JUAN PIERDE UNA APUESTA Y POR UNA SEMANA TIENE QUE DISFRAZARSE DE CHICA Y ACEPTAR QUE HOMBRES DESCONOCIDOS LA INVITEN A SALIR.
PERO EL DESTINO Y SUS AMIGOS SE ENCARGARAN DE QUE SIGA SIENDO UNA CHICA POR MAS TIEMPO DE LO QUE ESPERABA
Joana se paró frente al espejo, una vez más, como lo hacía todos los días después de bañarse; hoy lo hizo como buscando algo que había perdido, pero lo único que encontró fue a una hemos mujer desnuda. Lo único que le recordaba que era hombre, había sido reemplazado con otro tipo de "accesorio", que iba más de acuerdo con el resto de su cuerpo.
Pero esto no la iba a detener para volver a sentirse como hombre. Oscar, Raúl y Sofia se habían ido a una fiesta, nadie iba a estar en la casa, así que Joana tenia todo el lugar para ella sola. Siempre que este tipo de oportunidades se le presentaban, Joana aprovechaba para volver a ser Juan tranquilamente ya que esto le daba la seguridad de que Sofia no la molestaría entrando de repente haciendo preguntas incomodas.
Cada semana Joana aprovechaba este tipo de oportunidades volver a ser Juan...al menos por un rato. Al tener un espacio para ella sola, aprovechaba estos momentos para reconectar con su identidad anterior, y de alguna manera, sentirse completo en todos los aspectos de su ser.
La soledad del departamento en este tipo de ocasiones, se había convertido en su lugar seguro para volver a ser el mismo.
Comenzó con el cabello. Se recogió los largos mechones de cabello en una cola de caballo y cubrió su cabeza con una peluca de cabello corto y oscuro. Luego, se aplicó una barba falsa con cuidado, ajustándola para que se viera lo más realista posible.
Luego vino la ropa. Joana escogió un conjunto de pantalones holgados y una camiseta, una elección deliberada para resaltar su lado masculino. Cuando se miró al espejo, sonrió al volver a ver a Juan mirándola de vuelta. Aunque la verdad era que seguía viéndose como una mujer disfrazada de hombre; para ella era asombroso cómo unos pocos cambios en la apariencia podían hacer que se sintiera tan diferente.
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Comenzó a practicar hablar de manera más masculina, adoptando un tono más bajo y una postura diferente. Se dio cuenta de lo mucho que había olvidado sobre el comportamiento masculino durante este tiempo y de cuánto le costaba volverse a comportar como uno, ya que pasar tanto tiempo siendo Joana había cambiado mucho su forma de ser.
Se estudio en el espejo, ajustando cada detalle, intentando recordar la forma en que se comportaba antes. Esa sensación de la tela de ropa masculina rozando su piel de una manera diferente a la ropa femenina, la transportaba a un pasado no tan lejano.
Joana encontraba consuelo pasando horas explorando su casa, recordando lo que solía hacer como Juan: mirar deportes, trabajar en proyectos personales y jugar a qué iba a un bar a conquistar chicas. Era un ejercicio curioso, pero le permitía volver a conectarse con esa parte de su identidad que había estado descuidada.
Finalmente, cuando se sintió satisfecha con su "día como Juan", Joana se quitó la peluca y la barba falsa, volvió a ponerse su ropa de mujer y dejó que su cabello largo cayera libremente. Se sentía más completa, como si hubiera reconciliado aún más esas dos facetas de su ser.
