capítulo primero.

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NUEVAS AMISTADES.

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Nunca me había gustado madrugar. Sin embargo, madre se había empeñado a lo largo de mi corta vida en que debía hacerlo. Hay mucho que debes hacer cuando perteneces a la familia real, pero nunca nada que quieras hacer y desde luego, partir antes del alba no pertenecía a este último grupo.

— ¿Serán agradables? ¿Podré jugar con ellos? ¿Hará demasiado frío? ¿Es verdad que conviven con gigantes?
— Por los dioses antiguos y los nuevos, Tommen, ¡cierra la boca! —. Mi hermano llevaba parloteando desde que había puesto un pie fuera de la cama y yo era incapaz de soportarlo un segundo más.
— Elyn, cuida tus modales. Y no le grites a tu hermano.
Me crucé de brazos, refunfuñando en voz baja. No había hecho nada malo. Madre siempre me decía que debía comportarme, siempre hablando de modales y de ser una señorita... No la culpaba, sabía que a ella la habían criado así, pero yo no lo entendía. Madre siempre decía que aún era muy joven, que ya lo entendería, pero en mi próximo día del nombre me declararían mayor de edad  y yo aún seguía sin entender por qué era tan importante que aprendiese tantos modales.
— No entiendo por qué estás tan emocionado, Tommen. Solo son un puñado de estúpidos norteños. Me sorprende incluso que sepan leer. —. Escupió Joffrey.
Rodé los ojos. Joffrey era estúpido, siempre creyéndose mejor que todos los demás, el mejor dentro de su propia familia.
— Joff, no digas eso. —. La intervención de Myrcella me hizo sonreír. Ella siempre lo conseguía. De mis hermanos, ella era mi favorita, siempre tan dulce y risueña, tan dispuesta a ayudar a los demás, a escucharlos y acompañarlos en momentos de tristeza.
Mis hermanos comenzaron una discusión sobre los norteños y yo apoyé la cabeza contra la pequeña ventanita de nuestro transporte, cerrando los ojos.
Iba a ser un viaje muy largo.

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Cuando por fin llegamos a Invernalia, tenia las piernas entumecidas y el frío calándome los huesos. A pesar de ir más abrigada que en toda mi vida, jamás había experimentado un frío como el norteño. Los Stark nos recibieron, al igual que la atenta y curiosa mirada de los habitantes de Invernalia. Aproveché para echar un vistazo a los hijos de los Stark. Había allí dos únicas chicas: la mayor, con el pelo de fuego; y la pequeña, con el pelo castaño como el del resto de sus hermanos. Todos los demás eran chicos de edades muy variadas, desde el pequeño que no pasaría de los seis años hasta el mayor, que rondaría los diecisiete. Madre me había dicho que los Stark tenían dos hijas y tres hijos, pero allí, recibiéndonos, había otros dos chicos. ¿Serían bastardos? ¿Criados? ¿Quizá aprendices?

Cuando terminaron las formalidades, padre desapareció tras los muros de Invernalia siguiendo a Lord Stark. Fue entonces cuando todo el mundo empezó a romper el orden y a hablar unos con otros. En ese momento, la chica Stark con el pelo de fuego se acercó a mí.

— Mi princesa —. La chica hizo una reverencia y después sonrió. —. Mi nombre es Sansa. Es un verdadero placer y un honor conocerla.
— Oh, por los dioses. —. Dije, sacudiendo la cabeza y sonriendo. —. Te lo suplico, no me llames así. Dejemos las formalidades a un lado.
— Oh, yo... Si es lo que deseái... —. La miré arqueando una ceja.— ... lo que de seas... —. Rectificó.
— Por favor. —. Sonreí. —. Llámame solo Elyn. Yo te llamaré solo Sansa. Eres la primera chica noble más o menos de mi edad que conozco, así que eres la primera de la que madre me dejará ser amiga. No podemos ser amigas si nos vamos llamando "lady" o "princesa" al vernos. —. Sansa parecía extrañada, pero asintió. —. No me gustan demasiado las formalidades ni todos esos modales que hay que usar en la corte. Se nota, ¿verdad?
— Sí. —. Concordó Sansa y rió. —. Me ha sorprendido. Yo trato de tener unos modales perfectos. ¿Sabes? Tal vez suena tonto pero... mi sueño siempre ha sido ser reina y, no sé, quiero aprender todo lo que pueda por si algún día... —. Sansa enrojeció y dejó de hablar, cubriéndose el rostro con las manos. —. Olvida que he dicho eso, seguro que he sonado tan ridícula... es un sueño de niña pequeña.
— ¡No, Sansa! Lo entiendo. Es lo que inculcan a las muchachas nobles desde que son muy pequeñas. No hay nada de malo en que te guste aprender modales y toda esa etiqueta... aunque yo odie todo eso. Todos somos diferentes, ¿no? Eso es lo que hace interesante conocer nuevos amigos. —. Sansa sonrió y entrelazó su brazo con el mío, haciendo que las dos comenzásemos a andar hacia las puertas.
— Ven, te enseñaré el castillo. Y más tarde te presentaré a mis hermanos.

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¡Hola! Por fin vuelvo por aquí con un fanfic, ¡esta vez de Juego de Tronos! Quizá no muchos de mis seguidores sean fans de esta serie/saga literaria, pero espero llegar también a gente que no me siga y que esté en busca de fanfics :)
No tengo mucho que decir aún. Espero que si decidís darle una oportunidad a mi obra os guste mucho, y si es así, dejéis un voto o un comentario, que se agradece muchísimo.
¡Nos leemos! <3

the great war | jon snow. [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora