En uno de los muelles de Kingston descansaba un imponente bergantín británico de madera oscura. Su timón lucía un brillante dorado con detalles de cuero negro. Los cañones a bordo eran de tamaño reducido. Dos altos mástiles se alzaban en el centro del galeón, y sus velas, actualmente enrolladas, eran de un oscuro tono.
Numerosos miembros de la tripulación se encontraban ocupados en diversas tareas a bordo. Algunos amarraban cuerdas en la cubierta, mientras que otros transportaban barriles. Estaban claramente en plenos preparativos para zarpar.
Kidd, acompañado de un pequeño grupo de marineros, observaba detenidamente el navío desde el muelle. En principio, lo que más llamaba la atención y generaba cierta incertidumbre era la ausencia de cañones en el bergantín. Sin embargo, no mostraba señales de haber participado en batallas navales; de hecho, parecía estar en condiciones impecables. Su apariencia era pulcra y bien cuidada. En lo alto de uno de los mástiles ondeaba una bandera blanca con una gran calavera mexicana en negro.
Kidd, junto a los demás, decidieron ingresar en el navío. Un marinero anciano que pertenecía a la tripulación los observó y se dirigió a ellos.
_ Caballeros, me temo que han ingresado al navío equivocado.
El joven y su reducido grupo lo miraron y bloquearon su camino. En un primer momento, ninguno se atrevió a responder hasta que Kidd, reuniendo valor, finalmente formuló la pregunta.
_ ¿Es este el navío del Capitán Jullias Victam?
_ Depende de cuales sean sus intenciones, hijo _ contestó el anciano.
_ No lo sabemos realmente. Para serle sincero, nos trajo la curiosidad.
_ La curiosidad es suficiente para adentrarse en nuestra tripulación, caballeros _ resonó en cubierta.
Los marineros buscaron con la mirada al dueño de la voz, la cual obviamente estaba dirigida hacia ellos. Todas las miradas se posaron en el timón del navío, donde se encontraba un hombre de estatura mediana con una mirada intensa, ojos de un tono marrón verdoso y una barba de un tono castaño similar al de sus cejas.
Llevaba un pañuelo marrón anudado en la cabeza, y tanto su camisa como su pantalón eran de un profundo tono negro. Complementaba su atuendo con un robusto saco de cuero, varias fajas rojo carmesí ajustadas a su cintura, unas botas y un llamativo aro dorado en la oreja izquierda, adornado con un pequeño colgante de ancla de plata.
_ Bienvenidos, yo soy el Capitán Jullias Victam. Partimos hacia el Atlántico.
Kidd y los marineros permanecieron inmóviles, observando al hombre con detenimiento, mientras el anciano los miraba fijamente.
_ ¡Pues andando! ¡No se queden ahí! _ dijo el anciano.
Los tripulantes se pusieron a trabajar de inmediato para alejarse del muelle de Kingston. El Capitán Victam apoyó sus manos en el timón y soltó un profundo suspiro. Giró el timón con todas sus fuerzas, y el navío comenzó a desplegar una a una sus velas oscuras, avanzando hacia el horizonte en dirección a su próximo destino.
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Fileia
Fantasy"Kidd se embarca en el navio del misterioso capitán Jullias Victam. A medida que navegan, el destino de su travesía les depararán un encuentro con fascinantes criaturas marinas que desperatara cuestionamientos profundos sobre el rumbo y significado...