Regina se encontraba caminando por las calles de Storybrooke luego de dejar a Henry en la escuela, pasó por la avenida dispuesta a ir por un café, al tenerlo dirigió sus pasos al parque donde escuchó unas voces conocidas, se acercó y vio al pirata caminando detrás de David Nolan, el príncipe y uno de sus enemigos en el pasado, el esposo de Snow White, fue entonces cuando los vio discutir, curiosa se quedó mirando escondida entre los árboles y de pronto escuchó aquellas palabras. "—¡Idiota! al que quiero es a ti, no me interesa tu hija, ni ninguna otra mujer, me interesas tú ¿eso querías oír? es a ti a quien quiero maldita sea" seguido de eso vio como la mano del pelinegro tomó el rostro del rubio y lo atrajo para besarlo, los ojos de Regina se abrieron completamente al ver aquello, nunca lo hubiera imaginado ni en un sin fin de posibilidades que Garfio y Charming tuvieran ese tipo de relación tan cercana al punto de besarse en la boca. Pensó que el rubio golpearía al pirata pero no fue así, esto era consensuado, David estaba engañando a Snow, una parte de ella sintió felicidad y alivio por ver aquello, saber que Snow White estaba siendo engañada, que su guapo y perfecto esposo estaba teniendo un amorío con un pirata haciéndola una cornuda.
—Veremos a dónde llega esto, no eres tan digno, príncipe, pero tranquilo, tu sucio secreto por ahora lo guardaré. Dijo para sí misma.
La mujer fue a su casa, recordó que tenía camaras escondidas en ella, fue entonces que buscó las cintas del día cuando David y Killian estuvieron juntos cuidando a Henry, al principio no encontró nada, pero cuando avanzó vio dos grandes sorpresas, un beso cerca de las escaleras y una escena subida de tono en el sofá donde Garfio estaba sentado en las piernas del príncipe hasta que La Salvadora llegó e interrumpió todo, guardó aquella cinta en su caja fuerte, pues la usaría cuando tuviera oportunidad.
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David terminó su trabajo en la estación, por suerte había terminado temprano, Emma se quedó con el turno de tarde, condujo hasta el muelle, se estacionó y caminó hasta el Jolly Roger, Garfio estaba esperándolo con una sonrisa, una vez subió tomó a Garfio del brazo y se lo llevó bajo cubierta, el pirata sonrió con picardía completamente sorprendido y excitado, el rubio lo llevó hasta el cuarto de máquinas y lo empujó contra las bancas.
—¡Dave! ¿Qué haces?
—-Vas recibir lo que mereces por ser un pirata sucio y promiscuo.
—-¿Ah sí? pues soy culpable. Dijo sonriendo completamente deseoso de todo este juego.
David tomó al más bajo y comenzó a quitarle la ropa de una manera ruda, cada prenda salía rápido y de manera forzosa. El sheriff sacó unas esposas de su bolsillo y lo esposó a una de las esquinas dejando al pelinegro amarrado. Una sonrisa pervertida se dibujó en los labios del más alto, el pirata estaba solo con ropa interior esposado y listo para el placer. David se acercó al pelinegro y le dijo en voz baja.
—-¿Así que te follaste a mi hija eh? creo que tienes que pagarlo, tú eres mío. Dijo con un tono masculino y demandante causando escalofríos y temblores en el cuerpo del pirata.
—-Si, lo hice, he sido un pirata malo, necesito que el sheriff me dé un escarmiento rudo. Dijo en un tono desafiante y vulgar, David tomó el mentón del pirata y lo apretó un poco haciendo que este abriera la boca, el rubio se acercó y lamió los labios del pelinegro y luego bajó con sus manos a sus tetillas donde las apretó un poco haciendo que Garfio gritara de placer y dolor
—Ahhh... va a tener que ser un poco más rudo que eso, Sheriff Nolan. David notó la creciente erección en el boxer de Killian y sonrió con orgullo ante esto.
El rubio se quitó su chaqueta y camisa, hacía calor en aquel barco, Killian admiró cada centímetro de ese torso perfectamente trabajado, duro en todas partes, abdominales marcados, una espalda ancha, todo en David era delicioso. El rubio se acercó otra vez al mas bajo y tomó el elástico de su ropa interior liberando su erección, Killian tenía un pene por arriba del promedio, pero claro no superaba el tamaño de David que era aún más grande, el príncipe volteó al pirata con fuerza dejando a la vista su culo, era un trasero bien definido aunque no grande como el suyo, un poco de vello, pero no exagerado. El rubio se arrodilló en el suelo y metió su rostro entre sus nalgas comenzando a comerse su culo de una forma hambrienta, la lengua del príncipe quemaba, era tan jodidamente delicioso para el más bajo que comenzó a gemir fuerte.
—Dave, no, no me puedes tomar de esa ¡ahh! forma. Dijo gritando y gimiendo por la sensación tan íntima. Era insoportable el placer, Killian no sabía si era por aquella situación de ser dominado que vaya que le gustaba y más si era David o porque el príncipe le comía el culo demasiado bien. Creo que podría indicar que eran ambas, su pene estaba duro como roca, sus gemidos no paraban de sonar diciendo el nombre del rubio, escuchó el cinturón del más alto sonar, sabía lo que venía, lo necesitaba, el rubio se quitó su pantalón, botas y ropa interior hasta quedar desnudo, frenó la lamida de culo y comenzó a masturbarse, se acercó al pirata y lo tomó por el cabello casi sentándose en la espalda de este, comenzó a darle golpes con su miembro en su pómulo, Killian trataba desesperadamente de lamer, aquello le sacó una carcajada al príncipe
—-¿Has sido muy malo y quieres chuparmela? eso sería un premio para ti, putita infiel. Dijo.
—-Lo necesito, lo necesito, Dave no me lo niegues, por favor. Seré bueno, lo prometo. David sonrió y metió el glande entre los labios del pelinegro, Killian sintió el sabor e inmediatamente comenzó a succionar desesperadamente causando una corriente realmente placentera en el más alto.
—-Mierda que goloso estás, pirata. Dejó que Killian la succionara un rato y luego la sacó de su boca para acomodarlo nuevamente a la posición del cuatro, vio su culo abierto para él, empujó su miembro logrando que este entrara sin dificultad pues el pirata ya estaba adecuado a su gran tamaño, el gemido del pirata fue agudo y casi femenino por la necesidad de ser follado, David comenzó a moverse con fuerza azotando sus huevos contra las nalgas de Killian, era una follada con furia, no podía negarlo, le dieron celos saber que Killian se había acostado con su hija, pero no por su hija sino por el maldito pirata, se deslizaba fuera y dentro de él.
—¡Ah...Dave ... .ah! así, si ohhh más, más, así usa a tu puta desobediente. Dijo sonriendo, pues le gustaba jugar y provocar más al rubio.
El sonido en aquella habitación era solo una mezcla de todo lo pecaminoso que pudiera haber, Killian esposado, gimiendo, con el rubio detrás de él embistiendolo con fuerza, el sonido obsceno de sus bolas golpeando las nalgas del pelinegro además de las nalgadas que el mas grande le daba de vez en cuando hacían eco en aquella habitación.
—-Espero te quede claro que eres mío, tu culo es enteramente mío ¿entendido puta? Advirtió el sheriff.
—S...si...si soy solo suyo majestad, tome lo que es suyo, úselo ¡ahhh! a su gusto. Agregó el pirata.
La lujuria entre ambos había escalado a un nivel muy grande, en la cama se complementaban como nunca, Killian jamás pensó que alguien lo pudiera llenar de esa forma, las mujeres eran deliciosas claro, pero tener a un hombre fuerte que te diera ese placer, de hacerte sentir dominado, que no eres más que su juguete era algo tan puramente morboso, era el Capitán y un líder, pero reconocía que ser dominado lo ponía mucho más que cualquier cosa, sintió como David lo golpeaba de aquella forma, se sentía lleno por dentro, como aquella polla gruesa lo abría de esa forma, ni siquiera tenía que tocarse para sentir placer, miró hacía arriba viendo el techo, sentía el sonido de aplauso con el choque de las embestidas, de pronto el rubio tocó ese punto tan delicioso que lo hizo gritar con fuerza y temblar
—¡Ah! si, ahí, ahí por favor... Suplicó con desespero en la voz, el rubio escuchó y volvió a darle en la misma zona no una sino tres veces, cosa que lo volvió loco y hasta le hizo poner los ojos en blanco por el placer.
David por su parte estaba perdido en el placer y la lujuria, nunca pensó que cogerse a otro hombre le gustaría de tal forma, siempre fue un hombre correcto, pero tenía este nuevo lado que estaba descubriendo, disfrutaba de dominar, de tener el control, Killian era ese complemento de sus más oscuras fantasías, miró hacia abajo viendo como su pene se hundía en aquel agujero rosado y goloso, entraba y sentía la suavidad y la presión, nunca pensó que disfrutaría tanto esto, el culo de Garfio era adictivo, podría estar follandolo todo un día, lo tomó de las caderas y empujó con fuerza una y otra vez azotando sus huevos y muslos contra el culo del pirata, sus nalgas bailaban con el choque, acarició la espalda del pelinegro notando algunas cicatrices que este tenía seguramente por los duelos que tuvo alguna vez.
—-Jodida puta que eres, Garfio. Dijo el más alto embistiéndolo con toda su fuerza.
—-Toda suya ahhh... majestad, ah... si así.
—¿Quieres que te preñe eh?
—Si, quiero que te vengas en mi, adentro, me encanta ser llenado por ti.
No había ni una sola gota de vergüenza entre ellos ya, todo atisbo de pudor se había fugado, ahora solo había placer y lujuria. David continuó sus movimientos sin dejar de arremeter contra el pirata, su pene ya había dejado adaptado el agujer de Jones con tanto follarlo, la suavidad, el calor y lo apretado que estaba lo volvían loco, el más bajo se retorcía moviendo su propio culo hacía atrás buscando empalarse el mismo en aquella polla, Killian se había vuelto adicto a esa herramienta, la sensación de ser llenado por dentro, las esposas lo hacían aún más delicioso y morboso, se mordió el labio inferior, no tenía que tocarse para sentir placer, fue cuando David le volvió a golpear su próstata una y otra vez causando que el orgasmo se apoderara de él completamente, se retorció de tal forma que su cuerpo comenzó a temblar, su pene comenzó a bombear el semen ensuciando el suelo mientras gemía, el rubio no paraba de follarlo buscando su propio placer, este sonrió con suficiencia al ver que pudo hacer que el más bajo se corriera sin tocarse. El sheriff le dio un par de embestidas más hasta que sintió su orgasmo venir, empujó su polla lo más profundo que pudo corriendose dentro del pirata causando que Killian gimiera aún luego de haberse corrido hace unos segundos.
—Mierda... que rico aprietas. Dijo David tomando las caderas del pelinegro con firmeza mientras terminaba dentro. La sacó despacio notando como el agujero del pelinegro se contraía de forma obscena con toda su corrida escurriendose.
—-Qué maldita delicia... Agregó Killian suspirando.
El rubio le quitó las esposas dejando al más bajo finalmente libre, David le ofreció la mano para ayudarlo a levantarse, el pirata sintió sus piernas temblar apenas poniéndose de pie, sentía el semen entre sus nalgas bajando por sus muslos. Ambos desnudos frente al otro, el más bajo tomó al príncipe de su hombro izquierda y lo besó con fuerza, el más alto siguió aquel beso con ansias acariciando la espalda y las caderas de Killian, ambos siguieron los besos necesitados, sin duda su conexión era grande.
—Debo ir a casa... Confesó el rubio.
—Entiendo, espero que uno de estos días te puedas quedar aquí conmigo. Dijo Killian.
—Cuenta con ello. Respondió el príncipe.
Los dos hombres se vistieron mientras ninguno decía palabra alguna por lo vivido, ya era costumbre aquello, era algo bizarro, ambos tenían aquella relación extraña donde se daban placer el uno al otro, pero no parecía tener algún nombre, aunque los dos sentían algo nuevo, el más alto se acomodó su chaqueta y arregló el cuello de esta, Killian terminó de ponerse su característica ropa de pirata mientras miraba al príncipe de espaldas a él. David se volteó para mirarlo, las miradas hicieron conexión de aquella manera tan pura que parecía que nada las podría quebrar.
—Debo irme, cuídate. Dijo el rubio poniendo su mano en el hombro del pirata.
—Igual tu. Respondió para luego verlo salir y quedarse perdido en sus pensamientos escuchando los pasos del más alto alejarse.
David estaba confundido con todo lo que pasaba entre los dos, era evidente que algo nada normal estaba pasando, de partida el jamás pensó que terminaría engañando a su esposa, claro ya no estaba en el bosque encantado, pero sin duda siempre sintió que su amor por Mary Margaret era algo inquebrantable, pero entonces llegó Killian Jones a desordenar por completo su vida, aunque lo negara sentía algo especial por él, era algo que ni él mismo podía explicar, pero estaba ahí, se subió a su camioneta pensando en ello, miró la embarcación y se retiró del muelle camino donde su esposa para seguir con su vida.
La vida con Mary Margaret era feliz, pero al mismo tiempo se sentía vacía y sin sentido, como si todo fuera porque debe ser, entre más lo pensaba su vida estaba llena de monotonía y aburrimiento ¿se sentía insatisfecho? tal vez, por algo su relación extramarital con el pirata.
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Killian sabía que las cosas eran difíciles, pero su mente divagaba a mil por hora, pensaba en como hubieran sido las cosas si hubiera conocido al principe antes, tal vez hubieran llegado a algo más que no fuera solo tener sexo a escondidas de vez en cuando, no era que no le gustara la emoción del morbo, pero sentía que quería más desde hace un tiempo y especificamente con el principe, no le importaba si estaba casado, podían huir y dejar todo atrás aunque sabía que el hombre le diría que no por varios motivos. Sus piernas temblaban pues aquella sesión de sexo lo dejó completamenete relajado, aún sentía los vestigios de su orgasmo delicioso, estar en su barco era algo que le relajaba mucho, era su zona de confort. Meterse con Emma había sido un error, claro que no podía negar que la rubia le atraía, siempre tuvieron una relación buena, pero por supuesto la cosa había cambiado pues todo su deseo y sentimientos se fueron al Sheriff de Storybrooke.
Tomó uno de los mapas para pensar sobre cómo encontrar al tal creador, el tipo era impredecible y no sabían cuándo y cómo podría atacar, Killian notó que ciertas islas tenían un patrón, estas solían contener ciertas historias y mitología pirata. El pelinegro recordó sobre una historia, la historia de los tres sellos, su padre se la había contado, trataba de los objetos más poderosos, el cráneo de plata, el corazón puro y la espada de la justicia, con estos tres objetos podían convocar la magia más poderosa, claro todo era una leyenda, pero al mismo tiempo el cráneo que había encontrado con David en la cueva de la isla calavera tenía algo de sentido ¿sería posible que el creador estuviera reuniendo los tres sellos para la gran magia? no le cabía duda.
Regina estaba en la alcaldía, aún intentaba procesar lo que estaba ocurriendo, aparte de la preocupación por su hijo, el romance del príncipe y el pirata era algo que no salía de su mente, de pronto se escuchó el timbre, la mujer se puso de pie y fue a abrir la puerta encontrándose con el pirata. La reina sonrió al verlo ahí, las ganas de confrontarlo por lo que vio durante la mañana y sacarle más información, pero no era el momento.
—Regina, he averiguado algo, creo que es importante que lo sepas. Dijo.
—¿Qué cosa averiguaste? Preguntó la mujer con curiosidad.
—Cuando estuve con David en la Isla Calavera encontramos el cráneo de plata, recordé una leyenda, la de los tres sellos ¿la conoces? Cuestionó el pelinegro.
—Claro que la conozco, los tres sellos que liberan la magia más pura, pero es solo una leyenda. Agregó.
—Al parecer es real, el cráneo de plata, el corazón puro y la espada de la justicia.
—Eso significa que el plan del tipo es reunir los tres sellos y si lo hace estamos perdidos.
—¿Dónde se encuentra la espada de la justicia? Preguntó el pirata.
—Posiblemente tu David lo sepa. Soltó la alcaldesa de Storybrooke sin más.
—Si, iré a averiguar si sabe algo de la espada, el siempre ha sido bueno conociendo ese tipo de cosas, posiblemente Emma convoque una reunión para esto.
—Ve y averigua lo que puedas, estaré atenta a lo que decidan.
Killian se fue de aquella casa y de pronto recordó la frase "tu David" la cual sonó raro en la boca de Regina con un tono casi burlesco, probablemente era alguna broma de la mujer o estaba siendo sarcástica, otras veces lo llamó la mascota de los Charmings. El pelinegro caminó hasta llegar al departamento del rubio completamente ansioso de contarle lo que había deducido. Una vez llegó a la puerta se tomó un momento para respirar y golpeo. Luego de unos segundos la puerta se abrió encontrandose a un David en ropa interior, no podía sino estar completamente interesado en aquella vista, levantó una ceja y le guiñó un ojo al mas alto.
—-Garfio ¿que haces aquí? Preguntó el rubio algo nervioso por la presencia del mas bajo.
—Averigüé algo sobre el creador, tengo este mapa. Dijo mientras entraba al apartamento.
—Bien, dime que sabes. Dijo.
—David ¿qué pasa? Preguntó Snow algo preocupada.
—Garfio encontró algo importante. Explicó el rubio.
—Nosotros encontramos el cráneo de plata en la cueva de La Isla Calavera, hay una leyenda que me solía contar mi padre, de los tres sellos capaces de despertar la magia más pura, aquella que en las manos equivocadas provocaría el caos.
—Eso quiere decir que el hijo de puta nos hizo hacer su trabajo.
—¡David! esa boca. Se quejó Snow mientras Killian ponía los ojos en blanco.
—¿A qué te refieres? Preguntó el pirata.
—Que ese día que lo encontramos en la Isla simplemente estaba asegurándose de que encontraramos el cráneo, si hubiera querido matarnos podría haberlo hecho, creo que simplemente nos usó.
—Tienes razón, el maldito nos usó y eso quiere decir que en algún momento vendrá por él, tenemos que decirle a Rumpelstiltskin que lo resguarde aún más.
—Tenemos que reunir las cosas antes que él.
—Si por eso vine ¿Sabes de la espada de la justicia?
—Por supuesto, es la Excalibur.
—¿Dónde está su ubicación?
—En Camelot.
—Tenemos que obtenerla antes que El Creador.
—Le pediremos a Rumpelstiltskin que nos ayude a llegar allá.
—De acuerdo, por ahora mantente atento, tenemos que tener cuidado con el tipo ese.
—Si, mañana hablaremos con los demás sobre esto.
Killian asintió no sin antes mirar al príncipe una última vez aquellas piernas bien tonificadas y su bulto, Snow estaba en la sala esperandolo, la sonrisa pícara de Garfio hizo que David le diera una mirada algo coqueta, ambos hombres se despidieron y el pirata salió del edificio dispuesto a averiguar más sobre los tres sellos.
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The Waves Inside Me (Captain Charming)
FanfictionKillian Jones, el mítico Capitán Garfio se había enamorado solo una vez en su vida, esa fue Milah, quien le dio los mejores momentos, sin embargo la perdió por culpa del cocodrilo, buscando la venganza, el pirata descubre que el amor es algo imprede...