Capitulo tres

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La jornada de trabajo había terminado. Todos estaban haciendo algo. Algunos se duchaban alistandose para salir. Otros ya estaban listos esperando por los demás. Mark solo hacía todo de manera automática. Luego de la plática con Chan él estuvo así el resto de la tarde.

- Bien, vámonos - Ben golpeó con la palma de su mano la parte trasera de la camioneta de color gris desgastado.

Mark camino a paso lento casi arrastrando los pies. Estába por subir cuando oyó la bocina del coche de chance.

- Mark, sube - Chan abrió la puerta del lado del acompañante para que subiera.

Mark, lo pensó un instante, miró a los chicos que los veían con curiosidad y luego solo subió al coche.

- ¿vas a la ciudad, también? - preguntó Mark.

- Sip - respondio Chan - quería algo de compañía. ¿Te molesta?

- No. Para nada - aseguró Mark - de hecho quería hablar contigo.

Chan se puso en marcha. Manejo despacio detrás de la camioneta.

- ¿ Ah, si? - dijo Chan -¿de qué?

- Bueno. Yo. Yo. Ahm.

- Tranquilo Mark - Chan puso su mano sobre la pierna de Mark y le dió un leve apretón - puedes hablar con total confianza.

- También me gustas, Chance - soltó de pronto Mark.

- Me alegra oír eso. En serio - aseguró Chan - ¿Qué te parece si vamos a un lugar más tranquilo? Para hablar, a solas.

- Ahm. Si. ¿Por qué no? - respondió Mark sintiéndose nervioso de pronto.

- ¿Te parece una cena, en él coche?
- propuso chance.

-¿Cómo?

Chan miró hacia el asiento trasero del auto.
Mark hizo lo mismo y vio ahí, una canasta de picnic y sobre ella un mantel.

- Si. Me encantaría - Mark sonrió ampliamente sintiéndose cálido. Esto era una de las cosas que siempre deseó hacer con la persona que le gustará.
¿Era cliché? Si pero lo amaba. Él vivía por lo cursi.

- Aún no oscurece - señaló Chan
- Conozco un bello lugar en el parque del pueblo donde podemos sentarnos y comer tranquilos. Nadie nos molestará ¿Te parece?

Mark asintió con entusiasmo.

Quince minutos después, Chan estacionó el coche y ambos bajaron. Chan tomó la canasta, el mantel y dirigió a Mark hacia el lugar del que le hablo.

- No conocía esté lugar - expresó Mark
- Es hermoso.

- Lo es - Chan, colocó el mantel en el suelo sobre el césped. Dejó la canasta en el medio, tomó la mano de Mark e hizo que se sentará junto a él.

- ¿y que trajistes para comer? - preguntó Mark tomando la canasta - muero de hambre.

- La señora Petra preparó la canasta con lo que le pedí - Chan sacó el contenido y lo fue colocando sobre el mantel de cuadros.

- Mm. Se ve delicioso - dijo Mark sintiéndose un completo Idiota por actuar así. Tan nervioso y como si está no fuera la mejor cena de su vida - espera ¿ la señora Petra?
¿Acaso ella...

- Si. Ella sabe de mí. Siempre lo supo
- dijo con sinceridad Chan - ella no sabe con quién venía, si eso te preocupa.

- No. No es por mí - aseguró Mark - A mí no me molesta que ella sepa.

- ¿Estás seguro? - indago Chan - lo ocultas de los demás.

- Si. Bueno. Por mi experiencia, no es bueno ser sincero con todos. Además no es de incumbencia de nadie, quien me gusta o con quien me acuesto. Ellos no andan diciendo a los demás que son heteros ¿Verdad?

El semental blanco Donde viven las historias. Descúbrelo ahora