El Capitán Victam abrió los ojos. Estaba tendido en el suelo y, poco a poco, comenzó a recordar los eventos que habían ocurrido minutos atrás. Con cuidado, se puso de pie y observó el caos que había en su camarote. Su mesa se había roto, el sillón de alto respaldo, al igual que él, había salido despedido hacia su guardarropa, donde sus atuendos yacían esparcidos en el suelo. Sus souvenirs estaban destrozados, sus fragmentos esparcidos por toda la habitación. Sin embargo, a pesar del desorden, no parecía muy preocupado. Se quedó quieto, observando todo a su alrededor. Su cabeza aún daba vueltas, por lo que dio unos pequeños pasos con cuidado y lentitud.
Mientras avanzaba, movía los hombros y giraba el cuello para recomponer las partes de su cuerpo que aún le dolían por el golpe. Sin embargo, el ruido de un cristal roto bajo uno de sus pies captó su atención. Observó el suelo y vio su mapa, cubierto de telas, fragmentos de souvenirs rotos y suciedad. Se agachó y comenzó a pasar sus manos por el mapa hasta que sintió algo extraño. Allí estaba. El mapa estaba en perfectas condiciones a pesar de su suciedad, pero ahora presentaba una pequeña quemadura en un punto preciso. El Capitán Victam pasó su mano sobre la quemadura causada por el rayo que había impactado en su bergantín británico. Las coordenadas indicaban la Isla de Capri, en Italia.
El Capitán corrió tan rápido como pudo hacia la cubierta, sosteniendo el mapa enrollado en su mano. Cuando llegó, vio que todos los miembros de la tripulación ya estaban de pie y trabajando para restaurar el barco. Se acercó a Kidd, quien estaba ocupado reparando uno de los morteros.
_¿Se encuentra estable? _ preguntó refiriéndose a su amado navío.
_ Está bien, Capitán, solo sufrió algunos leves daños. _ contestó el muchacho.
Por primera vez en su vida, el Capitán Victam observó al Missing Millon en un estado devastador. Ahora, ya no había diferencia entre su barco y los navíos comunes. La madera estaba dañada, las velas cortadas y los mástiles levemente quebrados. Sin embargo, el barco aún se mantenía en pie, con su bandera ondeando. A pesar de todo, seguía listo para zarpar hacia las próximas aventuras que le esperaban. Y el Capitán sostenía en sus manos, después de todo este tiempo, el rumbo hacia su próxima odisea. Corrió de nuevo hacia el timón dorado y miró a su tripulación.
_¡Caballeros! ¡Quiero agradecerles desde lo más profundo de mi corazón que hayan confiado en mi peligrosa decisión! ¡¿Se encuentran todos bien?!
Los marineros levantaron su puño en alto y juntos gritaron "Ayee!"
_Capitán... _ dijo Barry, quien se acercaba lentamente hacia el Capitán Victam con el sombrero del anciano en sus manos.
_ El anciano...lo escuché hablar con su difunta esposa en el medio de la tormenta _ a Barry le costaba pronunciar las palabras _. Él...me miró y...me dio su sombrero. Y luego...simplemente saltó por la borda del navío, capitán.
El líder del Missing Millon observó el sombrero y puso su mano sobre el hombro de Barry.
_ ¿Fue su decisión? _ preguntó en voz baja mirándolo a los ojos.
_ Sí, Capitán.
El Capitán Victam observó los ojos de Barry y confió en su palabra.
_ Entonces decidió pasar a su siguiente vida. Un hombre maravilloso. ¡Encontró su camino! _ gritó hacia su tripulación alzando el rollo de su mapa en alto _. ¡Y ahora nosotros encontramos el nuestro! ¡Leven anclas y desplieguen velas, caballeros, nos dirigimos hacia la Isla de Capri!.
Kidd quedó con la mirada perdida mientras los marineros se ponían en marcha. El anciano había tomado la decisión de poner fin a su vida en medio de la tormenta, y así, sin más, no volvería a verlo jamás. ¿Qué habría visto aquel hombre para llevarlo a tomar ese camino tan drástico? ¿Había hablado con su esposa? ¿Cómo era eso posible? A su lado, Barry se quitó el sombrero y se lo puso en la cabeza, mientras él se colocaba el sombrero del anciano en la suya.
_ Protégeme, maldito viejo bastardo, el peligro se acerca hacía nosotros _ susurró para sí mismo.
Kidd, entre todas las cosas que tenía en la cabeza, escuchó sus palabras y no pudo evitar preguntar.
_ ¿Lo dices por la Isla de Capri? ¿Qué hay ahí?
Barry lanzó una carcajada y tomó el hombro de Kidd.
_ Maravillosas criaturas muchacho, peligrosas hasta la muerte...a veces. A veces, no. Pero no sabes cómo serán hasta que las conoces.
_ ¿Hipogrifos? _ preguntó nuevamente.
Barry rodeó todo su brazo sobre la espalda del joven, le dio dos palmadas y se acercó.
_ Sirenas, muchacho...sirenas.

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Fileia
Fantasy"Kidd se embarca en el navio del misterioso capitán Jullias Victam. A medida que navegan, el destino de su travesía les depararán un encuentro con fascinantes criaturas marinas que desperatara cuestionamientos profundos sobre el rumbo y significado...