Corea, Seúl .
5 de julio"La ráfaga de tiros demanda que la niña tenga que cubrir sus oídos, las lágrimas se deslizan por sus mejillas ahora sucias por el polvo humediciéndolas en el acto. Su madre a su lado la cubre haciéndolas un ovillo detrás de la mesa.
—Mamá.— la mencionada la mira con ojos temblorosos.— ¿Vamos a morir ?
La tristeza está marcada en los ojos negros de la mujer, todo su ser tiembla sobre el cuerpo de la pequeña. No le respondió, solo se limitó a abrazarla de manera fuerte mientras le susurraba al oído cuanto la amaba algo que nunca le había dicho en los nueve años de edad que tenía la niña.
[...]
El agua fría recorría cada centímetro de mi piel, arrastrando mi larga cabellera hasta llevarlo hacia atrás. Al salir me terminé de arreglar, los pantalones deportivos me llegaban hasta mi pequeña cintura moldeando aún mejor mi cuerpo, me puse el sostén deportivo y sobre este me coloqué una chaqueta impermeable negra, me trenzo las botas rápidamente, me recojo el cabello húmedo y salgo. Bajo en el ascensor hasta el parking, me encamino hasta el Lamborghini rojo que me espera a unos cuantos pasos del ascensor, me monto y lo arranco.
La carretera vacía me da vía libre para presionar el acelerador a toda costa y llegar a tiempo a mi trabajo. Llego al gran edificio que está oculto entre la maleza, paso por la seguridad, nuestro mi carnet y sigo hasta estacionarme. Subo el ascensor hasta el piso ocho que es donde están los dormitorios.
Cuando entro a mi oficina, la secretaria está vuelta un caos entre tantos papeleos, el teléfono sonando a cada nada, y un chico le pide explicaciones. Aclaro la garganta y tanto la pelirroja como el chico se giran para mirarme.
—Coronel. —se paran firme apenas me ven.
—Capitán Chan, deje de acosar a mi secretaria. —la chica se pone roja y aparta la mirada.
—No coronel, es un malentendido... —levantó la mano para que cierra la boca.
—Largo o tendrán una sanción.
Sin rechistar sale de mi área, la secretaria termina de arreglar los papeles y yo me encamino a mi oficina.
—Reporte en cinco minutos— le ordeno y entro.
Enciendo la laptop, y comienzo a trabajar. Inmediatamente comienza a sonarme el correo de informes acerca de la misión e investigación que le tenemos montados a los Jeon, ahora conocidos cómo la famosa familia Coreana más temida de la historia, y su creador el mayor de los Jeon, no se deja ver, nadie lo conoce y es un dolor de ovarios.
Me quejo y comienzo a abrir informe por informe, los primeros correos son de cadetes que quieren ascender así que no me preocupo por leerlos; tocan la puerta.
—Pasa. —no alzo mi vista de la laptop cuando entra mi secretaria.
Cabello negro, pecas, ojos negros, baja y con un raro sentido de la moda pero que a ella le queda extrañamente bien.
—Coronel. — dirijo mi mirada hacia ella y se sienta.— Hasta ahora no hay muchos reportes que se distingan de los otros; ya sabe lo mismo de siempre ; el mayor no se deja ver y los otros dos son un desastre. Pero, según uno de los informes de un capitán que está en el cuadro de espías, dice qué hay dos mujeres que puede que estén apegadas "sentimentalmente" —dibuja las comillas en el aire. — A los mafiosos. El otro día un carro extraño se detuvo frente al bar, pero al salir dejó a Jeon San en la acera. Por lo que se supone, tenían una discusión.—finaliza y yo ladeo la cabeza pensando.
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•La Dama roja•🔞 [#1] biología y poder.
FanficDel odio y la persecución al amor solo hay un paso, y Diana Zigerman una no creyente de los refranes, ni de las religiones, ni si quiera del destino y la coincidencia, tuvo la oportunidad de verlo por sus propios ojos. Un hombre que no creía en los...