Nicole
Estos últimos días han sido un verdadero infierno.
Hace aproximadamente una semana estoy acá encerrada y siendo maltratada por todos los que ayudaron en mi secuestro.
Me han tocado, pegado, y maltratado de maneras horribles.
Estaba sedienta, desde ayer no tomo agua.
Vi a Lucas entrar a la pieza y sentarse frente a mí observandome atentamente.
—— Tengo mucha sed. — solté como pude y él no respondió. — Dije que tengo sed.
—— ¡Te escuché! — dijo alterado haciéndome pegar un saltito.
Vi que refrego sus ojos y se acercó a mi sacando su remera.
—— ¡No! ¿Que hacés? ¡No! — grité y con una fuerza inimaginable rompí fuertemente las cuerdas que ya se encontraban flojas que rodeaban mis pies y muñecas provocando un fuerte dolor en estas áreas.
—— Calladita si no querés problemas. — di pasos hacia atrás con miedo chocandome con la pared.
No tenia salida.
—— Grita todo lo que se quieras en cualquier sentido, nadie te va a escuchar. — susurró esto último en mi oído y un escalofrío recorrió mi cuerpo.
Tomó mis manos y las subió arriba de mi cabeza, intenté safarme nuevamente pero es más fuerte que yo.
Comencé a desesperarme cuando levantó mi remera y metió una mano adentro de esta comenzando a tocar mi abdomen.
Solo sollozaba descontroladamente pidiéndole que por favor pare.
El recorrido de su mano subió hacia mi corpiño, el cuál desabrochó para luego tocar mis tetas sin derecho alguno.
—— Buen tamaño, eh. — dijo con una sonrisa y a este punto yo ya no podía más del asco.
—— Soltame, porfavor. — pedí moviendome a un costado, pero el no me dejaba.
Enterro su rostro en mi cuello comenzando a dejar besos y chupones que yo no quería.
Ya no podía hacer nada, seguro no había nadie en el lugar por lo que se aprovechó de mí.
Luego de unos largos minutos, la puerta se abrió de golpe dejando ver a Mateo.
Mis ojos hinchados y lágrimas en mi cara delataban lo que estaba en sucediendo.
—— ¿Qué hacés enfermo? — habló totalmente asqueado y en un corto lapso de tiempo sacó una pistola y la accionó contra el pelinegro.
Cayó contra el suelo y volvió a dispararle para asegurarse de que falleció.
Quedé totalmente atónita y con el corazón latiendo a mil debido a lo que acababa de ocurrir.
Nuevamente, comencé a llorar desconsoladamente en el suelo.
—— ¿Qué más te hizo? — preguntó Mateo acercándose a mí y simplemente no me salían las palabras de la boca.
—— Nada grave. — respondí entré lágrimas y el frunció su ceño enojado.
—— Si es grave, te estaba tocando sin tu consentimiento. — pasó un mechón de cabello por detrás de mi oreja.
—— Quiero irme de acá.
—— No puedo hacer eso, Nicole. — dejó un beso en mi cabeza y se fue llevandose al cadáver de su amigo, limpiando anteriormente la mancha de sangre que quedó.
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𝙈𝘼𝙇𝘼 𝙑𝙄𝘿𝘼; trueno
أدب الهواة𝗘𝗡 𝗗𝗢𝗡𝗗𝗘 Mateo y Nicole tienen una rivalidad muy marcada debido a la vida que llevan.