5.1. Esta es mi mazmorra BDSM.

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Resumen:

Después de la guerra en Marineford, los Piratas Corazón apenas lograron escapar. Finalmente, están a punto de llegar a Amazon Lily, pero el capitán parece demasiado ocupado charlando con su paciente herido de muerte como para preocuparse por las noticias.


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Bepo no estaba completamente seguro de cómo, pero siguiendo el barco de la Emperatriz Pirata, el Polar Tang estaba logrando avanzar exitosamente por el Calm Belt sin demasiados problemas. Después de los días locos e inquietos en los que el capitán había hecho que la tripulación navegara hacia Marineford para ayudar en la guerra, seguido por la loca huida del Almirante Aokiji y toda la Marina, Amazon Lily finalmente estaba a la vista y el mink estaba más que feliz de hacérselo saber a su capitán. Todos necesitaban un descanso, pero Law más que nadie.

Con suerte, las Amazonas tendrían médicos lo suficientemente buenos y equipo médico que permitiría que Law se alejara de su paciente lo suficiente como para dormir más de dos horas seguidas. Bepo estaba realmente preocupado por la salud de su capitán; no dormir lo suficiente no era algo nuevo, pero al menos necesitaba relajarse y preocuparse por su propio cuerpo de vez en cuando.

Después de verificar la sala de recuperación donde el Caballero del Mar estaba durmiendo solo, Bepo se dirigió hacia la sala de operaciones donde Mugiwara no Luffy todavía estaba conectado a todas las máquinas que lo mantuvieron con vida antes de estabilizarse. Básicamente, era un milagro que hubiera sobrevivido —todo gracias a la habilidad del Capitán y su fruta del diablo—, pero todavía no estaba fuera de peligro. Y por eso Law solía pasar la mayor parte de sus días con él, vigilando sus signos vitales y cambiando las gotas intravenosas según fuera necesario, asegurándose de estar allí en caso de que algo saliera mal de repente.

Honestamente, era un poco impropio de Law. Bepo entendía que Mugiwara no Luffy todavía estaba en mal estado y que el orgullo de Law como cirujano estaba en juego, pero nunca lo había visto tan dedicado a salvar la vida de alguien. Se preguntaba si había más razones detrás de su viaje a Marineford que la afirmación de Law de "simplemente me apetecía". ¿Tal vez había ideado algún plan en el que Mugiwara pudiera desempeñar un papel? Pero bueno, no es como si Law se lo fuese a decir incluso si le preguntara, y a Bepo no le importaba; después de todo, el Capitán siempre estaba planeando algo y sabía lo que hacía —la mayor parte del tiempo al menos—, y Bepo sabía que podía confiar en su mejor amigo. Lo contaría a la tripulación cuando creyera que era el momento adecuado.

Al llegar a la puerta de la sala de operaciones, Bepo estaba a punto de golpear cuando una voz desde dentro de la habitación llegó hasta él.

—¿Dónde estoy? —Bepo no reconoció la voz ligeramente arrastrada y amortiguada por la puerta, así que debía de ser Mugiwara. Era increíble que ya estuviera despierto.

Law respondió solo un segundo después, con su tono tan plano como siempre: —Esta es solo la cuarta vez que te lo digo, pero esta es mi mazmorra BDSM.

Bepo se congeló, su pata que se estaba preparada para golpear ka puerta volvió a bajar a su lado. Law estaba bromeando con un paciente. Casi no podía creer lo que estaba escuchando. Era normal que Law lanzara comentarios sarcásticos a diestra y siniestra, pero no bromas, especialmente no con personas a las que no consideraba amigos cercanos. Bepo sabía que escuchar a escondidas no era exactamente lo correcto, pero no podía simplemente entrar ahora y tampoco podía simplemente irse. Todavía tenía que informar al capitán que estarían llegando a la isla pronto. Además... se sentía mal por eso, pero tampoco podía evitarlo. Era una oportunidad demasiado rara presenciar a Law tan relajado, aunque fuera a través de puertas cerradas, y Bepo no iba a dejarla escapar entre sus patas.

—Suena bien —respondió Mugiwara después de un breve momento, y Bepo prácticamente pudo oír la sonrisa despreocupada en su rostro. El mink esperaba que Mugiwara estuviera tan feliz porque no sabía lo que significaba "mazmorra BDSM" o por la mezcla de analgésicos que seguramente estaban corriendo por sus venas y no porque realmente pensara que esos lugares eran divertidos. Bepo realmente, realmente no necesitaba saber eso sobre el joven Supernova.

—Muy bien. Ahora no te muevas —ordenó Law justo antes de convocar un Room.

Bepo escuchó a Mugiwara jadear ruidosamente: —Esto es genial, ¿es un pulmón? ¿Puedo sujetarlo?

Law rió suavemente y los ojos de Bepo se abrieron de par en par. Law nunca se sintió tan relajado y cómodo tan rápido con nadie. ¿Qué tipo de magia habría usado Mugiwara?

—Literalmente acabo de arreglarlo, así que no. Por quinta vez —se negó Law, su voz sonaba más contenta de lo que Bepo había escuchado desde que llegaron a Sabaody.

—Vale —estuvo de acuerdo el otro pirata mucho más fácil de lo que Bepo habría esperado, a juzgar por lo que había escuchado sobre la personalidad de Mugiwara no Luffy. —Oye, eres realmente guapo. Cuando me convierta en el Rey de los Piratas, te haré mi Reina Pirata.

Bepo reaccionó tardíamente. ¿Mugiwara realmente acababa de decir eso? ¿Realmente acababa de pedir —o más bien declarar— a Trafalgar Law, el Cirujano de la Muerte, que sea su Reina Pirata? Bepo no pudo evitar preguntarse si los dos alguna vez habían hablado entre sí adecuadamente sin la Marina detrás de ellos o sin que uno de ellos estuviera fuera de sus cabales después de casi morir.

Solo un momento después, Law comenzó a reír. Fue una risa completa y desinhibida, una que Bepo no había escuchado en años y solo podía suponer que Law bajaba sus defensas de esa manera porque estaba seguro de que Mugiwara no lo recordaría. Pero incluso si ese fuera el caso, Bepo estaba feliz. Feliz de que su amigo pudiera soltarse un poco, relajarse con alguien hasta ese punto. Durante años, parecía que Law estaba siendo restringido por algo, unas cadenas invisibles que le impedían moverse y actuar libremente; siempre en guardia. Bepo podía adivinar de qué se trataba y no podía culparlo, pero aun así deseaba que su capitán pudiera olvidar el peso de su venganza y reír fácilmente así más a menudo.

Había una sensación cálida extendiéndose por el pecho de Bepo mientras escuchaba cómo la risa de Law se apagaba hasta que finalmente respondió después de un rato, su voz aún contenta y llena de diversión: —En otro momento, en otro lugar, Mugiwara-ya. Intenta preguntarme de nuevo eso cuando no estés acostado con el pecho abierto en mi mesa de operaciones y drogado hasta la médula.

—Está bien —dijo Mugiwara, con un tono de voz un poco malhumorado. —¿Puedo al menos besarte?

Pasó un momento de silencio, y Bepo pensó que en este momento Law decidiría que se había divertido lo suficiente y noquearía a Mugiwara, pero en lugar de eso, Law realmente se rió antes de responder: —¿Por qué no? Después de todo, voy a ser tu Reina Pirata, ¿no?

Oh. Dios.

Law no besaba a la gente. Ni siquiera coqueteaba con la gente, sin importar cuántas lo hubieran intentado a lo largo de los años, algo de lo que Penguin y Shachi se quejaban porque al parecer, no coquetear de vuelta con mujeres humanas era un crimen o algo así. Tal vez Bepo lo entendería si fueran osos, pero Law era humano y ciertamente él tampoco lo entendía. Y así, si realmente aceptaba besar a alguien, a alguien a quien había decidido específicamente hacer un esfuerzo adicional por salvar en medio de la guerra más grande con la Marina en más de 20 años... solo podía significar una cosa.

Trafalgar Law estaba enamorado.

Son las pequeñas cosas [LawLu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora