Capitulo uno

92 4 7
                                    

Mark Rogers se secó el sudor de la frente con el dorso de la mano. Se colocó el sombrero de nuevo y le dió una mirada rápida a su compañero Ben que estaba agachado frente a él sosteniendo el último palo que colocarían hoy para la cerca.
Estaba sudoroso y sin la camiseta podía ver sus músculos flexionarse hermosamente.

Desvió la mirada rápidamente al darse cuenta de lo que estaba haciendo. Ben era alto, musculoso y rubio con la sonrisa más blanca que había visto jamás además de la de Chan, su jefe. Era el sueño húmedo de muchos chicos gay. Claro que aquí no podía decirlo. Llevaba ocho meses trabajando en el rancho y ocultando que le gustaban los hombres. No sabía que podía hacer un montón de tipos heterosexual llenos de testosterona en cada uno de sus músculos si supieran que él era gay, y sobre todo que secretamente, debes en cuando tenía sueños muy calientes con algunos de ellos, pero sobre todo con su muy sexy y hermoso jefe Chance Moore.

- Eso es todo por hoy, muchachos
- informó Chan. El dueño del rancho "El semental blanco" - retomamos desde aquí, mañana temprano.

- De acuerdo jefe - los chicos se sacudieron y se dirigieron hacia la camioneta con la que habían llegado. Cuatro iban en la camioneta de doblé cabina y los cuatro restantes en la caja.

Mark se subió en la parte de la caja, quería tomar aire ya que hacía un calor de los mil demonios. El sol no les había dado tregua esa semana, y las temperaturas iban a ser así hasta el final de la temporada.

El camino hacia la casa fue silencioso. Todos estaban cansados y hambrientos. Deseaban ducharse, cenar e ir a la cama. Mañana sería otro día largo bajo el sol.

Una vez duchado, Mark se dirigió a tomar su cena. Camino desde la cabaña donde dormían hacia la casa de Chan dónde comían. La cabaña estaba a solo unos cinco metros de la casa. El comedor estaba acondicionado para recibir varios comensales. La señora Petra era una maravillosa cocinera. Siempre hacía los mejores postres que él disfrutaba con entusiasmo.

Al entrar sintió el frío del aire acondicionado sobre su caliente piel y se sintió increíble de inmediato. Soltó un leve suspiró relajándose. Se acercó a su asiento que estaba justo al lado de donde se sentaba Chan a la cabeza de la mesa.
Pensó que era extraño que él aún no estuviera en la mesa ya que siempre era uno de los primeros al no tener que esperar su turno para bañarse.

Las duchas de los hombres que trabajan en el rancho eran para que cupieran de a tres personas, ellos eran seis. Chan tenía su propio baño en su casa por lo que no debía esperar y por eso siempre era el primero en estar en la mesa.

La señora Petra trajo la comida y la acomodó en la mesa. Pan de maíz, pastel de carne, puré de papas y vegetales salteados. Varias jarras de limonada fresca y té helado.

- Bueno - dijo la señora Petra - coman niños. Hoy el jefe no estará con ustedes.

Todos comenzaron a servirse la comida sin darle mucha importancia a la falta de su jefe.

Mark por otro lado sintió que le faltaba algo y esa era la oportunidad de hablar con Chan. En la cena, Mark aprovechaba para estar cerca del fornido hombre. Podía oler su colonia sobre el jabón de baño. Él pensaba que sin la colonia ya olía exquisito. Veía el cabello negro azabache sin el sombrero cubriéndolo y deseaba poder pasar sus manos por el, enterrar sus dedos y tirar hasta hacerlo gemir. Veía directo a sus ojos cuando Chan le explicaba algo sobre un trabajo que debería hacer por la mañana.

-> Dios ¿Qué mierda? <

Mark sacudió la cabeza tratando de quitar esos pensamientos.

- >Acaso ¿Lo extraño? No, no. No puedo. <

Se sacudió la sensación de malestar e intentó comer pero sin éxito, por lo que se puso de pie y salió del comedor.

Caminó por el lugar hasta donde aún había algunos caballos en el corral. Se apoyó en la cerca blanca y uno de los sementales se acercó y vio como si pudiera ver a través de él. Mark pasó la mano por el hocico y lo acarició unos segundos hasta que el animal se alejó. No supo cuánto tiempo estuvo ahí solo con sus pensamientos.

-¿Qué haces aún aquí?

La voz de Chan hizo que se girara sorprendido de no haber escuchado que se acercaba.

- Es tarde ¿Por qué sigues despierto?

- Señor Chan - saludo - No lo oí llegar.
Y no tengo sueño.

- Parece que tienes algo en mente - dijo Chan
- estás pensando fuerte.

Mark asintió y se volvió hacia los caballos. No quería verlo ahora. Estaba confundido y preocupado.

- ¿Quieres hablar de eso? - ofreció Chan acercándose. Quedó justo frente a él con su imponente metro noventa - soy bueno escuchando.

- Está bien, señor chan - Mark se giró y con un ademán de mano lo desestimó - estoy bien. Iré a dormir.

Chan solo se quedó viendo cómo Mark se alejaba de él.

- ¡BUENAS NOCHES! - Chan levantó la voz para que Mark lo escuchara.

- IGUALMENTE.

- IGUALMENTE

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El semental blanco Donde viven las historias. Descúbrelo ahora