JUAN PIERDE UNA APUESTA Y POR UNA SEMANA TIENE QUE DISFRAZARSE DE CHICA Y ACEPTAR QUE HOMBRES DESCONOCIDOS LA INVITEN A SALIR.
PERO EL DESTINO Y SUS AMIGOS SE ENCARGARAN DE QUE SIGA SIENDO UNA CHICA POR MAS TIEMPO DE LO QUE ESPERABA
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Había pasado algún tiempo desde que Joana se había convertido en mujer. Recordaba con tristeza el día en que todo comenzó, cuando ella era Juan, y aceptó un desafío un tanto inusual: vestirse y vivir como una mujer durante una semana.
La idea era simple: durante una semana tenían que llevarlo a cabo sin renunciar y sin revelar a nadie mas (aparte de las personas que sabían de sus estúpidas apuestas) el por qué lo estaban haciendo.
Todo esto porque Juan había perdido la apuesta del mes, lo cual no tenia dada de raro ya que cada mes para romper la rutina Juan y sus amigos apostaban a cualquier cosa y el perdedor tenia que cumplir con un castigo, disfrazándose de botarga, mendigo o musico callejero por una semana. Ninguno de ellos tenía idea de lo que desencadenaría ese simple trato en la vida de Juan.
La primera vez que Juan se puso una falda y un par de tacones, se sintió un poco ridículo. Comenzó a investigar sobre moda femenina, a practicar maquillaje, y a aprender a caminar como lo hacen las mujeres.
La semana pasó volando, y Joana volvió a ser Juan. Las cosas se complicaron al hacer negocios con el Señor Kazakov, y lo que comenzó como un desafío que se extendió unas cuantas semanas, pronto se convirtió en una nueva forma de vida, pasando mas tiempo viviendo como Joana que como Juan.
Cuando volvió a vestirse de Joana, fue como volver a una vida que Juan no quería, una vida que rechazaba porque le resultaba incómoda y humillante. Pero, a la que rápidamente se tuvo que adaptar por el bien de su empresa y su propia seguridad, y así Juan se convirtió en Joana una vez más.
Juan, temía no poder mantener esta farsa y que al comportarse como hombre por accidente alguien lo descubriera, así que tuvo que convertirse en Joana de tiempo completo, viviendo una vida que no era suya, que aunque lo hacia por razones de seguridad (por haber hacho tratos con un mafioso), lo estaba desgastando.
Pasar la mayor parte del tiempo viviendo como Joana se convirtió en una necesidad. Por lo que tuvo que aprender a pasar la mayor parte del tiempo viviendo como mujer. Se sometió a tratamientos de depilación láser, así como a tomar hormonas para lograr una apariencia femenina convincente, lo cual le facilito mas la vida ya que ya no tenia que pasar horas maquillándose cada mañana, o que alguien se diera cuenta de que ella en verdad era hombre.
Aun así, vivir como Joana no era su elección, y no podía negar que ansiaba volver a ser Juan.
Mientras miraba su reflejo, Joana notó un cambio profundo en la imagen que el espejo le devolvía. Antes, cuando se miraba, veía a Juan, el hombre que había sido durante tanto tiempo. Pero ahora, en su lugar, solo veía a Joana, la mujer en la que el destino la había convertido.
Las características masculinas que alguna vez definieron su rostro, habían cedido gradualmente ante la influencia de las hormonas y el tiempo. Su piel era más suave, sus rasgos más redondeados, y sus ojos brillaban con una luz cálida que antes era fría. Incluso su cabello había crecido y tomado una textura suave, elegante como la seda.
