Capítulo 8

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Freen, después de llamar a Heng para que llevara a su chico gato y que Becky le presumiera su nuevo collar estaba arreglando la casa. Y aprovecho para llamar a su amiga, para que llevara a su chica gato, cómo le pidió Becky.

– ¡Estoy emocionada! – Decía la chica gato dando vueltas a su alrededor, luciendo un vestido rosado con un hermoso suéter blanco.

– Si, lo has dicho mil veces. – Rodó los ojos divertida mientras acomodaba la mesa.

Mientras ella hacía eso, la chica gato seguía admirando su hermoso vestido, le encanto y más cómo estaba arreglada, su ahora dueña, la había maquillado un poco con delineador y un poco de labial rojo, no muy exagerado, algo tenue y su cabello agarrado en medía coleta haciendo lucir más sus orejas negras.

Después de un rato en el que Becky solo estaba mirándose en el espejo de la habitación, los amigos de la pelinegra y la chica gato llegaron a casa.

Becky al escuchar el timbre, casi caía por salir corriendo a abrir la puerta, su dueña la abrió, pero no importaba ella quería presumir su collar.

– Hola Freen, hola Becky. – Saludo Heng, qué fue el primero en llegar a casa.

– Hola, pasen. – Les abrió camino para que pasarán a sentarse en el sofá.

– Nop, ¡Mira, Mira! – Se acercó a él demasiado emocionada. – Ya tengo collar, como tú. – Tomo las manos de su amigo dando saltos, él solo reía.

– Me alegro por ti. – La abrazo.

– Es hermoso Becky.
– Ahora hablo Heng admirando el collar rosado de la chica gato, ella solo sonreía.

Después de esperar varios minutos, la tailandesa se dignó a presentarse en casa de la pelinegra.

– Te he dicho que me llames cuando sea una emergencia. – Entro a la casa casi gritándole al celular. – Romperte una pierna no es una emergencia… No para mi. Adiós. – Colgó el celular y sonrió a todos fingiendo que nadie la escucho. – Hola a todos.

–¿Ahora con quien discutías? – Pregunto la pelinegra divertida.

– Nadie importante. Bien, por fin te dignaste a adoptar a Becky, te dije que no sería mala idea. – Se acercó a Becky y toco su nariz con simpatía. – Y ¿Qué comeremos?– Pregunto al ver a Freen.

– Oh, solo mi receta especial de pasta y albóndigas. – Sonrió orgullosa de lo dicho. Era lo mismo que siempre cocinaba en ocasiones especiales y no tan especiales.

– Lo mismo de siempre, ya veo. – Se burló Noey y se sentó a un lado de Heng.

– Mira Irin, es lindo.– Se acercó a su amiga que estaba a un lado de su dueña.

– Es hermoso Becky.– Sonrió.

– Ya está servido.– Hablo la pelinegra después de desaparecer por varios minutos para salir de la cocina y acomodar el comedor.

La cena se veía deliciosa y tenía un agradable olor, aunque esto era lo único que Freen sabía cocinar, aparte de su desayuno, era algo delicioso qué le gustaría a las personas probarán y se llevarán un poco del sazón Chankimha.

– ¿Y para los chicos gato? Eres muy discriminativa.– Hablo Becky sentada frente a frente de la pelinegra en el comedor.

– Nam me dijo que ustedes pueden comer esto, no se quejen y prueben la comida que hice con todo mi cariño.– Regaño en un tono no tan severo pero serio a la vez, quería que esto fuera especial y fuera algo que jamás se le olvidara a Becky.

– Esta delicioso.– Dijo amable Irin, sin dejar de devorar la comida.

– Te he dicho que no hables con la boca llena.– Regaño la tailandesa dándole un pequeño golpe a la chica gato.

– Y yo te he dicho que no me golpees, ya no cocinare para ti.– La apuntó con su dedo, sus cachetes estaban llenos de comida.

La escena era divertida, siguieron discutiendo por cualquier cosa que hacían, pero al final reían. Al parecer, esa era la relación que llevaban desde el primer día.

Al terminar la cena, estuvieron conversando de cualquier cosa y Heng le decía de los cuidados qué debía de tener con su chica gato y que no le pasara nada. A Freen le aburría demasiado su platica, por que para todo, mencionaba a su chico gato, no estaba mal, por que eran cosas que él ya vivió, lo que le molestaba, es que cambiaba de tema.

– Miralo, qué lindo es.– Miro a su chico gato que estaba jugando con las otras dos chicas.

– Si es lindo, sigue diciéndome los cuidados.– Hablo la pelinegra atrayendo su atención.

– Bien, no le des leche normal, dale de la que compraste… Es que, solo miralo, es hermoso.– Volvió a cambiar de tema con un brillo en sus ojos, Freen bufo y lo golpeó en el hombro.

– Se que es lindo, pero quieres dejar de cambiar de tema, por favor.– Pido tratando de no sonar molesta.

– Lo siento, eso era todo.– Sonrió.

– Esta bien ¿Porqué miras tanto a Nop? Siempre lo vez en casa deja de mirarlo aquí.– Se burló notando qué la mirada de si amigo volvía a Nop.

– No puedo dejar de mirar a alguien tan lindo.– Volvió su mirada a ella.– Dime ¿Tú no miras así a Becky?

La pregunta de su amigo hizo que un leve rubor apareciera en las mejillas de Freen.

– ¡Oh! Eso es un si.– Se burló por el rubor.– Estas roja.

– ¿Qué? Yo nunca me sonrojo.– Cubrió sus mejillas con sus manos y el ceño fruncido.

– Noey.– Llamo a la tailandesa que estaba sentada en otro sofá escribiendo en su teléfono.

– ¿Qué paso?– Pregunto al llegar con ellos.

– Freen esta roja ¿Verdad?– Pregunto sin despegar su mirada de la Freen, lo que hacía qué se sonrojara más.

– Es verdad.– Quito las manos de las mejillas de la pelinegra.

– Basta yo soy inrojable.– Después de decir esto, ambos rieron haciendo que Freen se molestara.

– Pues eso ya ha cambiado.– Dijo divertida la tailandesa.

Después de burlarse de Freen y su sonrojamiento, ambos se despidieron de ellas y se fueron.

– Ayúdame a limpiar.– Camino a la mesa y empezó a tomar los platos sucios para llevarlos al fregadero.– ¿No me escuchaste?– Salió de la cocina y se encontró a una Becky durmiendo tranquilamente en el sofá con un oso de felpa.– Parece que solo le gusta dormir.– Suspiro y negó con la cabeza.

Camino a su habitación y salvo una cobija muy cómoda para ponérsela a Becky y durmiera mejor.

– Te quiero….– Hablo la chica gato entre sueños y si estaba dormida.

– Creí que Noey era la única que hablaba en sueños.– Río bajo para no despertarla, se levanto del suelo para seguir limpiando la casa.

– Freen… Te quiero.– Suspiro la chica gato,seguía dormida y al parecer soñaba con su ahora dueña.

Freen al escuchar eso, la miro con el ceño fruncido confundida y sintiendo sus mejillas arder.

– Yo.… También te quiero.– Susurro y volvió a la cocina.

Era normal que Becky hablara en los sueños, pero siempre decía cualquier idiotez y esta no fue una de ellas, esta parecía ser algo sería en ella, no solo quería a su dueña, estaba enamorándose de ella, le pareció raro y le gustaba, pero tal vez la rechace o eso es lo que pensaba Becky.

Dulce Becky (Adaptación Freenbecky) AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora