Capitulo 6: Entre la espada y la pared.

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David notó que Garfio estaba extraño, esa forma de salir no era propia de él, sobre todo porque el hombre era realmente alguien que le gustaba bromear, hacer comentarios irónicos, pero su rostro reflejaba enojo y tristeza. Una parte de él se sintió preocupado, él había sido un buen amigo con él, después de todo lo había apoyado la noche anterior aunque las cosas fueron más allá ¿será posible que por eso esté molesto? no lo creía, después de todo era algo fortuito, un desliz. El rubio sintió que el pirata lo necesitaba, así que luego de acabar de comer, fue a dejar a Snow a su casa, los dos se despidieron con un beso y salió directamente al muelle para ver al hombre. Caminó por el lugar mirando el puerto hasta divisar el Jolly Roger, un barco que tenía historia para Garfio, entró en este y de pronto sintió un empujón y el frío hierro de la espada del pirata en su cuello.

— David ¿qué haces aquí? Preguntó algo preocupado mientras bajaba la guardia.

— Vine a verte. Respondió mientras lo miraba a los ojos, Killian tenía una expresión extraña, era algo que David necesitaba saber.

— ¿Ocurrió algo? ¿descubriste algo importante? Preguntó preocupado.

— Nada, solo quise venir a conversar contigo, no te vi bien en la casa de Emma y saliste muy rápido.

— Tranquilo solo quería descansar, solo eso. Se excusó ocultando obviamente el verdadero motivo, ver a David con Snow.

— ¿Estás seguro? Cuestionó insistiendo ante la afirmación del pirata, ya que no le convencía nada.

Killian simplemente asintió y caminó hasta la cubierta, David lo siguió, el pelinegro se puso a observar el mar, mirar el océano lo calmaba, esas noches frías le recordaban que estaba vivo, que no quería nada más que disfrutar la vista, siempre hermosa, fuera de día o noche, el rubio se acercó poniendose a un lado del pirata respirando y mirando lo que el otro observaba con tanto temple y silencio, solo escuchando las olas del mar, como estas rompían causando vibraciones en la madera del Jolly Roger. El silencio se volvió incómodo unos segundos después y David hizo sonar su garganta en señal de querer decir algo, pero fue interrumpido con una pregunta que no esperaba.

— Lo que pasó anoche entre tu y yo... ¿lo recuerdas o estabas demasiado ebrio? Preguntó con fría honestidad sin mirarlo, con su mirada fija en el oscuro horizonte.

— Pues sí lo recuerdo todo, con detalles ¿porque preguntas eso Killian? Respondió el más alto mirando al pelinegro que seguía perdido con la vista enfocada al frente.

— Porque quiero saber que significó para ti. Espetó con un tono amargo, algo que el rubio no esperaba, nunca pensó que el pirata le diera importancia a lo ocurrido anoche.

— No sé a qué te refieres, para mi fue algo nuevo, nunca antes había hecho algo con otro hombre, no me lo esperaba, pero tu sabes, eso fue un error, no debió suceder. Sentenció en un tono seco que a Kilian le molestó por algún motivo.

— Correcto... correcto, quiero que me dejes solo, porfavor David. Le pidió Killian molestó mientras que con su mano y garfio tomaba el borde de la cubierta.

— ¿Por qué? ¿Qué dije de malo? Preguntó insistiendo, no comprendiendo la actitud del más bajo.

— Prefiero no decirlo, solo quiero estar solo, no quiero compañía hoy, deberías ir a ver a Snow, ella te necesita más que yo. Le dijo en un tono melancólico.

— Pues ahora vas a explicármelo, porque no me iré hasta que me digas que mierda te pasa. Insistió el príncipe.

— Está bien, lo que ocurre es que... yo, para mi significó algo importante, no solo un desliz. Se sinceró el pirata mientras miraba hacia al lado buscando el rostro del príncipe.

— ¿Qué? pero como, no entiendo. Dijo el príncipe evidentemente sorprendido por la confesión de Killian que estaba llena de sinceridad.

