1.- CAMINOS CRUZADOS

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El sol apenas salía por el horizonte cuando Park Jimin, un omega de 25 años, volvía de trotar a su casa. Era la hora más fría, de la mañana más fría del año. Eso no impidió al omega que hiciera su rutina de ejercicios como todos los días de su vida. Mantenerse en forma era de suma importancia para su trabajo como profesor de baile.

El omega entró a su departamento dejando las llaves, el teléfono y los auriculares sobre la mesa recibidora, se quitó el calzado y se fue despojando de sus prendas mientras avanzaba hasta llegar al baño, donde las colocó en el canasto de la ropa para lavar.

Abrió la ducha y la dejó correr hasta que estuviera en la temperatura justa, "unos grados por debajo del punto de ebullición", según su mejor amigo. Riendo al recordar las palabras del que era su hermano adoptivo y actual vecino, se metió en la ducha, disfrutando cómo el agua acariciaba su cuerpo cansado y helado. Se tomó su tiempo para bañarse y, una vez satisfecho, salió de la ducha colgando una toalla de sus firmes caderas.

Entró a su habitación y comenzó a vestirse rápidamente. Podía sentir el aroma a café que había comenzado a aumentar en intensidad, benditos sean los padres adoptivos de Jimin que le habían regalado esa cafetera programable. No era ningún secreto que el café, la menta y el chocolate eran sus aromas favoritos desde que podía recordarlo. Su nana siempre le decía que era por que el alfa destinado de Jimin tendría ese aroma.

Jimin salió de la habitación en busca de su amado café, lo colocó en su vaso térmico y tras abrigarse, salió de su casa. En el pasillo, mientras esperaba el ascensor, escuchaba cómo al otro lado de la puerta de su vecino parecía que había una batalla campal.

-Tres, dos, uno - murmuró Jimin.

Pum, la puerta fue abierta de un golpe revelando un hermoso omega de pelo negro, vestía un pantalón ancho de jean con una amplia camisa a cuadros, borceguís y una enorme campera negra. Llevaba en su mano una carpeta de color negra de la cual por los bordes se asomaban incontables hojas de papel.

Jungkook había sido el mejor amigo y vecino de Jimin hasta que ambos tuvieron 10 años. En esa época la tutora legal de Jimin, su Nana falleció, entonces los padres de Jungkook lo adoptaron y criaron como su cachorrito.

Para Jimin, Jungkook era a la vez su mejor amigo, su hermano y junto a sus padres las únicas personas que consideraba familia. No había nadie más en la vida del omega.

-¡¡Buen día Mimi!!- saludó alegremente el omega mientras acomodaba las hojas.

-Buen día Kookie. ¿Otra vez te quedaste despierto hasta tarde?

-Sí sabes que diseño mejor a esa hora, ¿No? - dijo Jungkook con una hermosa sonrisa de conejito.

Ambos subieron al ascensor, mientras continuaban con su charla.

- ¿Cómo van los preparativos para el viaje?

- Agotadores, pero todo listo. ¡Mañana es el gran día! Bueno técnicamente es el sábado el gran día...- continuó hablando Jungkook.

Éste tenía un importante viaje a la semana de la moda en Tokio donde presentaría una colección para la marca de ropa donde trabajaba. Si todo salía bien, quedaría como el líder del equipo de diseño de ropa urbana. Era un gran paso profesional para él, pero por sobre todas las cosas, un gran hito personal.

Al salir del ascensor, Jungkook insistió, como cada mañana, en llevar a Jimin hasta la academia de baile que éste tenía.

-Yay algún día no me lo preguntarás y ese día voy a necesitar el aventón... ¡Te veo a la noche para cenar! - se despidió el rubio.

Riendo, Jungkook entró a su auto y salió camino a su trabajo.

Jimin caminó en sentido opuesto al que había salido su amigo, las dos cuadras que separaban su casa del trabajo. Abrió el local donde daba clases y comenzó su día laboral.

Destinados - YOONMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora