Unidos por unas tejas | Booabyjvibe | (En proceso)

⋆𝘊𝘢𝘱í𝘵𝘶𝘭𝘰 2

゜ ・ M i  m a y o r  m i e d o 。。・

Termino de sacar los materiales para el taller de arte de mi casillero y lo cierro con cuidado. En unos minutos se acabará el recreo del almuerzo, y quiero llegar temprano a la clase.

Pongo la bolsita de género con acrílicos, mi estuche de pinceles, el mezclador y un bastidor de unos 6x6 cm aproximadamente en una pequeña mochila y me apresuro a ir al tercer piso. Allí se encuentran la mayoría de salas de talleres, o cosas así.

Al llegar, me siento en una mesa bien atrás. Las mesas de la sala son altas y largas. Usualmente nadie se sienta conmigo, así que la disfruto yo sola.

La maestra Miller ya está en su escritorio, revisando algunos cuadros, y no ha llegado nadie a la sala.

Las últimas clases no hemos hecho nada interesante. La profesora solo dice que hagamos una pintura cualquiera. Me pregunto si las revisará. De seguro las mías no, porque me las llevo a casa.

Tomo el bastidor de la mochila y lo dejo en un pequeño atril que encontré en un mueble de la sala. Saco las pinturas y los pinceles, y coloco una imagen de referencia en mi teléfono.

Pintaré un ojo.

Y bueno, ojos es lo único que hago. Nunca he intentado pintar un paisaje, o alguna otra cosa. A veces me pregunto si debería pintar otras partes del rostro, pero siento que los ojos son lo único interesante. En los ojos puedes sentir el alma de la persona, sus pensamientos, sus emociones... creo que no hace falta decir que una de las paredes de mi habitación está llena de mini cuadros de ojos.

Formo un color crema en el mezclador y empiezo a trazar la base del ojo. Añado un poco de agua para que el color no sea tan fuerte. Es como hacer el borrador de un dibujo, el boceto.

Poco a poco empiezan a llegar personas a la sala. Las ignoro por completo y sigo en lo mío.

Ahora debería estar comiendo un pote de fideos instantáneos, pero lo olvidé en casa. No he almorzado.

Una voz me saca de mis pensamientos:

-¿Me puedo sentar aquí?

Se trata de un chico. Tiene el cabello café claro, que incluso se le ve de color miel con el sol, ojos negros rodeados por unos finos anteojos medianamente circulares de color crema y tez clara. ¿Me está preguntando si se puede sentar en frente de mi? Hay más mesas...

Cuando miro a mi alrededor, me doy cuenta de que todas están ocupadas.

Genial.

Lo miro de nuevo, y siento que de alguna parte lo conozco. Ese pelo, esos ojos...

Ay no.

Es el chico que vi hace tres dias en el tejado. El chico que me vio caerme y quedar llena de fideos encima.

Siento mis mejillas arder. ¿Se acordará de mi? Bajo mi cabeza y me pongo a jugar con el pincel que tengo en la mano. No me doy cuenta y he olvidado su pregunta por completo.

-¿Estas bien? -Me pregunta frunciendo el entrecejo.

Levanto la cabeza de golpe -Si, si -Le digo poniéndome más roja. ¿Por que siempre que digo si o no lo tengo que decir dos veces?- Sientante... no importa.