— Maldita sea David... yo siento algo por ti, eso es lo que pasa, ya no aguanto más tenía que decírtelo, es una maldita locura lo sé, pero me pasa, cada vez que te veo siento algo y eso no pasaba desde que estaba con Milah, ni con Emma me pasó tanto como me pasa contigo. Lo dijo con mucho valor, aunque estaba temblando por la adrenalina de haber dicho lo que dijo.

— Mierda. Killian, yo...no sé qué decir. Respondió el rubio completamente sorprendido por las palabras.

— No tienes que decir nada, no es tu culpa, yo solo siento lo que siento, no puedo ocultarlo más, y si, anoche para mi fue especial porque lo deseaba, deseaba estar contigo desde hace un tiempo, si para ti no lo fue creeme que entiendo.

— Tu sabes que yo estoy con Snow y espero que lo que pasó se quede entre tu y yo, no quiero perderla. Sentenció algo molesto, no sabía cómo actuar en estos casos, nunca antes un hombre se le había declarado y eso fue raro para el príncipe.

— Tranquilo, respeto lo que tienes con ella, no diré nada, tienes mi palabra. Dijo mirando al suelo viendo los zapatos de David.

Un silencio incómodo se dibujó en el ambiente mientras los dos hombres se mantenían a una distancia respetuosa sobre el Jolly Roger, Killian se sentía herido, pero sabía que había actuado mal al haberse acostado con David, sabía que él estaba con Snow, pero fue egoísta, eso era cierto, había hecho eso antes de meterse con mujeres casadas, personalmente pensaba que era divertido, pero esto no era algo simple, el sentía aprecio y mucho más que eso hacía David, no era un cualquiera para él, por lo mismo se sentía herido porque sabía que el rubio había tenido conflictos con esto y le dolía no ser correspondido, pero debía aceptarlo, solo en sus fantasías el príncipe dejaría a su princesa por él. Respiró profundo y buscó los ojos del más alto, el rostro del hombre adornado por un cielo cubierto de miles de estrellas, era tan lindo... nunca pensó decir eso de otro hombre.

— Gracias por entender, quiero decirte que esto no cambia en nada mi aprecio hacía ti, has sido un buen amigo para mi, me has apoyado mucho. Le dijo esbozando una sonrisa, llevó su mano al garfio de Killan acariciándolo un poco.

— Puedes contar siempre conmigo, siempre estaré para ti yo... te quie... te aprecio mucho. Le respondió intentando sonar comprensivo, aunque por dentro se estaba muriendo, el rubio rechazó sus sentimientos y eso le dolió en el maldito orgullo y su corazón, nunca antes había sentido algo así, fue como si le hubieran dado una patada en los huevos.

— Creo que es hora de irme, te veré pronto, cuídate y... gracias por confiar en mí y contarme lo que sientes, tu secreto estará a salvo conmigo así como tú cuidarás el nuestro. Comentó antes de darse media vuelta e irse.

Killian vio la espalda fuerte del rubio alejándose y viéndolo irse por el muelle hasta subirse a su auto y marcharse. Una opresión en su pecho lo tumbó como una ola grande en altamar, las lágrimas cayeron por sus mejillas sintiendo aquel vacío terrible de soledad. Esto era amar sin ser amado y era algo muy difícil de soportar. Bajó a su dormitorio junto a una botella de ron esa sería una noche para embriagarse. Así lo hizo, bebió y bebió hasta que se durmió, fue algo duro, pero tenía que hacerle frente así como le hizo frente a muchas cosas en su vida. La noche fue dura, ya que al otro día su cabeza dolía como un demonio. Respiró profundo y se levantó como pudo a vomitar, entonces los recuerdos de la noche anterior volvieron haciéndolo sentir un dolor en su pecho, era como si su corazón cosquilleara de un dolor invisible. El día pasó y no quiso levantarse, ni comer, simplemente se quedó recostado en la cama mirando el techo, enumerando las palabras que David le había dicho resonando en su mente, él estaba con Snow y eso no iba a cambiar nunca, era muy poca cosa para alguien como David ¿quien iba a querer a un pirata con delineador y sin una mano? nadie, menos un príncipe como el rubio quien tenía a esa mujer hermosa a su lado, con piel blanca como la porcelana, con un aroma de un perfume natural muy único y agradable, el solo olía a ron y lo que había pasado entre ellos no fue más que un simple hecho fortuito, un desliz de borrachos.


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David salió del barco de Garfio muy sorprendido, nunca pensó que el pirata sintiera algo especial por él, ahora entendía esos besos tan insistentes además de su petición de olvidarse de todo y dejarse llevar, no imaginaba lo difícil que era sentir algo por alguien que no siente lo mismo ¿porque él no sentía nada por él verdad? ¡Carajo! ¿por qué esa duda? pensó para sí mismo. No, él amaba a Snow, ella era el amor de su vida, esto era solo distracción, lo que había pasado entre los dos era nada más que un completo accidente, un error, algo de borrachos. Se concentró en conducir hasta su apartamento y se estacionó fuera del edificio. Se quedó unos segundos pensando en Killian y sus sentimientos, tenía que aceptar que pasar la noche con el pirata no fue desagradable, de hecho lo disfrutó por algo tuvo dos erecciones ese mismo rato, pero su corazón estaba con Snow y eso desde hace tiempo, la cosa es que el pirata se aparecía en su mente, pero la cosa no era tan sencilla, reconocía quererlo como un amigo, eso era verdad, le había dado su amistad, lealtad e incluso le debía la vida desde que vivieron lo de Neverland. Se bajó del auto y subió a su apartamento notando lo solo que estaba, recordó la noche anterior con el pirata, se sirvió un whisky y luego se fue a la cama pensando en aquella confesión que le habían hecho.

Al despertar se dio una ducha y se puso a pensar en lo ocurrido la noche anterior mientras le daba vueltas a todas esas palabras que el pirata le lanzó con un arpón, nunca pensó que el hombre sintiera algo más que una amistad por él. El mujeriego Capitán Garfio gusta de él. Se preparó unos huevos para el desayuno, luego de eso cepilló sus dientes y se fue, tenía un mensaje de Snow de que iría a dejarle el almuerzo hoy al trabajo, esbozó una sonrisa y se fue a sus deberes. El trabajo estuvo lleno de cosas, tuvo que arrestar a un par de ladrones, arreglar papeleo, lo mejor del día era cuando tocaba el almuerzo y Snow llegó con este puntual. La besó con intensidad y le agradeció por ello, Mary Margaret sonrió dulcemente como siempre con sus rosadas mejillas.

— Gracias por el almuerzo, amor. Elogió el príncipe dándole una sonrisa amplia.

— No es nada, espero que lo disfrutes, es algo más nutritivo, proteína y verduras. Le dijo.

— Todo lo que preparas es delicioso. Comentó dándole otro beso en sus labios.


La mujer se retiró pues debía dar clases durante la tarde y el rubio se quedó comiendo su almuerzo al mismo tiempo que pensaba en qué estaría haciendo el pirata. Realmente había quedado completamente sorprendido con aquella confesión que le había hecho el pelinegro. Le sorprendía y se preguntaba qué tenía de especial para ser objeto de deseo de Killian Jones, era un simple pastor, un esposo y padre, además todo este tiempo creyó que el hombre tenía interés en su hija Emma, nunca que tuviera otros gustos. Respiró profundo porque temía que este tema traería problemas ¿Y si Garfio no respetaba el trato y le decía a alguien sobre sus sentimientos y peor lo de la noche que tuvieron juntos? ¿podría confiar en él, tendría que hacerlo? La tarde pasó algo lenta sin novedades de acuerdo al caso que estaba aquejando al pueblo. Su teléfono vibró, lo tomó para mirar que ocurría, tenía un mensaje.

* David, nos reuniremos con Killian y Bella más tarde en el restaurante *

El príncipe terminó su turno y salió tomando su chaqueta caminó al restaurante que quedaba a un par de cuadras, condujo alrededor de diez minutos y se estacionó, notó que en la mesa ya estaban Emma, Bella y Rumpelstinkin, pero no se veía Killian. Entró al lugar viendo como su hija le hacía una señal, se sentó junto a ella y saludó tanto a Bella como al mago que se encontraba junto a ella acariciando su mano de forma tan romántica como él lo hacía con Snow.

— ¿Qué pudieron averiguar? Preguntó el rubio mientras hacía una señal para pedir un café ya que estaba haciendo frío.

— Rumple dijo que ese tal creador ha estado en muchos otros lugares y mundos. De hecho hablé con Ariel y me dijo que vio su nombre en una roca bajo el agua. Explicó la mujer.

— Tenemos que estar atentos a todo y... Dijo siendo interrumpido al ver al pirata entrar al restaurante.

— Hola Killian. Saludó Emma junto con el resto, este se sentó junto a la rubia.


Mientras conversaban la mirada de Killian se cruzaba con la de David pero este desviaba la la suya hacia otro lado, el rubio trataba de poder verlo, le interesaba cómo se sentía de alguna forma, se preocupaba por él pues se sentía culpable por todo, haberse acostado con él debió darle esperanzas que no podían ser. La conversación terminó con el tema de ir a visitar a otras personas para saber si habían tenido contacto con aquel llamado Creador, era necesario. Salieron del restaurante y se quedaron reunidos afuera terminando la conversación, David sintió que el pirata lo miraba directamente, el rubio le sostuvo la mirada y aquella conexión fue fuerte. Todos se despidieron, Killian comenzó a caminar, por alguna razón a David le dio algo de culpa y lo siguió.

— ¡Garfio espera! gritó corriendo detrás de él, el pelinegro detuvo su andar y esperó al más alto.

— ¿Qué ocurre Dave? Preguntó mientras intentaba no mirarlo a los ojos.

— ¿Cómo has estado? Cuestionó con interés ante su expresión.

— Estoy bien, gracias por preguntar. Respondió seco y se dio la vuelta.

— Hey... Alcanzó a decir tomándolo del brazo para que este no se fuera.

Los dos se quedaron mirando sin saber que decir, Killian sintió un nudo en su garganta, realmente estaba sufriendo por todo esto, era demasiado por procesar, la noche anterior había confesado sus sentimientos al príncipe y este simplemente lo rechazó, era esperable, pero claro que le dolía aceptar que David nunca sería suyo. Los dos estaban parados como en un trance, algo raro, ninguno decía nada solo se mantenían mirándose. A Killian se le aguaron los ojos un poco y David vio aquello sintiendo mucha tristeza al verlo.


— Déjame ir, David. No quiero estar aquí. Le dijo bajando la mirada.

— No... espera, perdóname, lamento no poder ayudarte, lamento que yo sea el causante de tu sufrimiento. No mereces esto, Garfio. Confesó preocupado.

— No tienes que sentir culpa por mí, David. Es lo que es. Sentenció con un tono triste.


Killian se fue mientras el rubio lo miraba alejarse, le hacía mal ver a David, era muy duro todo lo que estaba pasando, odiaba sentirse tan vulnerable, nunca lo fue, pero esto estaba pasándole factura, tener sentimientos por otro hombre era algo distinto, eran intensos a más no poder, ni siquiera con Milah logró ser tan fuerte lo que sentía, pensaba que tal vez estaba confundido, quizás era admiración, pero eso no explicaba el deseo sexual y romántico por el rubio, ese deseo de querer tomar su mano, de besarlo, de sentir sus abrazos, tener esa protección que Snow tiene, pero no era digno. Como siempre se refugió en el ron, su barco y su depresión que no le daba tregua.





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Notas: He vuelto, gracias por leer. 


The Waves Inside Me (Captain Charming)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora