14; escape.

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Nicole

Alta vida la que tengo, todos me quieren matar.

Pensé pero sin caer en la gravedad del asunto debido al alto nivel de alcohol en mi cuerpo, acompañando las flores que anteriormente fumé. Todavía no se como llegué hasta acá, solo sé que logré convencer a Mateo de salir, debe pensar que soy ingenua y no me dan los huevos de irme a la mierda, aunque se todo lo que tiene planeado.

Si sos rápido, yo lo soy tres veces más.

Se que los domingos Valentín y un par de amigos más suelen salir al boliche en el cual estoy, la misión ahora es encontrarlos sin que Mateo se de cuenta de que estoy dando muchas vueltas.

Obviamente no respondí la pregunta que me hizo, lo ignore totalmente y no decidí hacer comentarios.

Fuera de eso, buscaba alguna excusa para huir.

—— Voy al baño. — advertí en su oído y el me tomó de la muñeca apenas me di vuelta.

—— Te acompaño. — respondió y lo safe de mi brazo.

—— No, boludo. Ni que fuera a hacer algo raro, me estoy meando campeón. — guiñe mi ojo irónica y me escabulli a la fila del baño.

Podía observar la parte de arriba del boliche, la zona vip en dónde supuse que Valentín no estaría, pero Mateo si.

Nada más la utiliza cuando se chamuya minitas, y no creo que ande en esa.

Le pedí amablemente a la chica de adelante que me cuidara el puesto, aunque obviamente me iba a ir a la mierda.

(...)

Encontré a Valentín, sentado en la barra de espaldas y sentí un fuerte nudo en la garganta al no poder acercarme a el ya que sentía la penetrante mirada de Mateo puesta en mi.

Como si no hubiese visto nada, me alejé unos pocos metros y me senté frente a la barra pidiéndome un vaso de agua.

—— ¿Algo más? — preguntó el chico.

—— Sí, una cerveza y dásela al chico de buzo negro. — pedí refiriendome a Valentín.

—— ¿A su nombre? — volvió a preguntar y asentí.

—— ¡Nicole Cucco! — exclamé lo suficientemente alto para que los de mi al rededor escucharan.

Voltee disimuladamente de reojo encontrándome con una sorpresa.

Mateo se acercaba a mí entre la multitud de la gente con sus puños cerrados y una cara de que me iba a comer viva.

Me levanté rápidamente tropezandome un poco al bajar de la alta silla, soy medio torpe.

Comencé a ir a pasos largos a la salida sintiendo la presencia de Valentín detrás mio, y probablemente también la de Palacios.

Logré salir del establecimiento y en el medio de la calle voltee para huir con Valentín.

Pero me lleve una sorpresa.

𝙈𝘼𝙇𝘼 𝙑𝙄𝘿𝘼; truenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora