Capitulo 7: El amor que no esperaba.

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David fue a reunirse con Mary Margaret para pasar la tarde, se sentía extraño, no se sacaba de la cabeza aquella mirada de Killian, se veía tan triste que lo conmovió, su cena con la princesa estaba en pleno desarrollo, ella había preparado una ca...

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David fue a reunirse con Mary Margaret para pasar la tarde, se sentía extraño, no se sacaba de la cabeza aquella mirada de Killian, se veía tan triste que lo conmovió, su cena con la princesa estaba en pleno desarrollo, ella había preparado una carne deliciosa, la estaba disfrutando, pero no se sentía bien estar pasándola tan relajado cuando cierto pirata estaba triste, le removía la consciencia, no sabía como actuar con él, no era su culpa pero a la vez él sentía que si, aquella noche en su apartamento era el problema, Garfio tal vez pensó cosas que no eran y eso estaba mal, peor fue que él estuviera tan borracho como para no saber que por calenturiento terminó metiendo la pata. Snow pareció notar que su marido estaba perdido en sus pensamientos por lo cual sonrió y preguntó en medio de su trance.

— David ¿qué te ocurre? Hace rato que te veo cortando la carne pero no te veo comer. Preguntó.


— Me siento solo cansado, es todo. Respondió, no quería hablar de esto con Snow, sería demasiado para ella y para Killian haría las cosas incómodas, sin mencionar que probablemente ella lo mandaría a la mierda por haberse acostado con el pirata.

— Bueno, debes comer, te hará bien y luego tu y yo... podemos pasar tiempo a solas... Propuso mirándolo de aquella manera tierna pero seductora.


Luego de comer el rubio se desnudó y se metió en la cama con su esposa, el sexo con Snow siempre era bueno, tenían esa conexión emocional increíblemente grande, pese al placer, pero la culpa luego de terminar lo sacudía, había estado con otra persona, a espaldas de ella, solo luego de tener una pelea y eso lo carcomía, porque quería dejar ese suceso atrás, pero por supuesto aparecía cierto pirata diciendole que sentía algo por él. De pronto su vida se volcó en un sin fin de caos que no sabía cómo arreglar, respiró profundo luego de que Snow se durmiera, miraba el techo completamente perdido en sus pensamientos, pensando en cómo iban a hacer las cosas con Garfio, sería incómodo y eso era algo real. De pronto vinieron los recuerdos de aquella noche extraña en la que tuvo sexo con el pirata, los besos necesitados del pelinegro, esa barba picosa restregandose contra su mentón, el aroma a ron, sus caricias y su boca... recordó aquella mamada que le hizo, David no era de tener sexo con cualquiera, en su vida siempre llevó el lema de encontrar a la persona correcta, esa fue Snow y así sucedió todo, pero al salirse de su rutina, probó algo diferente, era como un placer oculto, una lujuria pecaminosa que lo invadió aquella noche, sumando los tragos, la rabia que tenía por la pelea con su esposa, lo llevó a perderse en ese espiral de placer que Killian le mostró, su erección apareció incluso luego de haber tenido dos rondas con Mary Margaret ¿que mierda me está pasando? se preguntó molesto porque no quería sentirse raro ¿porque le costaba tanto ver aquello como un simple error? claro, el problema eran los sentimientos de Garfio. Se levantó de la cama y quiso caminar un poco, sabía que su hija estaba durmiendo en el mismo apartamento, aunque ella no había llegado, se preguntaba si Killian tenía que ver en esto, pero claro, de pronto notó lo ofuscado que estaba y trató de relajarse. Sus pensamientos iban a acabar con él.


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Killian estaba en un bar, llevaba su sexto ron, aquella situación con David durante la tarde fue extraña, no entendía porque el rubio intentó detenerlo y peor que le importara lo que sentía, su actitud había sido algo patética pensó, casi se quiebra delante de él. no era precisamente la persona mas llorona del mundo, intentaba siempre ocultar sus penas como lo hizo desde el momento en que perdió a Liam. Siempre tuvo que ser fuerte para salir adelante, ser duro porque de lo contrario la vida te llevaría por delante. Aquel bar de Storybrooke era un ambiente perfecto, lúgubre a más no poder. Un tipo que estaba a dos mesas le hizo una señal de brindis y Killian le respondió con una sonrisa, al cabo de unos minutos aquel hombre se sentó frente a él.


— ¿Te molesta si te acompaño guapo? Preguntó el hombre que no estaba nada mal para ser honestos, aunque claro nadie se comparaba con David Nolan.

— Gracias por lo guapo, me lo dicen siempre. Se rió con su característico humor sacando una sonrisa al contrario quien estaba bebiendo al parecer whisky, lo mismo que David bebía siempre.

— No es nada es la verdad y me imagino que si, pero cuentame ¿que hace un hombre como tu tan solo en un bar? no me extraña que estuvieras rodeado de mujeres lindas. Dijo el hombre.

— Me gusta beber solo, la verdad, pero nunca falta la compañía. Agregó el pirata sonriendo.

— Eso es bueno, me siento afortunado siendo tu compañía esta noche ¿Puedo saber tu nombre?

— Killian Jones ¿y el tuyo? Preguntó de vuelta.

— Jason Lewis. Dijo el hombre.

— Entonces brindemos por ti, Jason.


Los besos eran desesperados, aquel hombre realmente tenía ganas de tener sexo, Killian lo besó de vuelta, podía sentir el sabor a Whisky, las caricias iban por todos lados, entre más y más la ropa iba saliendo la temperatura aumentaba. De pronto el tipo estaba desndudo del torso, lo vio era más delgado que David, piel blanco, un poco tonificado, Killian besó su cuello, el tipo acarició la espalda del pirata dejándose llevar por el momento y estaban bajo la cubierta del Jolly Roger, la cosa había escalado bastante durante la noche, irse con un desconocido a su barco, una completa locura. Las caricias siguieron hasta que de pronto la imagen de David vino a su cabeza, Killian se bloqueó en ese momento y alejó al tipo.

— Vete, por favor. Dijo mientras lo alejaba de su cuerpo.

— Pero... qué pasa ¿hice algo malo? Preguntó preocupado.

— No, simplemente no quiero tener nada contigo, vete. Sentenció.

— Estás enfermo. Le dijo mientras se vestía y salía del barco molesto.


El pirata se agarró la cabeza, estaba ebrio, no quería estar con nadie, lo que hizo no fue más que una locura, un impulso tonto debido a que necesitaba sacarse al rubio de la cabeza pero se le hacía imposible, no era lo mismo, David era único, nadie podría reemplazarlo y menos por un tipo cualquiera, definitivamente estaba jodido. Se recostó en la cama sin camisa respirando y mirando el techo, las tablas del Jolly Roger, las contaba una a una intentando escapar de ese momento de realización donde podía decir abiertamente lo que sentía así mismo, necesitaba respirar relajarse, estaba pasando por demasiado estrés, tal vez debería irse de Storybrooke un tiempo, pero sería huir como un cobarde y él no era eso, menos cuando estaba pasando algo extraño en el pueblo. Le tenía mucho aprecio a Emma, Henry y por supuesto a David aunque le dolía cada vez que lo veía.


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Emma convocó una reunión en la cafetería del pueblo para ponerse al tanto de lo ocurrido con los misteriosos casos de desapariciones y personas sin recuerdos. Al parecer habían logrado contactar con Mulan y ella les había dicho que muchos de sus soldados estaban igual, que no podían recordar nada y entraban en un trance del cual no podían salir. David llegó lo más rápido que pudo y notó la presencia del pirata que estaba ahí sentado solo jugando con los condimentos. Caminó hasta la mesa y se sentó frente a él. Su hija Emma se encontraba con él pelinegro además de Mary Margaret quien sonreía como siempre. Respiró por un momento uniéndose a la conversación que Emma estaba teniendo con los demás. Killian pareció mirarlo de reojo buscando algo, David lo buscó con la mirada pero este la desviaba a cada momento hasta que sus ojos lograron sincronizarse. Un rubor tiñó las mejillas del pirata haciendo todo completamente incómodo y sorprendente. Nunca pensó que vería al pirata ruborizarse. La plática fue fluyendo, Snow miró a David y tomó un pedazo de tarta de manzana y se la dio en la boca al rubio, los dos sonrieron y empezaron a sostener una conversación personal. Killian miraba la escena romántica de la princesa y el príncipe, una sensación de rabia lo consumió por completo. Lo único que quería era mandar a la mierda todo, pero debía quedarse, era una reunión importante. Se tragó su rabia y tristeza para no dejar que la situación se le escapara de las manos. Dio un respingo y se concentró en escuchar a Emma y su plan en descubrir más sobre lo que ocurría en el pueblo.


— Killian ¿Podrías averiguar con Belle sobre esos símbolos raros? tal vez ella sepa algo junto con Rumplestiltskin? Preguntó la rubia mientras lo miraba a los ojos.

— Si, dejamelo a mi Swan. Respondió algo seco aún perdido en sus pensamientos.

David y Snow siguieron con su melosidad frente a él, aquello le irritaba y podría darles un golpe a los dos, pero se contenía, quería irse, pero sabía que si se iba todos lo mirarían extraño, no quería hacer alguna escena en ese lugar. Respiró un poco con algo de ofuscación, Emma y Snow se retiraron al baño juntas como era de costumbre. David quedó solo frente a él. Killian observó cada detalle del rostro del príncipe que estaba mirándolo sin decir nada como si esperara alguna respuesta de parte de él.


— No tienes que fingir nada, David. sé que te incómoda estar aquí. Le dijo en un tono seco.

— Killian, no es eso, ayer lo que dijiste... (miró a ambos lados ocultándose) ayer me tomaste por sorpresa, no esperaba eso y lo sabes. Confesó.

— Mira, David sé que no me debes nada, pero para mi no es fácil lidiar con esto, nunca me gustaron los hombres hasta que te conocí. Confesó de vuelta.

— Baja la voz, pueden venir Emma y Snow, por favor. Rogó en un tono más tranquilo.

— Lo mejor es que nos olvidemos del tema, no quiero discutir. Agregó.

Las mujeres regresaron a los minutos notando la tensión de la mesa, ninguno de los dos se hablaba, David se la pasó leyendo su teléfono mientras Killian jugaba con el servilletero, los dos hombres estaban extraños y eso se podía notar, ninguna quiso preguntar nada solo se mantuvieron hablando del famoso plan de la rubia. Los cuatro se retiraron del restaurante, el pirata seguía perdido en sus pensamientos mientras conversaban a la salida del lugar. Mary Margaret se tenía que ir y David decidió quedarse un poco más preocupado por Killian, algo le decía que debía quedarse. Los tres conversaron de otros temas concernientes a Henry y a Regina, el mismo discurso de Emma de siempre. Luego de unos minutos, los tres tomaron caminos separados, el pelinegro caminó en dirección al muelle, sus ojos se llenaron de agua, quería llorar pero estaba harto de hacerlo, no quería seguir viéndose débil, menos por alguien que no le correspondía ¿porque le costaba tanto olvidarse de David Nolan? ¿que tenía de especial? se preguntó así mismo, pero luego miles de cosas buenas llegaron a su mente. De pronto sintió una mano en su hombro, se volteó y vio aquellos ojos, ahí estaba David parado con su mirada compresiva.

— ¿Qué pasó? ¿Qué haces aquí? Preguntó el pelinegro mirándolo a los ojos aunque claro estos estaban llorosos y el rubio lo notó.

— Lo siento, por causar todo esto. Dijo con un tono tranquilo.

De pronto el pirata se quebró lo cual hizo que el rubio lo abrazara, Killian intentó alejarse pero David lo agarró con más fuerza y entonces los dos se abrazaron en aquella desolada calle, el aroma del príncipe calmaba al pirata, los dos estaban en un callejón donde no transitaba nadie, era hora de trabajo, ya había acabado el almuerzo. David limpió con sus pulgares las lágrimas del pelinegro preocupado, viendo nuevamente lo vulnerable que estaba aquel hombre que solía esconder su dolor bajo una máscara de sarcasmo y humor. De pronto todo se materializó en un trance y magnetismo demasiado fuerte para los dos, el príncipe sintió la necesidad de acercarse, eso hizo cerrando la distancia depositando sus labios en los del pirata, lo cual selló todo de una forma potente. Killian sintió sus entrañas moverse y un cosquilleo intenso en su estómago. David se separó mirando los ojos de Garfio completamente sorprendido con lo ocurrido.

— Lo siento, Garfio... debo irme. Dijo antes de irse casi corriendo del lugar completamente rápido como si su vida dependiera de ello.

— ¡Espera David! Exclamó pero el príncipe no lo escuchó y siguió su camino a donde fuera que estuviera yendo, llevaba demasiado prisa.

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David casi corrió por toda la calle pensando en lo que acababa de hacer. No debió besar a Killian luego de decirle que no había forma de que pudiera corresponder sus sentimientos, pero fue más fuerte que él. Al verlo tan triste no pudo soportarlo y simplemente sintió que el hombre necesitaba aquello, pero esto estaba mal, de todas formas era volver a cometer el error, ya había engañado a Snow con Killian y esto era caer en lo mismo. No podía entenderse así mismo, era un completo caos su mente en ese momento. Garfio tampoco se merecía esto, no merecía que lo ilusionara de esa manera, no era correcto y menos justo para su esposa, amaba a Snow ¿porque ahora tiene que tener estas dudas? nunca las tuvo antes, menos el querer besar otros labios diferentes a los de su esposa, pasaron por tanto y ahora el estropeaba todo con sus impulsos. Se fue al trabajo con la cabeza llena de dudas, simplemente intentando comprender todo lo que estaba pasando ahora mismo en su mente. El trabajo en la estación estuvo como siempre aburrido a más no poder, en su mente solo se veían los recuerdos de sus acciones, el beso que le dio a Killian Jones, las palabras de este ¿era posible que el pirata sintiera lo que siente por él? aún no lo entendía, lanzó los papeles de su oficina al suelo por la frustración de no saber qué estaba haciendo con su vida, se supone que su gran amor siempre fue Snow, ella siempre había sido esa luz de esperanza en su vida, aquello que llegó a darle lo mas preciado que fue Emma. Tenía que resolver esto pronto. 

The Waves Inside Me (Captain Charming)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora