18; kiss.

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Mateo

Ví a Nicole bastante incómoda por nuestra presencia, solo veía su celular o los alrededores, pero de vez en cuando una que otra miradita se le escapaba hacia acá.

—— Vení. — palme mi pierna para que venga a sentarse, ella solo me miró con desagrado.

—— No flashees amistad. — respondió con una notoria cara de disgusto.

—— Ah, pero bien que te pusiste los lentes que te regalé. — los presentes me acompañaron con un uhhh.

Mientras que ella quedó paralizada al escuchar mi respuesta.

—— ¿Lentes? ¿De que lentes me estás hablando? Vos a mi no me regalaste nada.

—— Y, los que tenes puestos boluda. Bien que te gustaron porque no hay sol a estas horas. Va, que yo sepa. — acote irónico y de un ágil movimiento me los tiró encima.

—— Muchas gracias, pero no los necesito. — me ofreció una irónica sonrisa a boca cerrada y yo alcé las cejas.

—— ¿Que haces, nena? ¿No te educaron en casa?

Nicole

—— Mejor que a vos si. — contesté y me di cuenta de lo boluda que me escuche.

Mateo carcajeo.

—— 5 años tenés, Nicole. — rodé los ojos y salí al jardín a despejar un poco la mente de esta situación de mierda.

Pasaron 30 minutos y la sequedad en mi garganta se hacía cada vez más notoria.

Escuché como alguien entraba al jardín y no le tome importancia.

—— Perdón por lo de adentro. — dijo Mateo sentandose a la par de mi.

—— No tenés porque disculparte. — respondí sin voltear a verlo, solamente centraba mi vista en el lindo paisaje que teniamos al frente.

—— Empezaron a tirar chistes sobre vos, no está bien. Por eso me disculpo.

Mis ojos se cristalizaron ante eso.

—— Vos me hiciste sufrir y no puedo creer que te tenga aca al lado fingiendo demencia de que no pasó nada.

—— Plata es plata, y vos lo sabes mejor que nadie.

—— ¿Quién te pagó para eso? — pregunté esta vez mirandolo.

—— No te voy a decir. — aplane los labios y el rio un poco.

—— Voy a tomar agua. — respondí parandome y el copió mi acción.

—— Vos no te vas sin antes darme un beso. — pidió y yo hice una mueca de asco.

—— ¿Qué decís? Pelotudo. — ataqué, pero el rápidamente me tomo de la cintura y unió nuestros labios, mientras me acorralaba contra la pared.

La situación se tornaba cada vez más profunda.

—— No, no, para. — dije riendo y él me miró confundido.

Apenada huí de la situación sin decir nada más y a lo lejos se escuchó "¡Pero te gustó, eh!

Me hago la gangster y no me aguanto un chape, bueno, un chape de Mateo es algo de otro mundo.

𝙈𝘼𝙇𝘼 𝙑𝙄𝘿𝘼; truenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora