Capítulo 7

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Avanzada en terreno hostil
Toma de central 11

Los tres se movían ágilmente a través de los campos, por los costados de la ruta.
Estaban dirigiéndose a los adentros de la nación con la misión de fijar una ruta segura. En otras palabras, aniquilar todo peligro habido y por haber.
El plan de Roy era simple, volver un campo de batalla el territorio enemigo, haciendo imposible que tengan lugar seguro fijo.
—Rokuro, hazme volar con elemento viento— pidió Ranmaru mientras sacaba de un sello de runas ubicado en su cinturón una especie de planeador portátil —Tengo una idea— añadió.

Ni corto ni perezoso, el pelirrojo cargó energía elemental de viento en sus manos, Ranmaru saltó por encima de Rokuro para caer justo en ángulo para ser lanzado al aire.
El pelirrojo liberó el pulso y Ranmaru salió volando con fuerza y muy alto, lo suficiente como para empezar a planear.

A lo lejos visualizó una base militar, similar a Central Siete u otras centrales. Estaba por empezar un descenso rápido pero no fue necesario, Rokuro con Yukie asustada a su espalda apareció a su lado —Al Noroeste, base enemiga— dijo rápidamente antes de que la dupla descendiera —No me tardo yo— afirmó…

Rokuro frenó su descenso con elemento viento y frenó para recuperar la energía gastada —¿Tomamos la base?— preguntó.
Rokuro asintió a la vez que sentía esa familiar ansiedad por derramar sangre a diestra y siniestra, comenzó a sonreír ligeramente y luego su sonrisa se volvió macabra y diabólica hasta cierto punto.
—Si vas a pegar un acelerón, me llevas— dijo subiéndose a su espalda nuevamente.
Ni corto ni perezoso, el pelirrojo potenció todo su cuerpo con energía en estado puro y en un arranque de velocidad llegaron en solo minutos a la base enemiga. Frenaron a unos cuantos metros de la entrada, lo suficiente como para pasar desapercibidos.
Rokuro cargó sus garras con energía elemental de sus dos elementos y Yukie sacó su daga —¿Listo?— preguntó ella.

Rokuro asintió y…

La inmensa honda de viento cortante destruyó la entrada y asesino a todo guardia de la base enemiga, los soldados de defensa salieron un tanto alarmados pero listos para luchar. Lo que los extraño fue ver a un niño pelirrojo con una capa de piel, con una sonrisa perturbadora y sus manos brillando con energía elemental de viento.
—¿Es un niño?— cuestionó uno de ellos, apuntó pero al instante dudo si disparar o no, era un niño al parecer.
Esos segundos de duda le costaron la vida no solo a el, si no también a todos allí.
Rokuro lo asesino primero a el, rápidamente le arrebató el rifle y dispara una ráfaga precisa a los tres soldados a su izquierda, saltó para esquivar la ráfaga de balas desde la derecha. Apuntó y disparó mostrando una precisión infalible.

No me subestimen— susurró malhumorado.

—Bien, la entrada está limpia— afirmó, Rokuro agarró los cargadores de los demás rifles, pertenecientes a los enemigos asesinados por el —¿vas a usar eso?— inquirió. Rokuro le respondió con señas —Entiendo, si deseas guardar energía en caso de que nos toque una lucha contra algún maestro elemental que sea duro de matar, no te juzgo— comentó ella.

Ambos avanzaron con calma hasta llegar a las instalaciones. Fue su turno de crear la apertura, por lo que creó un núcleo elemental y sonrió —Denkō, admira, ¡el poder del elemento hielo!— clamó ella y detonó el núcleo elemental de hielo, el resultado fue que parte de la entrada quedó entre congelada y destruida con cientos de picos de hielo empalando a algunos soldados que planeaban emboscarles.
—¿Lo viste?— ella se fascinó.

Rokuro asintió y le dió una pequeña sonrisa. Ambos se adentraron en las instalaciones y se dividieron, era más que obvio lo que debían hacer y aunque a Yukie le disgustara matar sin razón, en estos momentos era su vida o la ellos. Evidentemente que los mataría con una sonrisa en cara.
Tenientes, sargentos y soldados fue lo que ella encontró al principio, nadie le pudo hacer frente pues ella les congelaba los pies y les daba un tiro de gracia o los empalaba con picos de hielo.

Rokuro por su lado avanzó vaciando cargador tras cargador, los soldados que se le plantaban en frente no llegaban ni siquiera a disparar pues, más rápido era el para accionar el gatillo.
Esquivó un puñetazo cargado de rayos y clavó sus garras en el pecho de su atacante, un joven de quince años, aprendiz de maestro elemental.
Le arrancó el corazón de un movimiento brusco y de un bocado se lo comió…

Crimson Death: El Niño EscarlataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora