Capitulo dos

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La mañana había sido agitada y calurosa. Habían comenzado a las cuatro treinta de la madrugada con el desayuno y para las cinco treinta estaban trabajando reparando las cercas rotas. Solo tres de ellos. Mark, Ben y Jax estaban ahí. Los otros se habían quedado con Chan marcando ganado. Estaban algo atrasados por lo que debían dividirse para acelerar el trabajo.

Mark se sentía molestó e irritable por lo que descubrió en la noche. Mirar a los chicos y admirar su belleza no era importante, pero ver qué extrañaba a su jefe, eso casi hace que Mark tenga una crisis. No quería, no podía sentir algo por él. Era un hombre hetero obviamente y su JEFE.

- Dios, estoy perdido.

Murmuró Mark para sí mismo pero lo suficiente alto para que Ben lo escuché.

- ¿Todo está bien?

Preguntó Ben.

- Ah. Si, si. Claro - contestó Mark
- perfectamente bien.

- No lo pareces amigó - indicó Ben - has estado haciendo ese bufido toda la mañana.

- Yo no... - Mark se detuvo un instante al darse cuenta de que Ben tenía razón - lo siento.

- Está bien. Puedes hablar conmigo si lo necesitás.

- Gracias Ben, pero no es necesario.

Mark se alejó del resto y se dirigió hacia su caballo. Monto y comenzó a cabalgar de regreso. El mediodía había llegado y su estómago rugía. El trabajo era agotador por lo que el hambre era normal.

La señora Petra tenía la mesa servida para cuando los chicos llegaron. Mark fue el primero. Se lavó las manos y la cara luego se sentó en el lugar de siempre.

- ¿Irás con nosotros está noche?
- preguntó Jax a Mark.

-¿¡Qué!?

- Es viernes - señaló Jax - nos vamos a las seis. Lo sabes. Vamos a la ciudad. Al bar. Toca una buena banda de country, habrá mujeres, cervezas, ya sabes.

- Si, claro ¿Por qué no? - respondió Mark - parece interesante - mintió.

- Bien hombre - Jax palmeo el hombro de Mark - Nunca antes habías venido con nosotros. Será genial, ya lo verás. Vas a divertirte.

Mark lo dudaba. Nunca podía fingir que una mujer le atraía y no quería hacerlo ahora, pero necesitaba salir, alejarse de Chan. No había muchos bares a dónde ir, mucho menos alguno al que él pudiera ir para conectar con algún hombre.

- ¿Saldrás con los chicos? - Chan tomó su lugar en la mesa y se sirvió el almuerzo. Consistía en chuletas, papas al horno y ensalada fresca. Chan lamió sus dedos que se ensuciaron al tomar la carne con sus manos.

Mark tragó saliva al ver ese movimiento. Su nuez de Adán subió y bajó, sus ojos fijos en los labios de su jefe.

- Mark ¿Estás bien? - pregunto chan - te ves acalorado. Tus mejillas están rojas ¿Tienes fiebre?

Chan se estiró para colocar la palma de su mano en la frente de Mark pero este se hizo hacia atrás como si fuera a quemarse por el toque, lo que provocó que la silla se fuera hacia atrás y Mark cayó de espalda en el suelo dándose un fuerte golpe.

Todos miraron hacia él sorprendidos y al ver que estaba bien comenzaron a reír a carcajadas, menos Chan que lo veía preocupado y con el ceño fruncido.

- Estoy bien - Mark se puso de pie de inmediato tratando de que no se note lo avergonzado que se encontraba.

- ¿Estás seguro, chico? - insistió Chance.

El semental blanco Donde viven las historias. Descúbrelo ahora