🌟 ; Contenido +18.
🌟 ; Traducción de oneshots.
🌟 ; Ninguno de los personajes o oneshots me pertenece, créditos totales de la obra a quanticdreams y de los oneshots a historias encontradas de Tumblr o AO3.
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Advertencias: Mamada, sexo oral, mal lenguaje, Connor sumiso y Lectora dominante.
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— "¡Rápido, gira a la derecha ahora!" — Connor dice frenéticamente, casi sin aliento, por extraño que parezca.
— "En el edificio de apartamentos, será fácil perderlos allí".
Comenzó como una investigación normal en otra casa con otro cadáver humano y los dos androides divergentes escondidos en el sótano. Los encontraste y trataste de convencerlos de que salieran de su escondite. De repente, pasaron de asustados a agresivos en un instante. Viste que sus LED parpadeaban en amarillo y luego en rojo antes de que pudieras procesar el motivo. Uno se abalanzó sobre ti y sus manos se extendieron hacia tu garganta. Pero Connor, que tenía reflejos felinos, te sacó del camino y de la casa en un abrir y cerrar de ojos.
Al principio no tenías idea de lo que ibas a hacer. El Departamento de policía de Detroit estaba demasiado lejos para gestionarlo y el barrio actual tenía muchos edificios de apartamentos. Pero, como no querías arriesgar la seguridad ni la vida de los demás, la mejor opción era un edificio de apartamentos deteriorado y probablemente abandonado.
Connor abrió la puerta principal y te empujó, suavemente, hacia adentro, mientras la cerraba buscando una cerradura. Lo encontró... roto. No había ninguna silla típica ni una viga de madera que bloqueara la puerta.
Lo estabas esperando cerca de la escalera, sin saber si subirías o te quedarías en el suelo. Él te ahuyentó para que te fueras.
— "¡Ve! Arriba. Uh, tercer piso. No te preocupes, ______, te encontraré" — Su voz era lo suficientemente baja.
Dudaste por un segundo antes de darte cuenta de lo seria que era su expresión. Hiciste lo que él te dijo que hicieras.
Fuiste al tercer piso y lo esperaste nerviosamente en un pequeño dormitorio. Tenías tu arma en tus manos, el seguro quitado, apuntando a la puerta cerrada.
Tenías las manos húmedas y estabas caliente y sudando, adrenalina o ansiedad quizás. Los portazos y golpes de puertas y ventanas de abajo te ponen nerviosa. Los ruidos se hicieron más cercanos y más fuertes, como si estuvieran avanzando por el pasillo.
