Cuatro años han pasado desde la última vez que Megara Kyteler pisó su pueblo natal, Darksville. Ahora, le tocará volver de la mano de su tía Elisabeth, y enfrentarse a su pasado. Deberá dar la cara contra los exigentes y maliciosos alumnos de Darskv...
"The world burned me, now i'll watch the world burn"
("El mundo me quemó, ahora veré el mundo arder")
~ Desconocido.
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Ambos tenían estilos parecidos, aunque Mike portaba un rollito más misterioso que me daba curiosidad. Por el contrario, su hermano era más vivaz. No sabría explicarlo, pero desde luego eran la antítesis personificada.
El menor se llevó una mano a la cabeza para ordenar los mechones que se habían descolocado, mientras que el comisario caminaba con las manos en sus bolsillos en un gesto desinteresado. Venían hacia mí.
—Feliz cumpleaños —Mike me entregó una pequeña cajita negra con una nota escrita. "Para la chica que casi me mata en Michael 's por llamarme la atención". No pude evitar fijarme en la forma de la letra. No era la misma que la del acosador, por lo que Mike quedaba descartado. Últimamente no dejaba de comparar cualquier tipo de letra que mis ojos llegasen a captar con las notas que recibía, que últimamente estaban siendo pocas.
Reí por el mensaje mientras abría la cajita, que pocos segundos después descubrí que contenía un llavero con lo que parecía ser una esfera de color ámbar. De este también pendían varias estrellas.
—Muchas gracias, es muy bonito —le agradecí agitando un poco la caja.
—Me alegro de que te guste.
Observé mejor los colores. Parecía como una galaxia de tonos narajas y amarillos. Finalmente llegué a la conclusión.
—Es un planeta.
—Buena observación —me apremió—. Es Venus.
Era un bonito detalle, pero... ¿por qué exactamente este? Suponía que sería el que más le había gustado. Al final, una duda se formó en mi cabeza.
—¿Cómo sabíais lo de la fiesta?
—Caín y los chicos la llevan planeando desde hace bastante tiempo —respondió Mike. Asentí. Mi cerrada mente aún no creía todo lo que habían hecho por mí.
—Mike, déjame hablar unos minutos con Megara.
El susodicho le dedicó una mirada interrogante. Sin embargo, decidió acatar lo que le había pedido.
—Te veo dentro.
Le respondí con un asentimiento de cabeza. Cuando este se fue, Luck empezó hablar.
—Feliz cumpleaños, por cierto.
—Gracias. Supongo.
Feliz, feliz no es que fuese. Aceptable, sí.
—Quería comentarte acerca de los últimos acontecimientos.
—Mm, vaya ya veo —ante su gesto de duda proseguí: —Has esperado a que cumpla los dieciocho para no estar bajo la justicia de menores. Muy astuto, Luck —asentí suave y repetidamente, haciendo énfasis en su nombre de pila.
