Pelusa- estas son las fresas más dulces a mi esposa le encantarán *con una canasta en el brazo empezó a recolectar las mejores fresas*
Achuchones odservar con atención todo lo que su padre estaba haciendo, pero no entendía que estaba haciendo adentro del bosque mágico si el mismo le comento que era malo y peligro estar adentro de ese lugar.
Pelusa seguía recolectando las mejores fresas hasta que de pronto escucho un ruido que no le gustó, presto atencion y muy cerca de el estaba un unicornio con su potro, sabía muy bien que si la mostraba ese sería su único día con vida, así que decidió retirarse lentamente de ese lugar para evitarla, ya tenía suficientes fresas para su esposa así que podía irse tranquilo.
Dio un suspiro de alivio cuando empezó a alejarse, cuando tuvo enfrente al potro.
Pelusa estaba muerto de miedo pero trataba de guardar la cordura, al parecer solo quería las fresas y eso hizo se las dio dejo la canasta en el piso y se alejaba lentamente.
Retrocedía sin hacer ruido para no alertar a la mamá del potro.
Al final el potro solo comió unas cuantas fresas y se fue.
Achuchones vio la canasta hay y fue a recogerla, quería ayudarlo, no se le hacía justo que ese unicornio le quitará a su papá lo que tanto le costó juntar las fresas.
Achuchones piso unas ramas que alertaron a la mamá buscando a su potrillo.
Pelusa volteo atrás y vio a su hijo, le hizo señas que dejara eso y que viniera a su lado, el niño no quería dejar la canasta así que fue a recolectarla y se fue corriendo a los brazos de su padre.
Pelusa- en la casa hablaremos seriamente de esto Achuchones pero ahora hay que salir de aquí.
Achuchones solo asintió con la cabeza.
Pelusa llevaba a su hijo en brazos sin hacer ruido, cuando por fin vieron la libertad, la salida de ese bosque.
Ya era de día, el sol estaba resplandeciendo arriba de ellos dos, se sentía tan bien saber que pronto regresarían a casa.
Cuando de pronto escucharon un relincho de un unicornio, ambos quedaron fríos, otro bebé unicornio los estaba siguiendo
Pelusa- dale la canasta hijo, le daré otra cosa a tu mamá
Achuchones -no papá tu viniste y las recolectaste con mucho esfuerzo para que ellos solo vengan a comerse las como así.
Pelusa- no importa hijo solo aviente las y ya.
Achuchones no quería pero al final lo hizo, salieron de ese bosque y dejo a su hijo en el piso y suspiro. El niño solo vio la como las fresas ya no estaban, suspiro tristemente.
Pelusa- vámonos, hay que llegar a casa y hacerle el desayuno a tu mamá *solo se descuido un momento y cuando volvió a ver a su hijo vio que ya no estaba, pelusa regreso adentro del bosque, no sabe en qué momento su hijo desapareció, lo buscaba desesperado, pero trataba de no hacer ruido ya que sabía que los unicornio estaban cerca*
Achuchones regreso al mismo lugar en el que encontró a su papá, tenía el canasto en las manos y empezó a recoger las fresas.
Una voz, la voz de su mamá le había llamado que quería fresas, su mamá le hablaba, tal vez ella estaba en el bosque y quería que alguien le ayudará a recolectarlas.
Pelusa por fin pudo ver a su hijo, pero cuando lo pudo ver, lo vio rodeado de unicornios , el fue a su rescate.
Achuchones vio al unicornio a los ojos estaba asustado, el unicornio fue corriendo hacia el, con el cuerno apuntando a el a toda velocidad.
Su padre se metió en medio de los dos recibiendo el ataque.
Achuchones - NO PAPA!!!!! *Las lágrimas del pequeño salían y rodaban por las mejillas, veía como ese unicornio clavaba una y otra vez su cuerno dentro del estómago de su papá y luego empezar a pisotear lo, esas escenas jamás se borraron de mente.
Las entrañas de su papá estaba afuera, los intestinos estaba perforados, todo su abdomen sangraba , su cráneo destruido, sus ojos explotaron como globos de agua.
Los días pasaban la mamá de Achuchones estaba tan asustada su esposo y su hijo estaban desaparecidos hasta que llamaron a su puerta, Rosalinda no perdió el tiempo y fue a abrirla.
Rosalinda- si que ocupa, encontraron a mi hijo y esposo díganme que si
???-si, pero ocupa acompañarme si hijo está en el hospital local.
Rosalinda-- por qué, vamos para haya
Tan rápido se puso un abrigo y fue al hospital local a reencontrarse con su pequeño, cuando lo vio con esa expresión de pánico, estaba alterado, lo presintió y solo abrazo a su pequeño y empezó a llorar por tener de vuelta pero en el fondo le dolía, sabía que si esposo ya no estaba con ellos ahora.
Achuchones -lo siento, todo fue mi culpa mamá *no paraba de llorar, a pesar de que ya le dolía la cabeza por la deshidratación de tanto llorar*
Rosalinda-no corazón. No es tu culpa *acaricio las mejillas de tu osito*
Los años pasaban desde ese accidente Rosalinda se estaba encargando de que su hijo pudiera salir adelante olvidando esa horrible experiencia, lo llevo con diferentes psicólogos, sabía que para un niño pequeño ver cómo mataban a su papá era la cosa más horrible del mundo.
Algo que Achuchones amaba con todo el alma era la gimnasia, desde pequeño lo llevaba a todas sus clases, Achuchones no quería faltar en ninguna.
Era muy bueno, siempre entrada en las competencias y salía con los primeros lugares, en la escuela también siempre tenia las mejores calificaciones, era una condición que su mamá le puso para seguir entrenando, su bajaba las calificaciones en la escuela y su desempeño bajaba tenía que dejar la gimnasia hasta que se repusiera.
Ese día en la escuela camina Achuchones de lo más tranquilo, en unos días tendría esa gran competencia, tenía que estar en forma y al corriente con sus tareas, su escuela lo dejaba faltar siempre y cuando se tratara de ir a las competencias.
Achuchones no prestaba atención cuando chocó con otro osito
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No Es Tu Culpa
FanfictionQue es lo que haces tu aquí, por lo que se ve tu no eres un osito que le guste este tipo de vida que lo golpeen "Por qué lo dices,si estoy aquí es por qué quiero ser soldado y ser un héroe como todos aquí aspiramos"