Capítulo 14: when we were young

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Contando los días marcados en el almanaque

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Contando los días marcados en el almanaque. El tiempo corre y falta solo una semana para la gran audición. Hao ya practicó varias veces sobre el escenario del teatro donde se llevará a cabo ese momento cumbre y tuvo más de dos ensayos con los directores de la orquesta. Pero así también, exigió su mano izquierda lo más que pudo. Muchas fueron las noches en las que no durmió por el dolor y las marcas de las vendas en su piel ya son parte de ella. Hoy es uno de los ensayos finales. Por eso se esfuerza, por eso mueve sus dedos a la perfección y da lo mejor de él. Su pasión por la música va más allá de cualquier cosa, aunque eso no sea siempre suficiente. Un movimiento incorrecto hace que sus dedos duelan y su violín termine en el suelo.
—Zhang Hao ¿Estás bien? —Ricky, quien está sentado a su lado, pregunta mientras se acerca a él.
—Si si, no fue nada. Voy a seguir —intenta levantar el instrumento del suelo pero no puede hacerlo.
Ricky lo hace por él y se pone de cuclillas a su lado.
—Toma —extiende el violín frente a él —Zhang Hao, has estado trabajando mucho durante estas semanas. Deberías descansar.
—Lo sé, pero falta muy poco. No puedo hacerlo.
—Zhang Hao —su maestro se acerca al ver la situación. —Si estás cansado, no puedes seguir. Hay que evitar cualquier tipo de lesión.

Hao suspira, si tan sólo supiera que esa lesión ya existe y cada día duele más y más.

—Lo siento.
—No te disculpes. Pero prefiero que detengamos los ensayos por hoy.
—No hace falta hacer eso —Acomoda el violín con mucha dificultad de nuevo.
—No podemos seguir en estas condiciones. Vete a casa, descansa y mañana será un nuevo día.

Hao está decepcionado, triste y enojado. Entra al vestuario y golpea el banco donde se sienta. Su tobillo duele como nunca, pero lo que más le duele es el orgullo. Está tan frustrado que ni siquiera puede llorar. Sólo puede maldecir y culparse a él mismo por todo. Por fallar, por lesionarse, por jamás haber conseguido un rol importante en la orquesta. Le es imposible no pensar en todas esas oportunidades que no pudo alcanzar, todas esas veces en las que lloró abrazado a su almohada porque su talento jamás era suficiente para ser el mejor. Camina por las calles de Seúl, mientras se cruza de brazos en una forma de abrazarse a sí mismo. No sabe si es por la furia que el dolor le provoca, pero su vista comienza a nublarse y su cabeza parece querer explotar de tanto pensar. ¿Qué haría si finalmente su lesión lo dejara fuera de esta carrera por alcanzar su sueño? ¿Podría soportar la frustración de darse cuenta que todos esos años de trabajo duro fueron nada más que una pérdida de tiempo? Intenta respirar profundo, intenta encontrar un consuelo y se da cuenta que no existe alguno.
Es como si pudiera sentir el final golpeando la puerta desde las entrañas. Es algo que presiente, que siente dentro, muy dentro de su pecho. Ojalá pudiera retroceder el tiempo, ojalá pudiera caminar hacia atrás sobre sus mismos pasos, sólo para no volver a ese mismo camino. Empezar todo de cero para volverlo a intentar, para arrancar de raíz la ansiedad de saber que sus planes fueron una utopía que jamás logró alcanzar. Sin embargo es imposible, y debe conformarse con la realidad de una pesadilla que se repite una y otra vez, como un loop infinito, como un espiral que gira y se retuerce sobre la nada. El frío duele hasta los huesos. Camina con dificultad. Sólo quiere llegar a su hogar pero ¿su casa es realmente un hogar? ¿Ese apartamento frío y desolado es realmente su hogar? Recuerda todas esas veces en las que escapó de su casa cuando era pequeño, todas esas veces en las huyó de aquel lugar que debía abrazarlo y protegerlo. Pensó que cuando por fin viviera solo, convertiría su casa en un hogar. Aún así nunca lo logró y hoy, que busca escapar, ya no tiene a donde ir. Ya no existe esa pequeña casa del árbol, ya no existe ese escondite en la casa de Jiwoong. Entonces piensa en él. Sus pasos temblorosos parecen dirigirse hacia la única persona que se asemeja a un hogar. A ese calor de la primavera que te entibia el cuerpo. A esa sensación de haber girado las manecillas del reloj, para volver a ser ese pequeño niño que corre hasta sus brazos cuando algo sale mal. Y es consciente de que está engañándose a él mismo cuando busca revivir el pasado, cuando intenta acomodar las piezas del rompecabezas de la manera en que recuerda que era, aunque sea la forma incorrecta y estas ya no encajen. Sin embargo todavía es Jiwoong el único que parece entender cómo funciona su vida, incluso es el único que sabe sobre esa maldita lesión. Así que llega al hospital y entra casi sin aire. Mira a su alrededor, buscando esa mirada que sabe todo de él incluso mediante silencios. Se encuentra con los ojos de Jiwoong entre la gente, y ambos se miran por unos segundos que podrían incluso recuperar todos aquellos años en los que estuvieron separados. No hace falta que Hao dijera algo, porque al momento en que Jiwoong da unos pasos para acercarse a él, su cuerpo parece entender que finalmente está en casa y ya no tiene que aparentar ser fuerte. Por eso cae al suelo casi con alivio. Como caen los cuerpos cansados después de todo un día de existencia. Jiwoong corre hacia él y levanta su cuerpo del piso, cargándolo entre sus brazos, le pide a sus asistentes que preparen una dosis de suero mientras él lleva a Hao hasta su consultorio y recuesta su cuerpo en una camilla. Hao abre los ojos como puede, y logra susurrar algo.

Timeless [ ZB1 woonghao ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora