4. Lo prometiste.

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Resumen:

Cuando Law dijo que no lo traicionaría, Luffy le creyó y confió en él incluso cuando todo el mundo le decía que saldría mal parado. Confió en él y es por eso que le dolió tanto cuando finalmente sucedió.

O bien; Law comete posiblemente el crimen más atroz mientras está en el Thousand Sunny y ahora va a tener que esforzarse bastante para lograr que Luffy lo perdone.


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Cuando Law le había pedido formar una alianza, todos advirtieron a Luffy. Le dijeron que la traición era muy común entre los piratas, que Law lo iba a traicionar, que Luffy era demasiado confiado. Pero Luffy no les creyó. El cirujano le había dicho claramente que no lo traicionaría. Dijo que honraría la alianza y que Luffy podía confiar en él.

Y Luffy confió.

Confío en él en Punk Hazard cuando hablaron por primera vez, cuando los capturaron junto con Humitos, y cuando dijo que trataría a los niños con los que Caesar había experimentado, a pesar de lo disgustado que estaba Law cuando los Sombreros de Paja insistieron en salvarlos. Luffy también confió en él en Dressrosa cuando Mingo lo tenía encadenado y Law había amenazado con matar a Luffy si no se iba. Luffy sabía, sabía que Law solo estaba tratando de salvarlo, ya que estaba preocupado de que Mingo también lo matara si se quedaba. Pero Luffy no iba a abandonarlo; iba a patearle el trasero a Mingo y salvaría a Law y a todo el país. Y confió en cada uno de los planes que Law ideó desde entonces.

Luffy confiaba en él tanto como confiaba en todos sus amigos, y por eso, cuando finalmente llegó la traición, le dolió tanto.

—Luffy, ¿todavía estás molesto? —preguntó Nami en voz baja, con cuidado, sin estar segura de cómo reaccionaría su capitán.

Sin decir nada, Luffy solo se abrazó a sí mismo con más fuerza mientras continuaba mirando el horizonte. No quería hablar de eso. Solo quería sentarse aquí, en su asiento especial, solo con el Sunny y el océano. Le gustaba el silencio. Le gustaba no tener que lidiar con nada ni con nadie. No ahora.

Escuchó a Nami suspirar.

—Luffy, por favor. Llevas horas sentado ahí.

—¿Y qué? —preguntó Luffy, sonando desafiante incluso para sus propios oídos.

—Que es ridículo y no es propio de ti —dijo Nami, pareciendo empezar a perder la paciencia. —Franky hizo un robot extraño y pequeño antes. Hasta yo puedo admitir que era bastante genial. Sanji hizo la merienda. Y tú sigues aquí sentado, ignorando a todos.

Luffy solo emitió un murmullo evasivo, sin molestarse en decir nada ni reconocer a su navegante de ninguna otra manera. Ella debería dejarlo en paz, sería mejor tanto para ella, ya que estaba tan molesta con él, como para Luffy, a quien no le importaba lo suficiente como para fingir estar bien. No después de que Law, la persona en quien confiaba, a quien apreciaba, que llegó a amar, lo traicionara de esta manera.

Justo en ese momento, se escucharon otro conjunto de pasos, esta vez más pesados y lentos que cuando Nami se acercó a él. Luffy podía adivinar quién era, pero se negó a mirar. No cuando lo oyó por primera vez, no cuando se detuvo y no cuando escuchó a Nami alejarse después de un momento.

Ni siquiera cuando habló.

—Luffy-ya, vamos, dije que lo siento.

Luffy tomó una respiración profunda, tratando de mantener la calma, de no gritarle a Law. Era difícil ya que no era de los que guardaba sus emociones por dentro; por lo general, mostraba sus sentimientos abiertamente y le gustaba así. Creía que no había sentido en pretender que estaba feliz cuando estaba molesto —o viceversa— pero también sabía que si explotaba ahora, Law simplemente le diría que estaba actuando como un niño. Probablemente, le diría lo mismo de todos modos, pero Luffy no iba a ponérselo más fácil.

Son las pequeñas cosas [LawLu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora