Incluso desde antes

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Antes de empezar:

Los escritores que se mencionan aquí son reales. Aclaro que no se ha mencionado a ninguno con la finalidad de insultarlos; todos, y cada uno de ellos son respetados por su servidora

Si tienen oportunidad de leer sus libros, o ya lo han hecho, sería muy lindo de su parte <3


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Durante el tiempo en que Soukoku tomó nombre, Chuuya y Dazai fueron obligados a convivir casi todo el tiempo. Si bien, no se veían a diario, Mori buscaba siempre la manera de unirlos; así fuera para la misión más insignificante. Él tenía en claro su objetivo, era su proyecto después de todo. Con ello, los jóvenes se vieron en la necesidad de compartir espacio, objetos, lugares y hasta pensamientos.

Dentro de las innumerables encomiendas del líder de Port Mafia, varias les llevaron a tolerarse bajo climas fríos; de esos que Chuuya tanto amaba, pero que Dazai odiaba a muerte. El castaño veía solo irracionalidad en quienes alegaban que el frío era mucho mejor que el calor. Y no es que él amara las temperaturas altas, Dios no; solo que deseaba que todo tuviera un punto medio. Pero no. Los humanos eran tan dramáticos, que siempre buscaban pelear por cosas insignificantes como la temperatura. Aunque realmente aquello le tenía sin cuidado, pues la vida en sí sacaba la peor parte de él, sentir el dolor en los dedos de los pies cada que la sábana resbalaba hasta casi tocar el suelo, no ayudaba en nada. El temblor en el cuerpo al no poder ganar calor y que, con ello, el sueño —el poco que podía conciliar cada noche— le fuera arrebatado. Sobre todo, detestaba el castañeo que sus dientes emitían durante toda la noche; al menos hasta quedarse dormido al fin, ya bien entrada la madrugada.

De esa forma había sido por mucho tiempo mientras perteneció a Soukoku. Aquel sufrimiento terminó hasta que una noche, después de haber llegado a una cabaña a nada de caerse por el fuerte viento, Chuuya caminó hasta la copia barata de cama que le servía para dormir. En completo silencio, y él sin dignarse a preguntar algo, le sintió meterse debajo del abrigo negro que le cobijaba, para después acercarse lo suficiente a su espalda y medio acurrucarse con él. Al día siguiente, Dazai no le cuestionó nada y Chuuya tampoco mencionó algo al respecto. Bajo un silencio sepulcral, se alistaron para regresar a la sede de Port Mafia, después de haber despertado uno frente al otro. El tiempo pasó y ellos se acostumbraron a ese tipo de rutinas. Dazai dejó de tener tanto frío, pues el calor que emanaba el cuerpo de Chuuya le fue suficiente para mitigar su tortura.

Tal cual esa noche.

Abrió los ojos con cansancio, y vio que el reloj colgado en la pared marcaba la una cuarenta de la mañana. Los medicamentos le habían llevado a cerrar los ojos en cuanto Chuuya terminó por acomodarse junto a él. Estaba agotado. Tanto, que no se dio cuenta del momento en que sus dos ruidosos pupilos terminaron por irse a sus respectivos hogares.

Sintió cosquillas en el cuello a causa de los rojizos cabellos desordenados de su ex colega. Apretó más el agarre en la cintura ajena, y sonrió ante el sonido de reproche que salió de la garganta del más bajo. Había olvidado que Chuuya tenía el sueño ligero.

—Lo siento. Vuelve a dormir —pidió, antes de besar la coronilla de su cabeza.

Chuuya se removió hasta que pudo desenterrar la cara del pecho del detective, y le dirigió una mirada molesta y adormilada. Dazai reprimió una risa.

—¿Por qué incluso dormido me jodes la existencia?

—Ya me disculpé. Vuelve a dormir.

DARKNESS MY SORROW |SOUKOKUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora