Fileia

11?

La noche era cálida y el aroma tropical llenaba el aire. El constante murmullo de los autos y los bulliciosos puestos comerciales callejeros atraían a los turistas con ofertas de excursiones, lentes, collares, sombreros y pinturas. Los postes de luz estaban cubiertos de cables que se extendían hasta el suelo de las calles, y las personas caminaban con naturalidad entre ellos.
Un grupo de amigos regresó al albergue después de hacer algunas compras en el mercado para preparar la cena. Subieron una larga escalera hasta llegar a la cocina de su habitación compartida y comenzaron a preparar la comida. Decidieron cenar juntos en la terraza, desde donde podían disfrutar de la vista de las palmeras y el hermoso mar.
Mientras terminaban de cocinar, discutieron quién se encargaría de poner la mesa. Uno de ellos tomó dos platos y algunos cubiertos de la cocina y se dirigió a la terraza. Saludó a los huéspedes que estaban allí y preparó la mesa. Pronto, sus amigos llegaron con una botella de vino tinto y el resto de los platos de comida.
La terraza del albergue era amplia y estaba hecha de madera. Estaba decorada con pequeñas luces cálidas, tenía cómodos sillones, una pequeña piscina y una barra de tragos iluminada. Otros huéspedes se encontraban en los sillones, jugando juegos de mesa o nadando en la piscina. El grupo de amigos cenaba en una larga mesa frente a la barra.
El joven, después de terminar su cena, se relajó y disfrutó del hermoso paisaje de la terraza. Las palmeras destacaban en la vista, y los colores cálidos de la calle se mezclaban con el aire tibio de la noche. Mientras observaba a un grupo de personas riendo y divirtiéndose con juegos de mesa, sus ojos se posaron en una joven de ojos oscuros que lo miraba desde un sillón. Ella estaba sentada con las piernas cruzadas, sosteniendo una cerveza y conversando con una amiga.
El joven mantuvo su mirada en esos ojos oscuros durante unos instantes. Eran profundos como la noche, y parecían brillar como perlas negras. La mirada era intensa y poderosa, y provocó una oleada de calor desde su pecho hasta su rostro. ¿Qué secretos ocultaban esos ojos? Su corazón latía con ansias, y su mente se llenaba de preguntas.
Intentó prestar atención a su amigo, quien seguía hablándole entre risas, pero no pudo evitar fruncir el ceño. La intensidad de la mirada en esos ojos lo distraía. Trató de mantener la conversación, pero su impaciencia lo llevó a volver a mirar a la joven de ojos negros.
Para su sorpresa, ella ya lo estaba mirando nuevamente, tal vez desde hacía varios segundos, y parecía que solo tenía ojos para él.