03; where I am?

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Mateo

—— Dale wacho, rápido, rápido. — le pedí a Lucas el cuál inmediatamente cargo de upa a la menor de la familia.

Luego de unos 5 minutos, huí del lugar yendo a la camioneta donde se encontraban los demás.

—— ¿Sigue dormida? — pregunté apenas el auto comenzó a andar.

—— Si, le pegó fuerte, se debe despertar mañana. — levanté mí pulgar y asi continuamos el viaje hasta llegar a un departamento bastante alejado de la ciudad.

Nicole seguía desmayada, mejor para nosotros.

Le ordené nuevamente a Lucas que la alzará y la llevará hacía una pieza en específico.

Este asintió y se la llevó tal saco de papas.

¿Mi objetivo? Quitarle lo más preciado a su viejo, su hija.

Le va a doler y eso es lo que quiero para que deje de hincharle las bolas a mi viejo, aunque admito que mi a padre también le gusta bastante el bardo.

Algo cansado, me dirigí a mi pieza, en dónde se encontraba una rubia semidesnuda en mi cama.

Me atrajo hacia ella de la remera para luego sacarmela por completo.

(...)

Nicole

Desperté al sentir los rayos del sol entrar fuertemente por una ventana.

Abrí mis ojos y al examinar la zona, entre en pánico.

No estaba en mí hogar y estaba totalmente atada a un colchón.

Manos, brazos, piernas y torso. Me removí un poco en mi lugar pero no pude salir.

La puerta se abrió de una patada dejándome ver al chico de rulos frente a mí.

Comencé a protestar moviendo mis manos para que me suelte, pero fue en vano.

—— Me parece que alguien ya se despertó.. Buenos días, Nicole. — se acercó a mí poniéndose de cuclillas a mi lado.

—— Soltame, Mateo.

—— Que cambiada que estás desde la última vez que te vi. — pasó su fría mano por mi mejilla provocando que un escalofrío recorra mi cuerpo. — Te hiciste el septum, nuevo color de pelo y te sacaste el flequillo. — dijo analizando toda mi cara. — El rubio te quedaba horrible. — lo miré indignada y el soltó una pequeña carcajada. — Pero me encantan las rubias. Al igual que las pelinegras. — pasó un cabello por detrás de mí oreja y mí cara seguía totalmente inexpresiva.

—— No me calentas ni un poco, Mateo. — comenté algo incómoda y furiosa.  — Sacame esto pibe, me duele todo el cuerpo. — pedí refiriendome a que me desatara.

Abrí mis ojos como dos platos al recordar algo.

Mi celular.

—— ¿¡Dónde está mi celular!? — pedí algo exaltada provocando que el pegará un saltito.

—— Lo tengo yo. — respondió sonriente. —— Está guardado, le sacamos la sim y no te lo voy a revisar porque me chupa un huevo lo que tengas ahí. — suspiré frustrada.

—— ¿Me puedo ir de acá? Posta no se qué querés de mí, te doy lo que me pidas pero dejame ir. — el negó aún clavando su mirada fija en mí.

Escuchamos dos golpes en la puerta para que luego esta se abriera dejando pasar a muchos hombres.

Supongo que trabajan con Palacios.

Mí nervios comenzaron a aumentar al poner los pies en la tierra, estoy en una pieza con unos pibes que no conozco y que no se que quieren de mí.

Me imaginé lo peor, violada, vendida, muerta o que me iban a vender los órganos.

Bue, re exagerada.

Hablaron algo con Mateo que no logré comprender por andar hundida en mis pensamientos.

Los chicos se retiraron y Palacios sacó una navaja para comenzar a cortar las cuerdas que me rodeaban.

—— Ya está, me tengo que ir, que no me entere que hacés algo. — amenazó con su dedo índice y yo solo asentí.

Te toca ser inteligente, Nicole.

𝙈𝘼𝙇𝘼 𝙑𝙄𝘿𝘼; truenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora