Fileia

3

El galeón del Capitán Victam, conocido como el "Missing Millon", navegaba a gran velocidad por el Océano Atlántico. Los recién llegados observaban a los marineros más experimentados y se sorprendían por la tranquilidad que reinaba en la cubierta. Este ambiente no se asemejaba en nada a lo que esperaban de corsarios o piratas, ni tampoco a la agitación de un barco mercante de madera o azúcar. A pesar de que todos compartían una constante alerta ante la posibilidad de un ataque o abordaje, para sorpresa de los nuevos tripulantes, cada uno de los barcos que el "Missing Millon" cruzaba en medio del océano pasaba sin incidentes, continuando su rumbo sin plantear ninguna amenaza.

Kidd observaba al anciano, quien claramente había pasado mucho tiempo navegando en el bergantín. Lleno de ansiedad, tomó sus cuerdas y se sentó junto a él. A pesar de su presencia, el anciano no dejó de trabajar en la cubierta y no le prestó mucha atención.

_ Entonces... _ rompió el incómodo silencio que se había generado. _ ¿Cuál dijo el Capitán Victam que era nuestro próximo destino?

El anciano, sin mirar al joven, sonrió mientras seguía con su labor.

_ Pues, no lo dijo... _ contestó.

_ ¿A qué te refieres? _ preguntó Kidd confundido.

_ El Capitán Victam está perdido, chico. Hace varios meses que no sabe hacia dónde ir.

Desde que subió a bordo del Missing Millon, Kidd se encontraba plagado de preguntas sin respuestas. El navío no parecía estar en busca de oro, estaba impecable y sin un solo rasguño, no transportaba mercancías y no tenía la apariencia de un barco cazador de recompensas. Si bien tenía similitudes con un barco pirata, no encajaba en esa categoría. El anciano, observando toda la incertidumbre en la mirada perdida de Kidd, negó con la cabeza y suspiró.

_ El Capitán Victam, está en busca del tesoro más valioso y difícil de hallar. _ dijo el anciano.

Kidd lo miró con atención, sintiendo una leve desesperación mientras escuchaba las palabras del anciano. Sin embargo, este último continuó trabajando en su tarea con la cuerda y siguió adelante.

_ Él está en búsqueda, de la evolución del alma.

El anciano volvió a mirar al joven con naturalidad, anticipando alguna reacción o pregunta en respuesta a sus palabras. Sin embargo, para su sorpresa, Kidd permaneció en silencio, con los ojos fijos en él, ansioso por escuchar la siguiente explicación. Al notar el alto nivel de atención de Kidd, el anciano lo observó durante unos breves segundos y luego continuó su trabajo con la cuerda, asintiendo con la cabeza como un gesto de aprobación hacia el muchacho.

_ La evolución del alma... _ siguió _ es lo que todos nosotros estamos buscando aquí.

Mientras el anciano continuaba hablando, Kidd observó a los demás tripulantes del Missing Millon que estaban en la cubierta..

_ Este navío es para aquellas almas, que en esta vida deciden evolucionar.

_ Esta vida... _ lo interrumpió el joven _ ¿Quieres decir que hay más de una?

Uno de los marineros que pasaba junto a Kidd logró escuchar las últimas palabras del joven y soltó una risa estruendosa. El anciano sonrió mientras continuaba ocupado con su tarea en la cuerda.

_ El Capitán Victam fue criado por una familia indígena de Sudamérica, que cuidó de él luego de un terrible accidente de barco. _ siguió el anciano _ En las tierras de la tribu, permanecía un enorme templo Maya en medio de los bosques sudamericanos. "El Templo del Alma". Una construcción sagrada al que los indígenas de la tribu le rezaron y dieron alabanza por años. El templo, escondía un acertijo. Un acertijo sumamente complejo creado por sus sabios ancestros, para cuidar el secreto del alma. El Capitán Victam resolvió el acertijo con tan solo nueve años de edad.

Kidd escuchaba al anciano con absoluta atención. La historia del líder de esta tripulación había sido un misterio desde el principio, y ahora este veterano marinero estaba proporcionándole todas las respuestas a sus preguntas.

_ Pues el acertijo una vez resuelto, dirigía a un enorme salón con un pequeño pedestal donde en su tope, se encontraba una pequeña cajita musical. Y entonces el Capitán Victam entendió: La vida es como una nota dentro de una melodía.

