●Cap 01●

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El compromiso y sus ojos al anochecer

Salí de la piscina y dejé que el agua me escurriera por todo el cuerpo para luego enrollarme en la toalla y me quedé sentada en uno de los camastros mirando hacia el horizonte, pero fuí interrumpida por mi Nana.

-Niña, niña, me traes buscandote por toda la casa y aquí estás. Habló apresurada.

-Nana, aquí estoy. Le dije con una sonrisa.

-Tú papá ya las quiere ver a tí y a tu hermana en el comedor.

-Voy Nana, voy. Le dije de mala gana y me fuí a mi habitación a bañar.

Mi nombre es Andrea, mi padre es Alejandro Montemayor el ganadero más importante de la región y mi madre Nidia Rodríguez, tengo un hermano mayor de 28 años su nombre es Alexander, después sigue mi hermana Antonella ella tiene 25 años y está próxima a casarse y yo soy la hija menor solamente tengo 22 años y estudio finanzas en el Tec de Monterrey.

-Niña, mi niña, apúrate, ya llegó el padre Juan. Mi Nana nuevamente me Habló.

-Me estoy terminando de bañar. Le grité desde la ducha.

-Apúrate, ya están poniendo la mesa.

Salí de la regadera y me puse la bata, mi Nana dejó sobre la cama un vestido rosa y unas zapatillas color perla, me cambié y me sequé el cabello y luego me maquillé sutilmente. Bajé al comedor y saludé a mi papá, mi mamá y al padre Juan. Minutos después llegó el prometido de mi hermana con sus papás y finalmente bajo Antonella.

El desayuno transcurrió de lo más normal y mi padre se encerró en su despacho con el suegro de mí hermana y nosotras pasamos a la sala a seguir checando los últimos detalles de la pedida de mano y  escuchar el sermón del padre Juan.

Me sentía demasiado abrumada entre tantas cosas que hacían falta y mejor decidí salir a checar unos pendientes a la tienda. Así que le pedí a mi Nana que le avisará al chófer que saldríamos.

Subí a mi habitación por mi bolsa y salí de la casa con el chófer hacía la tienda de ropa que inauguré cuando entré a la universidad, pues quería ser independiente y hacerles ver a mi familia que yo también podía estar al frente de un negocio, ya que mi padre solo toma en cuenta las decisiones de mi hermano.

Luego de media hora en el tráfico logramos llegar a la boutique. Saludé a Ashley la chica que me ayudaba a atender el negocio y estuve un rato acompañandola, quería hacer tiempo para llegar lo más tarde posible a la pedida de mano de mi hermana, no me era muy grato estar rodeada de toda la crema y nata de San Pedro de la Garza.

Se llegó el atardecer y tenía varias llamadas perdidas de mi madre, decidí regresar a casa para evitarme el regaño del siglo.
Entramos a la casa y había varias camionetas blindadas con escoltas por todos lados y un Mercedes Maybach S500 idéntico al auto de mi hermano, bajé el vidrio del coche pero al parecer no había nadie en los autos.

Llegué a mi habitación y me duché, me maquillé y me puse un vestido rojo corte de sirena y escote V.

-Mi niña hasta parece que tú eres la prometida. Me interrumpió mi Nana.

-Nana que cosas dices, yo solo iré a esa fiesta porque es mi casa y porque es mi hermana, de lo contrario no iría. Le dije poniéndome los aretes.

-Ay mi niña, ya me imagino cuando tú te cases, serás la prometida más hermosa de todo San Pedro de la Garza.

-Nana hoy andas desatada con esos comentarios, para casarme aún faltan muchos años. Le dije lanzando un suspiro a aire.

Bajamos al jardín pues ahí sería la pedida de mano de mi hermana y había una multitud de personas. Me senté junto a mi familia en la mesa de honor y minutos más tarde sirvieron la cena.

1004 kilómetros Donde viven las historias. Descúbrelo ahora