Capítulo 22

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Rokuro Denkō
El niño escarlata

Su guadaña se encendió en un intenso escarlata y luego cambio a color negro con destellos rojizos. Rápidamente avanzó con una enorme velocidad sin darle tiempo de reacción a nadie, lo cual resultó en más de cinco muertes en un solo movimiento del niño.
Bloqueó un puñetazo cargado de elemento fuego con el mango de su arma y escupió una llamarada azul a su atacante. Un relámpago le impacto por la espalda pero de alguna forma absorbió la energía y la redirigió a su guadaña, para luego girar y lanzar una honda de rayos negros a su alrededor, liberandosé de la presión enemiga e iniciando así una masacre a gran velocidad. Fue una carnicería brutal, nadie podía retener el incontrolable poder de Rokuro.
Acto de instinto fue hacer que un tentáculo de oscuridad surgiera de su sombra y empalara al General Supremo de la nación del Fuego quien intento matarlo con un ataque furtivo, no dudo ni dos segundos y rebanó la cabeza del líder militar enemigo con su guadaña. Lentamente su pelo comenzó a volver al rojo habitual y sintió el desgaste de usar su nuevo poder con toda su fuerza. Quedando inmóvil y paralizado…

Al descubierto para recibir el ataque de la última defensa de la nación enemiga… El Rey y también el actual Dios del Fuego.
—Jaque mate, mocoso— habló tranquilo mientras cargaba su puñetazo con energía divina de fuego.

—¡No le pondrás un dedo encima a Denkō!— la temperatura bajó de manera abrupta hasta un frío que jamás se había sentido en aquel lugar —¡CAMPO DE ESCARCHA: CERO ABSOLUTO!— fueron breves segundos pero suficientes como para que la energía divina de elemento hielo y la energía divina de elemento fuego se cancelaran mutuamente. El rey buscó en todas direcciones a su atacante misterioso para el pero no se dió cuenta que Rokuro con la poca fuerza que le quedaba estaba preparando algo.

Sus garras se volvieron negras y en un movimiento rápido, traicionero y furtivo, le arrancó el corazón al Rey enemigo —Si lo cómo ahora, te podré seguir dando pelea— victorioso afirmó a la vez que un muro de hielo les separaba, dejando que Yukie relevará a Rokuro.

—Niña estúpida, no sé si sabes lo que acabas de permitir— recriminó el rey mientras su corazón y pecho se comenzaban a regenerar rápidamente.

Yukie suspiró —Sé muy bien lo que hice, pero es la única forma que tengo para mantenerlo a mi lado… vivo— dijo mientras adoptaba una posición de combate con su alabarda en ambas manos —Solo espero que solo se vuelva un usuario de energía divina, no un Dios de algo…— dijo ella mientras el Cero absoluto se disipaba y solo dejaba la técnica base, el campo de escarcha —Por mientras, Hielo y fuego… ¿Quién va a ganar?— una sonrisa cruzo su rostro a la par que sus ojos se llenaban de emoción, una emoción tan pura que el Rey no pudo evitar recordar al Rey negro de la nación del oro…

Rokuro estaba a cubierto, mirando con duda el corazón del Rey de la nación del Fuego, el aura divina que desprendía lo dejó en duda de si debía consumirlo o no. Había elevado al máximo sus capacidades, sus rasgos demoníacos se habían combinado por momentos de manera absolutamente perfecta con sus rasgos Kidding… había logrado ser un híbrido perfecto. Y hete aquí el verdadero dilema… ¿Es buena idea asimilar la energía divina?…

—¡Denkō!— llegó a sus oídos el grito de súplica que esperaba jamás oír…

El escarlata tiñó el cielo a la vez que la energía divina inundaba el ambiente. Yukie estaba francamente atemorizada, era energía divina de una deidad la cual ella aborrecía. Energía divina del Dios de la muerte… tal vez y era un eco, tal vez y solo era la sed de sangre de Rokuro pero… la sensación de estar frente al mismísimo Zankuro Denkō era exactamente la misma.

No temas— sintió la voz de Rokuro a sus espaldas y sintió como esa energía tan asquerosa se agolpaba de forma protectora a su alrededor. Volteó y miró con asombro como Rokuro había despertado los ojos de Dios. Esclerotica negra e iris brillante, color rojo debido al tipo de deidad —No estoy fuera de control… por el momento— era hermoso a sus ojos, esa sonrisa amable y bondadosa la relajó. Tanto que no se percató de la poderosa llamarada que estaba haciendo ceder su gélida defensa a sus espaldas.

El muro cedió pero no importó pues la constante liberación de energía divina los protegió a ambos del torrente de fuego que ceso tras unos segundos —… Denkō…— pronunció suavemente y sonrió —Haz lo tuyo… niño escarlata— dijo con una extraña burla al Tirano escarlata. Una que solo ella entendió.

Crimson Death: El Niño EscarlataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora