Capítulo 1: Estoy solo...

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Issei sin nombre, antes conocido como Issei hyoudou, está solo. Si alguien mirara fuera de su casa, le habría visto caminando sin rumbo en la noche sin saber que se dirigía hacia las afueras de la ciudad de Kuoh. Se puede ver a Issei vestido con su uniforme escolar y llevando su mochila.

Las palabras que le dijeron sus padres le dolieron más de lo debido. ¿Será porque le abandonaron o porque en el fondo sabe que es verdad? Mientras Issei sigue pensando en las palabras, no se da cuenta de que se aleja de Kuoh y atraviesa el bosque. Simplemente siguió caminando. ¿Era realmente un fracaso para ellos? se preguntó. Issei dejó de caminar para estornudar. Fue entonces cuando se dio cuenta de dónde estaba. Estaba en el bosque de las afueras de Kuoh. Se dio la vuelta y vio una casa tradicional japonesa abandonada frente a él, con una choza a su izquierda.

¡¡¡TRUENO!!!

Se oyen truenos a lo lejos, Issei sabía que se avecinaba una tormenta, así que empezó a dirigirse hacia la casa. La puerta principal de la casa tenía un tronco cubriéndola. Issei miro a su alrededor y se dio cuenta de que la choza estaba abierta. Se dirigio hacia ella para ver si podia refugiarse alli. Entró en la cabaña y se dio cuenta de que la habitación se había derrumbado. Suspiró antes de salir de la cabaña, no sin antes ver una vieja y oxidada hacha japonesa. La miró antes de fijarse en el tronco que había delante de la casa. Pasó los ojos entre el hacha y el tronco antes de suspirar. La coge y comienza a caminar hacia la casa.

Se oyen truenos acercándose. Una vez issei llego al tronco comenzo a golpearlo. Cuando terminó de recoger el tronco, se quedó sin aliento. Estaba sin aliento, su mano izquierda sangraba y tenia pequeñas astillas del tronco o del hacha. Abrió la puerta principal y se dirigió al interior mientras empezaba a llover a cántaros. Estaba oscuro, abrió su mochila y empezó a buscar su teléfono. Una vez lo encontró lo encendió y encendió la linterna iluminando la zona. La casa estaba yerma, no había muebles en la zona, una de las paredes tenía graffitis. Las otras tenían agujeros del tamaño de un puño. Algunas ventanas estaban abiertas, otras tapiadas. Issei suspiró antes de sentarse en el suelo. Tenía hambre, estaba cansado, estaba abandonado. Estaba solo.

Una sola lágrima salió de sus ojos antes de sucumbir al cansancio.

Estoy solo...

El dragón guardiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora