capitulo tercero.

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EL INCIDENTE.

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Había pasado nuestra corta estancia en Invernalia huyendo de las clases de costura de Sansa. Estaba de visita, después de todo, y no estaba dispuesta a acercarme a menos de dos palmos a una aguja. En su lugar, había pasado esas horas paseando con Jon y su precioso lobito huargo, Fantasma. Jon cada vez se había ido abriendo más conmigo. Era un chico muy gracioso debajo de esa coraza de bastardo enfadado con el mundo. Estaba en una de las mesas del comedor vacío, desayunando tarde, como siempre, cuando recordé el momento en el que deseé no haber abierto la armadura de Jon, cuando deseé que no se hubiese abierto con otra, cuando deseé no saber ciertas cosas.

─ ¿Sabes? ─. Jon entrenaba con su espada mientras yo jugaba alrededor de él con Fantasma. ─. La noche que viniste a presentarte, estuve hablando con mi tío, antes que con el tuyo. Dejé de correr con Fantasma y me senté en el suelo, enfrente de Jon, que seguía entrenando, para poder escucharle mejor, a la vez que agradecía mentalmente que mi madre no estuviese por allí y no viese cómo manchaba uno de mis vestidos nuevos de nieve y tierra. ─. Mi tío Benjen es miembro de la Guardia de la Noche. Y pronto yo lo seré también. ─. Mi expresión se ensombreció en cuanto Jon pronunció esas palabras, pero en cuanto vi que bajaba el brazo con el que sostenía la espada, me vi obligada a fingir una sonrisa. Soy una Baratheon-Lannister, fingir es todo lo que siembre he hecho. ─ ¿No es genial? ─. Preguntó él.
─ Sí, genial. Si quieres morir joven y virgen.
─ ¡Elyn! ─. Dijo Jon sorprendido pero sonriendo. ─. Una señorita no dice esas cosas.─. Le di un puñetazo en la pierna, que era lo que quedaba a mi altura y él me ofreció su mano para ayudarme a levantarme. ─. Venga, vayamos dentro. A ver si podemos robar algo de las cocinas. ─. Esbozó una sonrisa cómplice y me tomó del brazo mientras corríamos dentro.

─ Hermanita, si sigues revolviendo el plato con el tenedor, tu comida va a salir rodando. ─. La voz de Joffrey me devolvió al presente. ─. A que no adivinas lo que no ha pasado.
─ No, Joffrey, tengo muchas virtudes, pero por el momento la clarividencia no está entre ellas.
─ Igual se te quitan las ganas de bromear cuando te enteres de que el pequeño Bran se ha caído de una torre y se teme por su vida. No saben si sobrevivirá, y si lo hace quizá nunca vuelva a caminar. ─. Joffrey sonrió con malicia. ─. Pequeño idiota.
─ No seas cruel. ─. Le dediqué una mirada dura y salí corriendo en busca de Sansa.

La encontré en su habitación, cosiendo con los ojos enrojecidos.
─ Sansa. ─. Ella alzó la cabeza al escuchar mi voz y yo corrí a abrazarla. ─. Lo siento mucho, ¿cómo está Bran?
─ No saben si sobrevivirá... Todavía no ha despertado... Elyn, yo... Esto ha pasado en el peor momento, estoy apunto de irme a Desembarco del Rey con mi padre y...
─ ¿Vendrás a Desembarco del Rey? ─. Pregunté perpleja.
─ Sí. ¿No te lo han dicho tus padres? Tu padre le ha pedido al mío que sea la Mano del Rey.
─ Sansa, ¡viviremos juntas! ─. Ella sonrió y yo la abracé. ─. Voy a buscar a Jon, ¿vale? Luego volveré contigo. Podemos dormir juntas si quieres.
─ Eso estaría bien. ─. Sonrió. ─. Gracias Elyn. ─. Yo le sonreí de vuelta y salí al pasillo en dirección al patio de armas. Mi intuición no me había fallado y Jon se encontraba allí, descargando toda su rabia con la espada. Me acerqué a él con cautela. No sabía si quería hablar o si acabaría descargando su ira conmigo y no con la espada si intentaba hablar.

─ Elyn. ─. Susurró él cuando se dio la vuelta y me vio allí. Dejó caer la espada y me miró con profunda tristeza. No lo había planeado, pero mis pies comenzaron a andar hacia delante hasta que me encontré dándole un abrazo. Él con la cabeza enterrada en mi cuello, sus manos alrededor de mi cintura y las mías en su pelo.
─ Lo siento, Jon. Lo siento muchísimo.

Se soltó poco a poco del abrazo y tiró de la manga de mi vestido para que le siguiese. El patio de armas estaba algo concurrido, así que dimos la vuelta y nos sentamos con la espalda apoyada en una de las paredes laterales del castillo.

─ Se suponía que íbamos a ver el muro juntos por primera vez. Ahora me voy a ir sin él y quién sabe si algún día volveré a verle... Bran... era tan bueno, tan alegre...
Es, Jon. Es un niño bueno y alegre, y lo seguirá siendo. Estoy segura de que va a salir de esta, Jon. Es fuerte, es un Stark.
Jon me miró y tomó mi mano. ─. Gracias, Elys. No por apoyarme ahora. Bueno, no solo por eso. Gracias por darme una oportunidad. Es la primera vez que siento que tengo un amigo. Partiré al muro dentro de poco. Voy a despedirme de Bran y el resto de mis hermanos. Tengo un regalo que darle a Arya. ─. Sonrió. ─. Le voy a dar una espada. ─. Yo sonreí también y esperé que Lady Stark no encontrase nunca ese regalo. ─. Algún día iré a verte a Desembarco del Rey.
─ Y yo iré a verte al muro.
─ No sé si te dejarían entrar, eres una mujer.
─ ¿Bromeas? Soy la princesa de los Siete Reinos.
─ Usas ese título cuando te interesa, princesita... ─. Nos reímos y nos miramos a los ojos, con una mezcla entre una sonrisa y una mirada apenada. Nos habíamos olvidado de que nos seguíamos sosteniendo la mano y cuando volví a ser consciente la retiré con rapidez, sintiendo el calor subir a mis mejillas.
— Hagamos una promesa, Jon. Prométeme que nos volveremos a ver algún día. Da igual cuántos años pasen, prométeme que nos volveremos a ver y me recordarás.
─ Nunca podría olvidar a mi primera amiga. Te lo prometo, Elyn.

the great war | jon snow. [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora