Como la primera vez.

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Tome a Tom de la cintura y lo abrace como si mi vida dependiera de ello, las lágrimas salieron sin permiso, pero no importaba. Ahora estaba con Tom y tenía que aprovechar mis últimos momentos con él...

- Tom, no sabes cuánto te extrañe, mi vida es una mierda sin ti - aferre mi cuerpo al de Tom, sentía como acariciaba mi cabello con sus dedos.

- Cariño, dime qué es lo que pasa. Dímelo ahora y te juro que mataré a ese idiota, pero tienes que decirme todo.-

- Tom, no puedo. No puedo ponerte en riesgo -

Sentí sus manos recorrer todo mi cuerpo, tomo mi cintura con sus dos manos y me aferró a él, por un momento fuimos una sola persona, sentí su corazón latir al ritmo del mío, sus manos apretaron más mi cintura y con voz grave y ronca hablo, permitiendome sentir su vibración de cada palabra.

- Si tengo que matarlo y cruzificarlo. Lo haré. Porque eres mi chica, mía y de nadie más, así que tienes que decirme todo lo que ese idiota te hizo. -

Me tomo de la cara y me hizo verle, sus ojos estaban llenos de irá al igual que tristeza. Me quedé congelada admirando sus facciones, una extraño sensación recorrió mi cuerpo, me sentí nerviosa ante su mirada fría pero dulce a la vez, me recordó a las tardes de invierno, cuando el frío recorre tú cuerpo y choca con lo caliente de una buena taza de café, tener a Tom de esta manera me hacía sentir como la primera vez que estuvimos juntos, por un momento me quedé en blanco y sólo tenía algo presente. La primera vez.

Tom colocó sus manos en mi cara y con delicadeza quitó mis lentes negros, dejando a la vista mi ojo morado con una notable hemorragia, me aleje de él dando un pequeño empujón y le me di la vuelta para evitar ser vista.

- Lana ¡Mírame, ahora! - exigió mientras se acercaba a mí, tomo mi brazo y de un tirón me giro hacia él, obligandome a verlo directamente a los ojos.

- ¿Te golpea? - preguntó con algo de melancólica, no pude mirarlo a los ojos, saber que me vería vulnerable me dolía más que nada. Agache la cabeza sin decir una sola palabra

- Estoy bien. -

- No, no estás bien. ¿Qué más te hizo? -

Mire el suelo sin decir nada y agache la cabeza por completo, observé mis tenis por un momento y después los de Tom. Por un momento recordé que jamás había observado sus tenis, ni una sola vez siempre observe lo demás, pero sus tenis nunca. Solté una pequeña risa floja al pensar en eso y olvide por completo los gritos frustrantes de Tom.

- Lana dime qué fue lo que te hizo, dímelo cariño. -

¿Decirle qué? Que fui violada por Georg y que me golpea cada que quiere y, que probablemente mataría a Tom si se enteraba de esto junto a Bill ¿Eso quería que dijera?

- Lana..- me tomo de la cara y me hizo mirarlo a los ojos, se acercó lentamente a mis labios y en cuestión de segundos presiono mis labios contra los suyos, beso lentamente mi boca, me quedé congelada sin hacer nada el al notar que no respondí el beso se alejo de mi

- ¿Qué ocurre? -

- Nada, sólo me siento feliz de sentirte de nuevo, pero ahora necesito hablar contigo -

- Te escucho -

- Tom, Georg es malo no puedes enfrentarte a él. Siempre estaré encadenada a él y jamás podré salir de ese infierno. Ahora tú corres un gran peligro junto a Bill, estoy siendo vigilada todo el día, no tengo celular y ya no podré hablar ni estar contigo - un gran nudo se formó en mi garganta y mi voz comenzaba a cortarse, como pude me trague mis lágrimas y seguí hablando.

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