Capítulo 8: el gran golpe

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Capitulo 8: el gran golpe


Había pasado una semana desde que Claudio Rico aceptó, misteriosamente, la sugerencia de Roy Mustang de primero derrocar a Olivier Armstrong y luego intentar detener la invasión de Drachma. Nadie había comprendido cómo el príncipe había accedido de la noche a la mañana, salvo Edward y Roy, quienes sabían que el príncipe se había metido en un gran aprieto al intentar embaucar a Edward.

En esa larga semana, los soldados del príncipe se habían alistado para desfilar hacia el norte en busca de la mujer Armstrong. El plan que habían dictado era fácil y conciso, aunque bastante arriesgado: la idea era que el príncipe Claudio Rico viajara hacia Central para "ofrecerle" a la mujer Armstrong su ayuda para atrapar y desterrar a Roy Mustang a cambio de poder. Cuando ella confiara en el príncipe, Mustang con sus subordinados estarían disfrazados de soldados de Aerugo para arrestarla.

Todos habían accedido a que el plan era lo mejor para el momento y en privado, habían sacado sus dudas a traslucir: ¿qué pasaría si el príncipe realmente los traicionaba? Edward sabía lo que pasaría, matarían a Roy Mustang, pero él no lo permitía; antes usaría toda la alquimia del dios para protegerlo. Aun así, con las sospechas de traición, sabían que no tenían más alternativa que confiar en el príncipe y por eso habían cooperado en todo para hacer marchar el plan.

Obligados por la misión, habían tenido que vestirse con el uniforme de Aerugo para pasar desapercibidos por si se encontraban con una inspección militar. Edward por un momento se había negado rotundamente a usarlo, pero luego había tenido que acceder a regañadientes cuando Scar y el doctor Marcoh le insistieron que él era muy conocido como para ir de civil, ya que seguramente lo reconocerían al instante.

Cuando Edward se había recibido de alquimista estatal —ya hacía muchos años—, también habían querido obligarlo a que vistiera el uniforme militar azul; a él le había parecido una blasfemia usar la vestimenta que usaba medio país. Al final tuvo suerte de no usarlo, aunque nunca le confesaría a nadie el por qué el antiguo Führer, King Bradley, dio una excepción para que no lo usara: no existía un talle tan pequeño para él, ya que cuando Edward había iniciado de alquimista apenas era un niño y hasta el talle más pequeño le había quedado holgado, por no decir extremadamente grande.

Ahora mismo, luego de una ajetreada semana, estaban en el medio del viaje para encontrarse con Olivier Mira Armstrong en una gran caravana de camiones por el camino que los llevaría hacia Central. Habían salido hacía dos días y tardarían un día más en llegar a Central. El príncipe Claudio Rico había enviado una carta a Olivier Armstrong con su mensajero real, ofreciendo su ayuda y solicitando un encuentro en Central. Días atrás había llegado el mensajero con la noticia que Olivier Armstrong lo recibiría en Central y con esa motivación, emprendieron el viaje para destronar a aquella mujer usurpadora.

El interior trasero del camión donde viajaba el equipo Mustang (así le había llamado Winry) era frío y oscuro, con una escasa luz solar que provenía de la tela del techo del camión que doblaban para que les entrara el sol de la mañana y el de la tarde. Aunque no era un hotel cinco estrellas, tampoco podían quejarse ya que Claudio Rico los había provisto de cojines mullidos que se hundían al sentarse. Además, les había entregado mantas abrigadas ante el frío que comenzaba a sentirse más en el centro del país. Por si eso fuera poco, el príncipe les había dado bastantes botellas de vino veraniego para que bebieran a gusto. Ninguno había bebido, no estaban en condiciones de embriagarse cuando su emboscada podía salirle el tiro por la culata. Sin olvidar lo más importante: ninguno estaba de ánimos para beber mientras Amestris sufría una posible invasión de Drachma.

Se habían enterado por el príncipe Claudio Rico que Drachma se fortalecía constantemente y que el misterioso Caballero Blanco seguía creando armas para el enemigo. Seguía habiendo las típicas invasiones en La fortaleza de Brigg, pero cada vez más constantes y a su vez, más difíciles de contener. Solo era cuestión de tiempo para que los soldados de Brigg, que eran minorías contra los de Drachma, fueran completamente invadidos.

El regreso del alquimista de acero (RoyEd)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora