Los gritos eran fuertes, podía escucharlos incluso a una distancia considerable, como Snow y David estaban discutiendo acaloradamente mientras Emma y Killian pensaban en otro plan pues parecía que todos les fallaban. No logró entender que pasaba, pero las cosas no estaban bien por lo visto, Snow se alejó bastante irritada del príncipe mientras que Emma miró a la distancia a sus padres con una expresión de preocupación, el ambiente parecía hostil y se sentía la tensión a kilometros, la rubia miró a Garfio dandole a entender que iba a averiguar que pasaba y este asintió ya que ella iría por su madre para hablar. El rubio se alejó hasta llegar a una calle más abajo mirando el horizonte completamente perdido en sus pensamientos luego de aquella fuerte pelea en la que se había involucrado con su esposa. El pirata en un momento de empatía se acercó al hombre tratando de ver en qué podía ayudar, ver a David triste o molestó le hacía sentir incómodo por alguna razón incluso sintió cierta molestía por Snow, al acercarse simplemente se quedó a pocos pasos del hombre tratando de intentar comenzar una charla, David estaba a todas luces molesto y con tristeza.
—¿Te sientes bien? Preguntó tratando de sonar comprensivo ante la situación.
—¿Que quieres Garfio? Cuestionó de manera cortante para luego darse la vuelta y darle una mirada fría.
—¿Problemas en el paraíso, eh? Respondió esbozando una sonrisa que luego se apagó al notar la mirada de ira del principe.
—No seas idiota, no es algo que te importe. Espetó agresivo el rubio fulminandolo con la mirada.
—Tranquilo, vengo en son de paz. Agregó el pelinegro alzando ambas manos al aire.
—Discutimos... cometí un error y eso es todo, ella exageró las cosas. Explicó suspirando intentando relajarse.
— Entiendo, ya se le pasará, lo que yo siento es que debemos tener una tarde de chicos, tu y yo ¿quieres beber algo? Preguntó con su sonrisa característica intentando llegar al hombre de una forma mas amena.
— Si ¿sabes que? vámonos, ya no aguanto estar en este lugar. Dijo aceptando la propuesta del pirata que ahora le venía perfecto en este momento tan desagradable.
Ambos se retiraron del lugar, Emma le hizo un gesto de entendimiento a Killian y este llevó a David a un lugar donde poder relajarse luego de tanta presión, al parecer las cosas estaban complejas entre la pareja de principes, cosa extraña porque siempre habían sido unos cursis, melosos que te provocaba diabetes solo verlos interactuar. Al estar en aquel bar, David pidió un whisky doble, el pirata un ron lo cual lo hizo estar feliz, amaba esa bebida. Ninguno de los dos decía nada, solo estaban reunidos juntos en aquel bar bebiendo, el rubio lucía completamente triste, cosa que hizo algo dentro de el pirata como si no le gustara verlo así, por eso trataba de hacer bromas tratando de que este pudiera relajarse, aunque no estaban funcionando mucho viendo el rostro del rubio, el aroma a cigarrillo, alcohol y desodorante ambiental en aquel sitio. Pasaron unos minutos antes de que el principe comenzara a hablar.
—Ella se molestó porque le dije que tenemos que pensar mas las cosas antes de atacar a lo que sea que está haciendo que este pueblo peligre, ella solo quiere luchar, la entiendo, yo igual siempre fui un guerrero, pero al mismo tiempo temo por lo que pueda pasarle, pero ella no entiende eso, solo quiero protegerla. Confesó mientras jugaba con su vaso a medio beber, se llevo este a la boca y tomó otro sorbo del whisky que parecía quemarle la gartante al ver el gesto en los ojos de David.
—Entiendo, solo quieres protegerla, a veces las personas que amamos no entienden esos sacrificios, pero nos toca intentar hacer lo posible, la verdad es que eres muy valiente y protector, me hubiera encantado tener un padre como tu. Lo elogió mientras miraba como David esbozaba una sonrisa por el comentario de Garfio haciendo sentir un calor peculiar en el pecho del pirata por hacerlo sentir un poco más feliz.
— Gracias, agradezco que al menos alguien me entienda. Replicó el príncipe terminando su vaso de un sorbo y dejandolo en la mesa, alzó la mano en señal para pedir otro más.
—No agradezcas, es la verdad. Replicó sonriendo y bebiendo su vaso de ron que estaba muy refrescante.
Los dos hombres se bebieron dos tragos más y salieron del bar caminando por la costa, ese sitio era el favorito de Killian, ver el mar, lo encontraba precioso, un paisaje único el cual todos podían admirar. El aire era fresco, era un hermoso atardecer, David caminaba sin mirar aquel hermoso espectáculo probablemente pensando en la pelea que tuvo con su mujer hace un rato, aquello solo hizo que la empatía de Garfío creciera más interesado en sacarlo de ese feo trance que el principe estaba padeciendo, no quería verlo molesto ni mucho menos triste.
—Oye David ¿alguna vez te has detenido a mirar el mar? Preguntó con una sonrisa y una mirada soñadora al oceano que estaba frente a los dos hombres.
—No. Respondió el rubio deteniéndose para observar lo que Killian miraba, completamente perdido en sus pensamientos.
Los dos se quedaron viendo aquel espectáculo natural, como el sol se iba ocultando y llegaba la noche. Solo se escuchaba el sonido del mar, las olas rompiendo, aquel aire fresco, el sonido de las gaviotas que volaban alrededor. Killian sintió un calor en su pecho, se sentía feliz con la compañía del rubio, ver aquello, su imaginación empezó a hacer escenarios donde estaba con el príncipe, a bordo del Jolly Roger mirando aquellos atardeceres juntos en altamar, con una botella de Ron para los dos, con David abrazandolo por la espalda envolviendo sus brazos grandes alrededor de su pecho, brindándole calor como lo hacía con Snow. Todo aquello provocó un suspiro en el capitán lo cual trató de disimular, por suerte David no lo notó. Un sonido los sacó de aquel trance, era el celular del príncipe. Killian maldijo en voz baja, odiaba esos aparatos porque distraían a la gente de las cosas realmente importantes.
— Es Snow, quiere conversar, será mejor que me vaya, me gustó pasar tiempo contigo, Killian. Comentó el príncipe esbozando una sonrisa y palmeando su hombro en señal de amistad.
— A mi también, espero que cuando necesites algo me busques, sabes dónde está mi barco. Le respondió el pirata sonriéndole de vuelta.
— Gracias, compañero. Le dijo antes de darse la vuelta y caminar, al mismo tiempo que el pelinegro lo veía alejarse del mar.
La charla con David fue algo que sin duda disfrutó mucho, no solía compartir mucho con el hombre por obvias razones, siempre estaban teniendo algún problema, ya sea por alguien que intentaba aniquilarlos o porque el rubio se la pasaba con su esposa o pseudo esposa a decir verdad ya que ni siquiera estaban casados en Storybrooke. Al llegar a su barco, el pirata tomó un pez y lo frío en la cocina, no presumía ser un experto en cocina, pero sabía preparar peces, le quedaban deliciosos al igual que los huevos y tocino. Comió su cena, era inevitable sentirse solo casi siempre, aunque trataba de ocultarlo, era difícil para él, a veces los recuerdos del abandono de su padre venían como una fuerte ola que lo arrojaba lejos, extrañaba a su hermano mayor Liam, pese a todo, era la única familia que tenía y perderlo lo derrumbó, así mismo el perder a Milah fue la gota que derramó el vaso y que lo hizo volverse loco y lleno de venganza, sin embargo había una persona que lo hacía sentir diferente, él pensó que era Emma, pero no, era el padre de esta, David Nolan quien lo incentivaba a ser un mejor hombre, veía en el príncipe una luz, ahí estaban de nuevo esas emociones raras, lo que le pasaba cuando estaba cerca del hombre.
Desde que vivieron los incidentes en Neverland que las cosas entre los dos habían cambiado, habían aprendido a confiar el uno en el otro, reconocía que en un inicio el principe le parecía detestable, siempre odió a los monarcas y sus costumbres chapadas a la antigua, pero reconoció al pasar los días y luego del incidente del veneno que el rubio era mas que un monarca tonto, era un hombre valiente que se preocupaba por los que amaba y que daría su vida por ellos. Terminó su cena dispuesto a irse a la cama, no había nada más por hacer, mañana sería otro día, habían quedado en reunirse mañana con Emma, David y Snow para descubrir que estaba ocurriendo, algunos residentes de Storybrooke habían desaparecido, otros no recordaban nada de su pasado en el bosque, todo estaba raro en ese sitio.
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David se había sentido liberado con aquella conversación con Killian, la verdad es que lo había juzgado mal, el pirata no era un mal hombre pese a sus acciones pasadas, lo apoyó en ese momento donde había discutido con Snow, algo que lo había dejado cabizbajo, no le gustaba discutir con la mujer que amaba, pero las cosas estaban poniéndose muy duras últimamente y más con tantas desapariciones en el pueblo. Logró conversar las cosas con Snow, ella estaba incluso preocupada por su escapada con el pirata al bar, pero todo logró resolverse, al menos por el momento, la reconciliación entre los dos fue terminar en la cama haciendo el amor, disfrutaba estar con su esposa, la amaba y eso lo podía sentir, se sentía feliz de tener a alguien en quien confiar, pero a unos kilómetros en el muelle había un barco solitario y dentro de él estaba un pirata que estaba solo, Killian miraba el techo pensando en su vida, con una botella de ron en mano intentando olvidar todas las desgracias de su pasado que no daban pie a ser más que tortuosas cicatrices que no tenían cura. Se preguntaba si David había logrado arreglar las cosas con su esposa, se estaba preocupando demasiado por el rubio.
Al día siguiente se reunieron en el bosque junto con Regina, ella creía que lo que estaba pasando ahí era producto de una magia más poderosa que la de ella o cualquier otra. Los residentes de Storybrooke que no recordaban quienes eran parecían estar completamente idos de la realidad y por más que la reina intentara sacarlos de ese hechizo parecía imposible. De pronto una voz conocida apareció y se les acercó de forma preocupada.
— Chicos necesito su ayuda, es mi abuela, no recuerda quien soy. Dijo alarmada.
—Vamos a verla. Respondió Emma.
Al llegar la abuela miró a todos los que llegaron, parecía confundida, ella estaba con la mirada perdida en un punto fijo como si no pudiera hablar, lo que tenía a Ruby preocupada. La chica se acercó y acarició el rostro de la mujer, pero esta parecía inerte, como si nada pudiera hacerla reaccionar.
—Es inutil, cayó bajo la maldición. Sentenció Regina.
— Quizás solo es demencia senil. Agregó Emma.
Aquello fue perturbador pues la señora parecía estar presa en su propio cuerpo, una lágrima salió de su ojo cayendo por su mejilla. Había que acabar con esto lo antes posible, no podía ser que estuviera pasando aquello en el pueblo, ni siquiera Regina lograba saber qué estaba pasando. Todos suspiraron y le explicaron a Ruby que no era la primera persona con aquella maldición, que se estaba replegando por todo el pueblo y que algo parecía estar provocando todo, enseguida pensaron en Rumpelstiltskin pero eso era imposible, ese malvado siempre hacía las cosas diferentes, ya que le gustaba alardear de su poder. Todos se retiraron dejando a la pobre Ruby angustiada junto a su abuela, prometieron volver para ver el estado de su abuela.
Por su parte Killian estaba lidiando con sus propios demonios, sus sentimientos hacia David y la depresión que tenía al estar tan solo. Miraba al príncipe cada vez que tenía la oportunidad y este estaba distraído, trataba de memorizar cada gesto, cada detalle de su rostro, sus ademanes, su voz, todo a Garfio le estaba hipnotizando, a veces se preguntaba cómo era posible sucumbir a todo esto, porque él estaba intentando no caer en esos sentimientos fuertes que estaba desarrollando porque no tenían razón de ser. De pronto vio como el rubio envolvió a Snow entre sus brazos y una molestia se desarrollo dentro de él, al mismo tiempo acompañado de tristeza porque le gustaría poder estar entre los brazos del príncipe, sentir su calor, su aroma, sentir aquella protección que solo el rubio daba, se hizo como siempre el fuerte y lidió con todo lo que estaba pasando. Una vez todo lo de la misión terminó simplemente se despidió con mucha melancolía de todos, en especial de David quien pareció notar aquello. Cuando le extendió la mano el príncipe apretó con fuerza su mano no lo suficiente para lastimarlo, la mirada del rubio se hizo intensa como si sintiera que el pirata estaba pasando por un mal momento.
Killian comenzó a caminar en dirección al muelle. Sintió un feo vacío en su pecho y como si tuviera ganas de llorar, un nudo acumulandose en su garganta y no quería sacar eso en frente de todos, odiaba llorar, cuando logró llegar al Jolly Roger simplemente se lanzó a la cama y comenzó a soltar las lágrimas de forma que toda su cara se entumeció por el agua, era patético llorar de esa manera, pero las cosas estaban pasándole la cuenta, era mucho por procesar y necesitaba liberarse de todo lo que lo estaba aquejando. El pirata ya no sabía que hacer con ese vacío dentro de él, que lo estaba consumiendo de a poco.
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David salió de su casa diciéndole a Snow que tenía algo que hacer, se dirigió caminó al barco de Garfio, no sabía porque pero algo le decía que necesita su ayuda, vio sus ojos hoy, estaban llenos de tristeza y dolor, el pirata podría ser un hombre que trataba siempre de verse rudo, gracioso y ponerse esos escudos, pero de alguna manera el príncipe logró leer que algo malo estaba pasando con Killian. Al llegar simplemente se metió en el barco, caminó por la cubierta y se metió bajo esta mientras escuchaba unos sollozos dentro de la habitación.
—¿Garfio? ¿estás aquí? Preguntó caminando por el pasillo y se encontró con una imagen bastante sorprendente.
Killian estaba en el suelo acunado en sus rodillas, parecía estar llorando, una botella de Ron a la mitad, todo se veía terrible corrió hacía el pelinegro y se agachó para ayudarlo, al verlo vio los ojos del pirata completamente rojos, llenos de lágrimas, nunca imaginó que vería al hombre así de devastado.
—Killian ¿qué ocurrió? ¿te sientes mal? Preguntó intentando verlo.
Este sin más se lanzó a los brazos de David comenzando a llorar desconsoladamente. El príncipe quedó sorprendido, pero envolvió al más bajo en sus brazos dejando que llorara, estaba muy triste por lo visto, eso era demasiado, nunca creyó que lo vería así. Las lágrimas mojaron el pecho del rubio, Lo acunó con más fuerza mientras esperaba a que el llanto disminuyera, Killian se sentía protegido por el más alto, era reconfortante estar en sus brazos y cuando recuperó su compostura se separó porque no quería incomodarlo más.
—Lo siento, David... yo. Se excusó limpiando sus lágrimas con sus mangas mientras miraba al rubio a los ojos.
—Tranquilo, necesitas relajarte, ten. Le dijo en un tono más bajo y le dio un pañuelo para que este se limpiara.
—¿Qué haces aquí David? Preguntó mientras terminaba de componerse.
—Te sentí extraño esta tarde, algo me dijo que no estabas bien y el otro día fuiste de mucha ayuda para mi y te debo una. Explicó el más alto extendiendole su mano para ayudarlo a ponerse de pie.
Killian miró a David y le ofreció un trago, los dos se fueron a una especie de comedor que tenía, el pirata le sirvió un trago a él y otro para sí mismo. No dijeron nada más que estar los dos mirándose por unos segundos. La respiración de Killian estaba algo intensa, le pareció muy llenador y cálido que David viniera a verlo, eso le dio más intensidad a sus sentimientos nuevos.
