7. TIMOS y Bromas

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Cuando los TIMOS llegaron yo estaba medio estresada, estábamos en el TIMO de DADA así que estaba contestando muy bien ya que Remus y James me habían ayudado a estudiar un poco. Remus me sobornaba con galletas de naranja cada vez que contestaba una pregunta bien, James trataba de chantajearme con besos, si bueno digamls que Remus no estuvo muy contento por eso. No sé que mosca le pico a James desde que comenzó a hacer su coqueteó más común cada vez, parecía valerle madre que Remus estuviera ahí, que fuera su amigo y que yo lo hubiera rechazado muchas veces. Definitivamente James a veces era un idiota.

—¡Dejen las plumas, por favor! —chilló el profesor Flitwick—. ¡Tú también, Stebbins! ¡Por favor, quedense sentados en sus sitios mientras yo recojo las hojas! ¡Accio!

Más de un centenar de rollos de pergamino salieron volando por los aires, se lanzaron hacia los extendidos brazos del profesor Flitwick y lo hicieron caer hacia atrás. Varios estudiantes rieron. Un par de alumnos de las primeras mesas se levantaron, sujetaron al profesor por los codos y lo ayudaron a levantarse.

—Gracias, gracias —dijo jadeando—. ¡Muy bien, ya pueden irse todos!

Yo iba hablando con Mary, Dorcas, Marlene y Lily sobre las respuestas que habíamos puesto comparando respuestas y asegurándonos que pusimos la misma respuesta. Detrás de nosotros venía Snape, al cuál, junto a los otros Slytherins, les había dejado de hablar desde hace casi tres meses. Ni me habían gustado las nuevas compañías que tenían, y la verdad es que no me interesaba saber de ellos y a ellos parecía que tampoco, en Pociones Snape y Evan me hablaban solo para lo estrictamente necesario, nunca para algo más.

A lo lejos las voces de los merodeadores me quitaron la concentración sobre la plática de la decima pregunta de Lily. Así que me acerqué un poco hasta rozar mi mano con la de Remus hasta que él tomó mi mano cuando me miró un momento para volver su mirada a los chicos.

—¿Te ha gustado la pregunta número diez, Lunático? —preguntó Sirius cuando salieron al vestíbulo.

—Me ha encantado —respondió Lupin enérgicamente—. «Enumere cinco características que identifican a un hombre lobo.» Una pregunta estupenda.

—¿Crees que las habrás puesto todas? —preguntó James fingiendo preocupación.

—Creo que sí —repuso Lupin muy serio, mientras nos unimos a la multitud que se apiñaba alrededor de las puertas, impaciente por salir a los soleados jardines—. Pero me habría bastado con tres. Uno: está sentado en mi silla. Dos: lleva puesta mi ropa. Tres: se llama Remus Lupin...

—Olvidaste qué tiene cómo novia a una Ravenclaw castaña —le susurré en el oído haciéndolo reír y después deje un beso en su mejilla antes de volver con las chicas

Peter fue el único que no rió.

—Yo he puesto la forma del hocico, las pupilas y la cola con penacho —comentó con ansiedad—, pero no me acordaba de qué más...

—¡Mira que eres tonto, Colagusano! —exclamó James con impaciencia—. Te paseas con un hombre lobo una vez al mes y no...

—Baja la voz —suplicó Lupin.

Eso fue lo último que escuché antes de volver mi atención a las chicas quienes nos detuvimos en la orilla del lago y nos quitamos los zapatos y los calcetines y se estaban refrescando los pies en el agua.

De lejos ví a Rem que había sacado un libro y se había puesto a leer. Sirius miraba a los estudiantes que paseaban por los jardines, con un aire un tanto altivo y aburrido, pero con elegancia, un idiota últimamente. James seguía jugando con la snitch, y cada vez dejaba que se alejase un poco más; la pelota siempre estaba a punto de escapar, pero él la atrapaba en el último momento. Peter lo observaba con la boca abierta. Cada vez que James la atrapaba de una manera particularmente difícil, él soltaba un grito de asombro y aplaudía. A James le encantaba que le prestaran atención y Peter se la daba, además se la pasaba viendo hacía nosotras en el lago, me saludó y le devolví el saludo en poco tiempo. Me volví hacía las chicas y continúe jugando con ellas platicando y disfrutando del sol y la calma hacía calor así que había dejado mi túnica y junto a mis cosa un poco lejos del lago para que no se mojaran.

Tiempo y Realidades • Realidad Deseada MerodeadoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora