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creditos: @strawberrysainz
Tus ojos siguen la caja de chicles que pasan en el coche. Te sientas en el asiento trasero izquierdo; el coche oscurecido está lleno de cuatro empleados de Mercedes que son extraños.
La chica que está a tu lado te ofrece una barra de chicle, que aceptas agradecida. Es sábado por la mañana y tus codos chocan contra los de ella mientras intentas ajustarte los auriculares.
El álbum de Fleetwood Mac flota en tus oídos, trayendo recuerdos de cuando eras una niña pequeña bailando en la habitación de alguien con el CD. Entonces debiste haber estado entre tu mamá y tu papá. Te tensas un poco al recordarlo, y el rápido alemán que llena el vagón de los otros cuatro te tranquiliza.
Al entrar al paddock, una canción veraniega flota a través de tus AirPods y hoy la melodía suena diferente, así que sonríes.
Los fotógrafos obviamente aprovechan tu sonrisa para tomar fotos (normalmente estás de mal humor) y estás parada frente al garaje de Red Bull hablando con unas chicas que trabajan allí con las que te juntaste hace un tiempo cuando él sale. Pasando rozando, sus dedos rozaron accidentalmente tu antebrazo.
Te sientes llena de fuego cuando apartas la mirada del grupo para mirarlo y sus ojos se encuentran con los tuyos, mirándote hacia atrás. El momento se ve interrumpido por la llamada de tu madre por teléfono y te disculpas para volver a la autocaravana de Mercedes.
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Ustedes dos se reencuentran en Austria.
Esta vez le devuelves el asentimiento cuando él pasa, asiente y Christian Horner le grita algo a Susie que la hace reír falsamente.
Gana la carrera de velocidad y después lo puedes ver sosteniendo el trofeo en celebración en el paddock. Él está sonriendo ampliamente, con los ojos llenos de risa, y tú no. Eres una mancha de cabello oscuro y ojos oscuros y una mirada desdeñosa al otro lado del camino y él te mira fijamente y tú te das la vuelta, sintiéndote quemada.
Ese domingo por la noche (él gana la carrera) se encuentran por una fracción de segundo en el club; estás hablando con un chico y él te habla mientras lo miras fijamente a través de la pista de baile.
Entonces Max se da vuelta y encuentra tu rostro entre la masa, indiferente antes de darse la vuelta.
Asientes hacia el aire vacío.
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En Silverstone eres mucho más feliz debajo del podio y Lando te vierte champán directamente en la cabeza desde arriba mientras chillas.
Max mira.
Después estás abrazando a Lewis cuando esos ojos helados están puestos en ti nuevamente, y un sentimiento te recorre cuando te giras para estrecharle la mano amistosamente. Un rayo de energía te atraviesa cuando su mano toma la tuya, y no estás seguro de lo que dice por encima del ruido, pero sonríes y dices "bien hecho", como te crió tu padre.
