CAPÍTULO 11. LA MEDITACIÓN ESTÁ SOBREVALORADA

43 24 5
                                    

"La casa estaba despierta, las sombras y los monstruos

Los pasillos, resonaron y gimieron

Me senté solo, en la cama hasta la mañana

Estoy llorando, "Vienen por mí"

Mi mente es como una enfermedad mortal

Y todos los niños gritaron: "Por favor, detente, me estás asustando"

No puedo evitar esta horrible energía.

Maldita sea, deberías tener miedo de mí.

¿Quién tiene el control?"

~ Halsey, Control.

No me consideraba una chica especialmente amante del deporte pero era algo que me gustaba cuando me sentía estresada

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

No me consideraba una chica especialmente amante del deporte pero era algo que me gustaba cuando me sentía estresada. Hoy había decidido despertarme temprano para ir a correr, intentando con ello poner mis pensamientos en orden. No sé, tal vez intentar organizarlos de alguna manera para no confundirme más de lo que ya lo estaba. Aún no había encontrado la respuesta a cómo debía manejar lo que ocurría entre nosotros. Pero sí tenía clara una cosa, necesitaba desengancharme de él.

Estaba volviendo a la mansión Darkrow tras una hora de ejercicio matutino, bastante pronto para mi gusto, porque me sentía culpable al haber salido a correr al bosque cuando le había prometido a mi tía que no lo haría, o al menos no sola. En mi defensa diré que le ofrecí a Enoc acompañarme, él aceptó pero claro esto me lo dijo ayer muy predispuesto. Spoiler: esta mañana a las seis no estaba por la labor, intentó ponerse los shorts de deporte y en el proceso se cayó al suelo. ¿Sabéis qué pasó luego? El mamarracho se quedó dormido ¡EN EL SUELO!. Conclusión extraída: no se puede levantar temprano a un ermitaño. Pero el próximo día le daba un bocinazo aunque despertase a toda la casa, por 'jo puta.

Estaba muy cerca de llegar al recinto o más bien al patio trasero, pero algo me hacía estar intranquila, no estaba a gusto o al menos no tanto como hacía un rato. Los vellos de la nuca y los brazos se me erizaron. "Te están siguiendo", susurró una voz en mi cabeza. ¿Qué?

Me giré repentinamente para comprobar si mi sexto sentido tenía razón, o si simplemente mi cabeza estaba jugando conmigo. A pesar de estar amaneciendo, el bosque estaba algo oscuro y era muy difícil de distinguir algo a simple vista. Sin embargo, mis ojos pudieron captar un movimiento entre la maleza. Una ardilla seguro, quise convencerme. "¿Segura?", preguntaba esa puñetera voz que me hacía dudar hasta de mi existencia. Los arbustos volvieron a moverse, pero esta vez había sido casi imposible no verlo. Me acerqué a grandes zancadas, estaba cansada de la situación. ¿Que si lo que iba a hacer era temerario? Pues bueno como casi todo lo yo hacía.

DEMENTE ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora