Capitulo 43.

365 25 14
                                    

Está noche, está noche sería libre, feliz. Cómo siempre lo quise ser, no tenía puta idea de cuando tiempo estaría Georg en Stuttgar, pero para cuando regresará yo ya no estaría aquí. Y no dejaría ningún rastro.

La noche anterior, esa noche de nuevo en el paraíso, después de hacer el amor casi toda la noche. Mientras me recostaba en el pecho de Tom y escuchaba su corazón latir lentamente al ritmo del mío. Mis dedos jugaban con sus trenzas, no me había dado cuenta que Tom me observaba detenidamente, estaba muy ocupada pensando en como escapar de Georg, después de estar más de 10 minutos hundida en mis pensamientos, solté un gran suspiro que llamo la atención de nuevo de Tom.

- ¿Qué ocurre cariño? -

- ¿Mmh? - mire a Tom por unos segundos y me concentre de nuevo en sus trenzas ¿Cómo las podía tener tan cuidadas y perfectas?

- Llevas más de veinte minutos sin decir nada ¿Estás bien? ¿Hize algo qué no te gusto? - hablo con algo de miedo, sabía perfectamente que no quería hacerme sentir mal o incómoda. Pero no era eso, estaba tan perdida en mis pensamientos que apenas podía escuchar a Tom hablar claramente.

- ¿Lana? -

- ¿Eeh?

- ¿Qué pasa?

- Debemos irnos si queremos estar juntos - hable casi entre susurros, el silencio se apoderó de la habitación permitiendome escuchar la respiración de Tom. Que se volvía cada vez más agitada, se revolvió entre las cobijas obligandome a levantarme de su pecho, que fue descubierto por la fina sábana blanca dejándome ver su torso desnudo. Sus trenzas calleron al filo de sus hombros su mirada era totalmente fría y sin ningúna emoción, junte mis rodillas y coloque mi mentón encima de estás. Lo mire detalladamente recargado en la cabecera de la cama, con la mirada totalmente perdida, como si se estuviera lamentando de algo, como si estuviera apunto de explotar de la ira. O simplemente se sintiera culpable de todo.

Dos miradas completamente perdidas, dos almas intentando amarse sin límites, simplemente dos estrellas brillando para ellas. Pero una estrella emitía la última luz que le quedaba, esa estrella ya estaba más que apagada.

- Nos iremos mañana mismo, sólo dame toda la mañana para comprar los boletos de avión y saber a dónde irnos. - hablo Tom con esa voz de superioridad, esa voz que no tenía piedad y podía terminar con todo si él quisiera.

- Tom, no lo tienes que hacer si no quieres, no es tú culpa -

- ¿Qué dices? - hablo de nuevo, pero está vez más serio, su mirada se dirigió a mi rostro en espera de mi respuesta.

- Puedo seguir con él, pero también verte a ti. Si lo prefieres podemos dejar todo hasta aquí. - tragué saliva varias veces para intentar quitar el nudo en mi garganta pero era inútil, esas palabras habían salido sin sentido de mi.

- No tienes porque irte de aquí, no es tu culpa. - hable de nuevo sin sentido ¡Que zorra! Me grite a mi misma. Sin darme cuenta su rostro de Tom estaba a unos cuantos centímetros del mío, podía sentir su respiración pegar, levanté la cabeza encontrándome con su mirada penetrante, su lengua jugando con su piercing me hacía volverme loca. Siempre se veía tan jodidamente sexy así. Sus manos posaron junto a mi cuerpo y como león cazando a su presa, se acercó lentamente dejándome debajo de su cuerpo.

- ¿No lo entiendes? - Preguntó bastante molesto.

- ¿No entiendes que yo te amo a ti? ¿No entiendes que tú eres mi chica? ¡Ese idiota no tenía porque tocarte! Eres mía Lana, ahora eres mía y no dejaré que te hagan daño una vez más ¡Odio tener que huir para estar contigo! - Cualquiera ya se hubiera acojonado con esto, pero a mí me ponía de lo más caliente.

Te arrepientes?  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora