Los días pasaron y no había ninguna novedad de Gustavo, y eso debía tranquilizarla, pero solo la ponía más ansiosa, esos meses que vivió con ella fueron un calvario, debía agradecer que era libre de su poder, que no iba hacerle nada.

Fernando era su apoyo la llevo con un especialista, necesitaba sacar todo aquello, pero se conoce es muy aprensiva y solo dios sabe cuándo podrá sanar su corazón, no confía mucho, pero todo es normal por el trauma que vivió.

Roxana dejo secuelas en ella, aun muerta debía cargar con su sombra, cuando jamás le había hecho daño, que más quería de ella, porque tanto odio, al final de cuentas le quito el amor de sus padres.

La noticia corrió como pólvora cuando las notas amarillistas publicaron que el hijo del diputado Garza mantenía un romance con la asesina de Roxana Tejeda, los periodistas se volvieron locos, buscando tener la primicia, soledad no podía encender la tele cuando todo invadía por la curiosidad de buscarla y saber la verdad de tal romance.

Todo era gracias a Gustavo quien se había encargado de una guerra sucia, mancharía el nombre de Fernando incluso de su padre y este al saber obligo a su hijo que no diera apoyo a una asesina, quería que la misma soledad saliera de su escondite.

Y claro la noticia llegó a lo padres de soledad, sobre todo su madre quien arrugo el periodo, furiosa que la asesina había salido, miro a su esposo que daba un sorbo a su café.

—Cómo puedes estar tan tranquilo cuando esa asesina está libre, después de lo que le hizo a Roxana.

—Solo son rumores mujer.

—¿rumores? Que no lo vez ella mato a Roxana, y está libre no sé cómo lo hizo talvez se estuvo cogiendo al director, que se yo igual que su madre.

—¡Basta! —golpeo la mesa el hombre.

—No claro que no, debiste negarte cuando tu madre te lo suplico, porque debiera cargar con la humillación, tu desliz con una criada, no basta con cogértela la embarazas, pero ella creyó que sería la señora, la justicia llegó y me alegro que se haya muerto en el parto, como tu bastarda está muerta para mí una maldita malagradecida.

—Las cosas estaban hechas, tu querías un hijo, te lo di, cual es el maldito problema.

—No era infértil, lo sabes, pero era arriesgado tener hijos tuve que inventar esa historia de los mellizos. Mi hijo murió, pero el de ella vivió. Solo recuerda que en mi vientre estuvo tu hijo Tejeda, lo estuvo.

—Crees que no me duele, también fue mi hijo.

—No lo creo, porque mientras creí ser feliz que este embarco si llegaría a término, me das la noticia que ibas atener otro hijo con ella, nos embarazaste a las dos, he soportado todo, esta humillación nunca la perdonare, lo sabes esa bastardía vivió, pero mi hijo no, y tu madre me hizo la vida imposible queriendo a esa bastarda, nunca le importo mi dolor, restregándome a Soledad siempre, y aun muerta le dejo todo a tu bastarda.

—Ya se me quito el apetito—dijo el poniéndose de pie.

—No voy a descansar hasta verla de nuevo en la cárcel, lo oyes, mato a mi sobrina mi sangre, lo hare.

Falso MatrimonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora