Nueve

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—¿Cómo te has sentido?

—Un poco mejor, siento mucho despertar, solo necesitaba dormir, creo que tenía mucho que no lo hacía.

—Es lo mejor, ten esta algo caliente, espero tener buena sazón, no cocino, aunque tengo una cocina, no soy de cocinar.

—Descuida, está bien—dijo ella dando un sorbo a la cuchara.

Después de estos días, apenas pudo abrir los ojos, no como esas veces que tenía pavor de hacerlo, temía que de nuevo Gustavo la reprendiera, esos meses fueron un completo infierno, ahora lo único que necesitaba era disolverlo, pero si lo hace volvería estar en la cárcel, pedirles a sus padres seria contrapariente, no la quieren siempre fue así.

Fernando noto su aspecto demacrado y débil necesitaba saber que estaba pasando, tres días que llego y tres de los cuales estuvo completamente dormida.

—Soledad, sé que no debería presionarte, pero necesito saber quién te ha hecho daño, dime de quien has huido. —ella hizo a un lado la sopa.

No quería meter en problemas a Fernando, pero conociéndolo iba estar insistiendo.

—Estabas en prisión, y cuando quise saber de ti, porque el único que me ha mantenido al tanto es el abogado de oficio, cuando el aviso que no estabas me volví loco, Soledad, sabes que puedes confiar en mí, sabes que puedes hacerlo.

—Lo siento, siento alejarte y pedirte que no me volvieras a ver, pero solo quería evitar lo inevitable.

—¿Lo inevitable? Te estas escuchado, te dije que haría lo que fuera porque saleras de ahí, sé que lo hiciste por la carrera de mi padre, pero independiente de eso yo soy tu amigo, nos conocemos desde que éramos niños, por dios, Soledad, te quiero hermosa ven—dijo el al verla llorar—No llores, saldremos de esta, te sacrón y dudo que vuelvas a ingresar, porque el sistema judicial es muy estricto, si temes por eso déjame decirte quien llevara la peor parte será quien te saco, se hará una carpeta de investigación, o al menos que...Dudo que eso pase.

—Fernando.

—Es solo que se me vino a la mente Gustavo, pero lo dudo a estado con mucho movimiento, lo sé porque lo he visto salir con Carolina Bustamante, una empresaria de tecnología y redes, parece que a decidido seguir con su vida y...—Fernando noto como el cuerpo de Soledad temblaba.

Ella se apartó con tanta decepción, el hombre que la obligo a casarse para hacerla pagar por la muerte de su prima solo la uso mientras tenia a otra mujer, las lágrimas quemaban sus mejillas hasta donde era capaz Gustavo, mientras a ella la humillaba, la denigraba como mujer, la abusaba mientras se negaba a tener intimidad con él, y pensar que un dia ese dia quedó deslumbrada por ese hombre ahora no quedaba nada de ese sentimiento de culpa.

Chillo tan fuerte que Fernando no se sorprendió al contario se sintió impotente de verla en ese estado, pero para soledad era suficiente, no quería ser la mártir, aquella que se deja de todo, y si la vida la trata de esa manera buscaría otra manera de luchar, al final de cuentas no tenía a nadie que aferrarse, perdió un bebe, y aunque tal vez muchas le digan que es una mala mujer, fue lo mejor, estaría atada a un hombre como el, sería su muerte, porque eso sería, que clase de amor, tendría esa criatura con padres como ellos. Se limpió las lágrimas y eso había sido suficiente.

Miro a Fernando decidida a dar ese paso, y si eso la vuelve a prisión no le importaría.

—Fernando necesito que me hagas un favor, siento mucho abusar de ti, pero no cuento con nadie, no tengo dinero mucho menos sé que hare con mi vida.

—Por eso no te preocupes, lo que pueda darte tómalo quédate en este departamento, tengo otro en oceanvaley, así que no me molestaría para nada—ella asintió tomo sus manos con fuerza agradecida.

—Necesito un abogado.

—De acuerdo.

—No solo eso lo necesito para divorciarme Fernando—el parpadeo, no comprendía.

—¿Divorciarte? Como Soledad, no estas casadas—ella hizo una mueca de dolor—¿Lo estás? ¿Con quién?

—No te puedes imaginar con quien—dijo ella con pesar, mientras Fernando intentaba saber con quién.

No le conocía a nadie a Soledad, mucho menos novios de lo que él sepa, siempre fue tímida, y evitaba relacionarte con algún chico en la escuela, y era claro que Roxana intervenía en eso, sobre todo con el único novio que ella tuvo y que solo paso a la historia cuando Roxana se metió con él y su madre no la apoyo, eso le dio curiosidad a Fernando, empezó involucrarse más, y no sabe en qué momento cayo, creyéndole todo a Roxana, apartando de soledad.

Ahora que sabe cómo fue ella, se arrepiente de haberse metido con ella, fue su peor error.

—Una vez me ayudaste cuando te llamé aquella noche, sentí vergüenza, pero fuiste el único que supo mi secreto, no me juzgaste a pesar de que no sabía cómo verte a los ojos.

—Lo recuerdo, era como si ambos lo hubiéramos hecho—comento Fernando haciendo a un lado su cabello.

—Me dijiste que ella se lo merecía, pero yo mantuve la culpa, compartirla contigo, fue menos, pero el destino y el karma lo veo de esa manera Fernando, tal vez esa noche la estoy pagando con lo que me ha pasado durante un año.

—No me estás diciendo que... —se froto el rostro el hombre.

—El hombre que me case y me saco de la cárcel durante más de un año, quien me ha tenido oculta, haciéndome pagar por algo que no cometí, y supongo que ya te has dado cuenta de quién me refiero, me humillo, me tuvo encerrada, y...—sus labios temblaron.

—No me digas que el—soledad cerro los ojos con fuerza como Fernando golpeo la isla—Soledad ¿Te forzó?

—Perdí un hijo hace poco Fernando, lo perdí por su maldad, y aunque duele, fue lo mejor, Gustavo Monte alba me mantuvo encerrada y para salir de prisión me obligo que si no me casaba con el me pudriría en prisión el resto de mi vida.

—No puede ser.

—Fernando necesito que me ayudes a divorciarme de ese hombre, no quiero saber nada de él, mucho menos quera que me encuentre, no quiero que lastime nunca más—se quebró soledad, pero confesarlo y decírselo al único hombre quien pueda ayudarla, él era su ángel y aunque nunca fueron grandes amigos en el pasado, cuando paso lo de Roxana se unieron más.

—Lo haremos, claro que lo haremos, y mostraremos pruebas psicológicas, el pagara Soledad, lo juro.

—Gracias Fernando eres mi mejor amigo y siempre lo seras.

Falso MatrimonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora