Diana Zigerman.
La noticia me cayó como una bomba, no creo que Seung quisiera dar ese paso tan rápido conmigo. Y ahora los pensamientos me hacían torturas en la mente, él no podía irse a vivir conmigo, no ahora.
Inicialmente estaba que mi madre se vendría unos días a mi casa y sería muy raro tenerla junto con Seung ( ya que no se llevan bien), luego venía el mensaje del tipo que me vendría a buscar en la tarde y le sigue lo mejor de todo, ya me había acostado con ese tipo en la cama donde se supone dormiría con Seung.
Me gusta ver arder el mundo cuando yo no estoy estoy involucrada en ello.
—No es verdad— me cruzo de brazos separándome de él. Me mira confundido.— No quiero.
—Deseabas que viviera contigo.— Puntualiza y yo bufo.
Pienso rápidamente que decirle para no tornarme sospechosa.
—Bueno si... Pero en una casa forjada por los dos, mi apartamento ya tiene todas las comodidades. Además, mi madre se queda cuando quiere.
Hizo una mueca con la mención de mi madre y eso me enfureció.
Yo si tengo que tratar a la sumisa que tiene de madre, pero él no puede darle un poco de respeto a la mía. Que poco ni poco, mi mamá merece que él le bese la mano y le lamba los pies de ser necesario.
Me doy la vuelta sentándome nuevamente en mi silla para seguir leyendo los papeles, se da por vencido y abandona la oficina azotando la puerta a su paso.
Pongo los ojos en blanco y prefiero hundirme en los papeles que prestarle atención al idiota de novio que tengo. Y no es que nunca le haya tenido paciencia, nosotros tenemos una buena relación en esa en la que el hombre mima a la chica (la cual termina siendo una hija de puta) y la chica le agradece cualquier estupidez. Somos la pareja más envidiada, y todos esperan ha que aya boda y bebés y eso es a lo que estoy indispuesta a encargarme por por el resto de mi vida. Seung tiene en la cabeza la mujer "ama de casa y protectora de hijos" , pero la mujer que tiene al lado se aburre en un dos por tres y necesita estar al frente del peligro y la adrenalina.
Se hicieron las nueve de la noche, agarro mi chaqueta, el teléfono y por último y mí placa y me encamino para el dormitorio a cambiarme, salgo y me dirijo al estacionamiento y ubico mi auto para así salir de la estación.
Entro al edificio y él recepcionistas habla.
—Señorita Zigerman, tiene visitas.— asiento y abordo el ascensor.
¿Visitas? ¿Qué visitas? Ojalá y no se la mamá de Seung, ¿Ahora qué quiere esa vieja molestosa?
Marco el código y el ascensor sube pasando el último piso hasta llegar al pent-house las puertas de metal se abren y entro. Risas retumban en mi sala que provienen de la cocina, continuo y me quedo congelada al ver la escena. Mi madre está al otro lado de la barra cocinando mientras toma vino tinto, y en los taburetes está Jeon Jungkook contándole algo a mi madre que la hace soltar carcajadas.
Jungkook lleva un traje negro echo a la medida, trae el cabello revuelto como siempre y su piercing en el labio que le hace decoración a su hermoso rostro, se encuentra con una copa de vino blanco en la mano izquierda.
Mi madre está frente a él, ella es de mi altura, con el cabello cortado por los hombros cayéndole en hondas de color negro que relucen en su tez blanca. Mi madre es Coreana y permanece con sus rasgos los cuales algunos pasaron a mi en cuanto nací.
La señora me mira haciendo que el hombre se gire quedando a la vista de ambos.
—Morenita.— aclara mi madre en cuanto me ve, me acerco a ella rodeando la barra y abrazándola. Me aprieta contra sí misma y siento que todo mi mal humor se va, apenas me suelta fijo mi mirada en Jungkook.
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•La Dama roja•🔞 [#1] biología y poder.
FanfictionDel odio y la persecución al amor solo hay un paso, y Diana Zigerman una no creyente de los refranes, ni de las religiones, ni si quiera del destino y la coincidencia, tuvo la oportunidad de verlo por sus propios ojos. Un hombre que no creía en los...