_El alma...es la melodía _ comprendió Kidd.

_ Cada uno de nosotros es un alma libre _ le contestó el anciano asentando con la cabeza sin sacarle los ojos de encima a su soga.

_ ¡Por eso somos piratas! _ dijo el marinero que había lanzado la carcajada anteriormente. Ahora volvía con un barril en su hombro y se dirigía a estribor.

_ Es una manera de verlo Barry, sí... _ dijo el anciano.

_ ¿Pero qué sucedió después? _ preguntó el muchacho ansioso.

_ El ego y el poder. Cada vez que la pequeña cajita musical sonaba, emitía una gran luz con símbolos propios de la cultura de la tribu. Los símbolos marcaban una coordenada. Así que el Capitán Victam decidió dejar su vida en Sudamérica y entregarse al océano. Siguió las coordenadas y llegó a una isla de Europa, donde encontró una hermosa corona dorada, la cual tenía tallada una frase en su interior. La frase decía: "Olvídate de mí". Entonces el Capitán Victam comprendió que en realidad, nada se trataba de oro y riquezas. Entendió que debía terminar con la sed de poder. Debía encontrar paz. Pero para llegar a Europa, tomó malas decisiones.

_¿Qué decisiones tomó? _ preguntó Kidd.

_ No lo sabemos, nunca habló de ellas.

_ ¿Qué sucedió después? _ insistió el muchacho nuevamente.

_ La corona no poseía diamantes ni riquezas. Lo único valioso era el oro en la que estaba bañada. Pero en su frente, había una muy pequeña roca dorada. El Capitán Victam la quitó y logró comprender que no se trataba de una roca en realidad, sino de una semilla. Una semilla dorada. La puso en tierra, le dio agua y luz del sol. Y una bella planta dorada creció.

Kidd frunció el ceño. ¿Una planta dorada? ¿Cómo era eso posible? A pesar de que esta revelación le hizo dudar, decidió no interrumpir al anciano. Su curiosidad era demasiado intensa como para interrumpirlo nuevamente.

_ Entonces el Capitán Victam comprendió _ dijo el anciano _. Para seguir avanzando en el camino de su alma, debía evolucionar por sí mismo. ¡Y lo hizo!... al menos por un tiempo.

_ ¿Por un tiempo? ¿Qué sucedió?

El anciano se puso de pie y comenzó a atar la soga al borde de la cubierta.

_ Bueno...comenzó a trabajar mucho. Construyó este enorme navío, y fue en busca de su propósito. Todos nosotros de alguna manera llegamos a él, logramos entender su objetivo y creemos en él. Así que aquí estamos...perdidos.

_¿Cómo? _ volvió a preguntar Kidd.

El anciano dejó su labor, abrió sus brazos contemplando el enorme navío.

_ Pues ¿qué más puede hacer un hombre por sí mismo? ¡Su hogar es este barco, es fiel a sus ideas y todos los días transmite sus valores a los demás! ¡Vivimos sin lastimar a nadie y disfrutamos de cada aventura y paisaje que el mundo tiene para nosotros, muchacho!

Todos los marineros escucharon al anciano y corearon al unísono: "¡Ayee!". Kidd no pudo evitar sonreír. El Missing Millon era simplemente algo que nunca antes había experimentado. Era un navío con un propósito completamente diferente a los demás, un propósito que era igual pero a la vez único para todos. Se sintió bien, se sintió cómodo y lleno de esperanza. Aunque pudiera considerar que las palabras del anciano fueran una fantasía, no podía negar que el ambiente de ese navío lo hacía sentir como en casa.

Kidd sonrió, pero su sonrisa se desvaneció rápidamente, porque, lo quisiera o no, aún estaban perdidos. "Estar perdido no es una buena señal para nadie", pensó. El joven dirigió su mirada hacia el horizonte y notó que el capitán rara vez se paseaba por la cubierta. Desde que habían embarcado, solo lo había visto una vez, ya que permanecía constantemente encerrado en su camarote. Simplemente lo observaba desde la cubierta y veía cómo por las noches una luz cálida titilaba en las ventanas de su camarote desde el interior. Se preguntaba qué estaría haciendo el Capitán Victam en ese momento.