— Lamento que me vieras así, yo no me he sentido bien últimamente, David. Solo quiero desaparecer, estoy harto de todo, me siento solo, soy un caos. Confesó con su mirada perdida.
— No digas eso, sabes que todos te apreciamos, Emma, Snow, yo, eres un gran hombre, has cambiado Killian, ya no eres el mismo de antes. Dijo mientras esbozaba una sonrisa brillante.
— Gracias por tus palabras y por no dejarme solo. Sonrió secándose las lágrimas que quedaron en sus mejillas.
— No es nada, compañero. Le dijo extendiendo su mano para que se pusiera de pie.
Los dos hombres comenzaron a tener una charla amena, David no quiso presionar a Killian a que le contara todo, pero era obvio que estaba pasando un mal momento, el pirata por lo visto había pasado por muchas cosas. El ron estaba algo frío, al rubio no le gustaba beber demasiado pero acompañó al contrario porque necesitaba apoyo. El pelinegro seguía pensativo, las cosas estaban complicadas en el pueblo, todo parecía ponerse más difícil a cada momento sin saber qué era lo que ocurría, ni siquiera Regina podía entenderlo.
— Estoy cansado de todo esto ¿sabes? No me gusta hablar de mis problemas, pero siento que necesito desahogarme. Muchas veces me he sentido que no valgo nada, que no sirvo más que para causar daño, creo que mi vida no tiene sentido, solo quería vengarme del cocodrilo por matar a Milah y cortar mi mano, lo quería desesperadamente, sentía que me quemaba por dentro, solo quería encajar mi espalda en él y terminar con todo. Confesó con melancolía.
— Mira Killian, a veces pensamos cosas, yo mismo te juzgué mal, nunca sentí que los piratas fueran confiables, pero cuando salvaste mi vida, supe que eras un hombre diferente, que no solo eres venganza y odio, además, me he dado cuenta que he podido encontrar en ti un muy buen amigo, alguien confiable. Respondió el rubio con una sonrisa.
— Te agradezco esas palabras, de verdad. Dijo dandole una mirada llena de ternura.
Killian se estaba sintiendo mejor después de mucho tiempo, es increíble como solo unas palabras de David lo hicieron sentir mejor, entendía porque Snow se había enamorado perdidamente de él, era un tipo excepcional, alguien que valía la pena, entonces salvarlo en Neverland para él fue sencillamente algo de lo cual jamás se arrepentiría de hacer. La noche estaba algo fría, David se puso de pie y le extendió una mano a Killian.
— La hora se me ha pasado, espero que estes mejor ahora, cuidate Killian. Te veré pronto.
El rubio se fue despidiéndose con una sonrisa, el pelinegro le dio otra en respuesta y salió del lugar, el pirata suspiró un poco ya que aquella visita le hizo muy bien, estaba feliz de haberse ganado el respeto de David, tener su comprensión y aprecio. Su estómago estaba cosquilleando por todo lo que había pasado en este rato, sus sentimientos por el príncipe eran demasiado grandes ahora mismo, lo estaba entendiendo y era que aunque quisiera no podía no sentir nada, lo quería y eso era algo obvio, pero de una forma diferente, lo quería como algo más que un simple amigo, tampoco como un hermano sino como una posible pareja, osea luego de conocerlo no tenía dudas de que el príncipe era único, que Snow era la mujer más afortunada del mundo por tenerlo y que él quisiera tenerlo a él. Se recostó en su cama pensando en el rubio, en esa sonrisa que le dio, en esos ojos tan brillantes que le recordaban lo hermoso que era el océano. Sin duda David Nolan era un principe con todas sus letras.
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Notas: Espero les esté gustando la historia, dejen sus votos y comentarios.
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The Waves Inside Me (Captain Charming)
FanficKillian Jones, el mítico Capitán Garfio se había enamorado solo una vez en su vida, esa fue Milah, quien le dio los mejores momentos, sin embargo la perdió por culpa del cocodrilo, buscando la venganza, el pirata descubre que el amor es algo imprede...