Capítulo 4 - sufrimiento en un color puro

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Seguía tumbado, esta vez en una camilla, atado por las muñecas y en una habitacion tan blanca que le comenzaron a escocer los ojos por tanta claridad. Seguía teniendo heridas, pero un poco curadas debido a que ya se curó hace aparentemente unas horas.

Se intentó soltar, ya que no había nadie en la sala, pudo hacerlo aunque sus muñecas fueron un poco dañadas debido a que era de hierro (algo afilado), por lo que al hacer fuerza se cortó, aunque no fue demasiado, sangró un poco.

Se levantó, aún estaba algo debilitado, pero puedo levantarse y caminar.

La sala era completamente blanca y iluminada, prácticamente sin sombras, habían unos cuantos utensilios en una bandeja, un bisturí, unas pinzas, unas tijeras y un líquido transparente que no sabía lo que era, lo olió, tenía un olor ácido, por lo que decidió alejarse por si era peligroso o perjudicial, tenía que estar alerta por si algo le podía hacer daño, estaba muy debilitado y por suerte podía andar.

Fue hasta lo que parecía ser una puerta (tambien blanca), intentó abrirla, no se abría, suspiró y cogió aire para darle un fuerte codazo a la cerradura, hizo esto dos veces más hasta que esta se rompió y lo dejó salir.

Fuera estaba bastante más oscuro, solo había un pasillo con varias ventanas, en el exterior era de noche y la luna era llena, aunque de un tono rojizo, por lo que la única luz que entraba era roja.

Caminó por este pasillo, daba escalofríos ya que estaba completamente en silencio, solo se escuchaban sus propios pasos, pero no dejó que el miedo lo controlara y siguió caminando, estanco alerta a cualquier sonido extraño.

No se escuchó nada.

No parecía haber nadie.

Solo era un pasillo infinito con varias puertas.

Abrió una, vio a un animal similar a un gato, estaba en una habitación exactamente igual a la  que habia estado anteriormente.

El gato (si se podía llamar así) estaba atado, tenía seis ojos brillantes, se acercó a él.

— ¿Príncipe?— el gato habló en casi un susurro, su voz era confusa de escuchar, ya que era una modificada y sonaba como un "glitch".

— no me suelen llamar así...— soltó una suave risa por lo bajo, después se acercó al gato una vez comprobó que no había nadie en los alrededores.

Él lo desató con cuidado de no dañarle, el gato era bastante más grande que uno normal.

Una vez desatado, el gato se puso de pie como era típico de un gato, aunque agachó un poco la cabeza a modo de hacer una leve reverencia.

— Príncipe Zafiro, tiene que salir de aquí... es peligroso para usted...— susurró con la misma voz modificada de antes.

— bien, vamos.

Tomó al gato y lo puso sobre su hombro, no pesaba apenas nada, por lo que no le costaba moverse con él encima, al gato se le erizó la cola, pero dejó que lo agarrara simplemente por el título de príncipe que tenía.

Salió de la habitación y observó que no hubiera nadie en los alrededores, se seguía sin escuchar nada, así que avanzó haciendo el menor ruido posible.

Comprobó si alguna ventana se podía abrir, no pudo, tampoco podía comperlo porque era cristal sólido, no tenía la suficiente fuerza para romperlo y después escapar, así que solo le quedaba una opción, encontrar una puerta que de a la salida sin ser descubierto.

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Se despertó en una cama con sábanas grises, la luz de una luna roja entraba por su ventana, la miró fijamente mientras una lágrima de sangre caía por su mejilla, extrañamente, mirar esa luna le causaba memorias que no parecía recordar del todo, probablemente desde antes de que él mismo existiera.

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