Un riesgo sin razón

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Estuve paralizado por el miedo y el desconcierto mientras ella cambio de sujetar mi brazo a abrazarme, su cuerpo estaba frío por estar afuera con este clima, aún así la sensación de este abrazo era tan cálida.

Por unos segundos olvidé la situación en la que estábamos.

—¿Quién eres? —pregunte dándome cuenta de que este abrazo se podría prolongar y asfixiar mi razón.

Ella guardo silencio y no me soltó.

—¿Como sabes mi nombre? —con cada segundo mi miedo se fue adormeciendo y pase directo a las preguntas.

—Zettely, pero dime Zetty —ella libero su abrazo y respondió mi primera pregunta, sus ojos estaban rojos y mi pijama húmeda.

Antes de que pudiera preguntar algo más, ella extendió su mano, la luz de la luna detrás de ella, jugaba con las sombras y me pareció que sus ojos marrones se volvieron rojos  resaltando demasiado con su piel pálida, donde las venas de su cuerpo se podían observar.

—No soy humana —anuncio tranquilamente—, Se mi pareja, hasta que tu vida se agote.

—Me niego —mire su mano y respondí por instinto.

—No tienes propósito en la vida, ya pensaste en acabar con ella, ¿por qué no me la dedicas a mi? —no retrajo su mano y me miró con confusión.

«Tiene razón, a este paso mi vida acabará pasando sin razón, o terminaré acabando con ella, cada día me sumerjo más en un pozo sin fondo»

Sin dudar sus verdaderas intenciones, traicionando a quel instinto que mantuvo vivo a los humanos antiguos, sujete su mano.

Este día marcará el antes y después de mi existencia.

—Sabia decisión —apreto mi mano, sus labios se curvaron, muy satisfecha.

Luego de eso no recuerdo que más paso, cuando volví a ser consciente, amaneció.

Baje las escaleras para ver qué comería, como resultado me detuve a la mitad se escuchaban pequeños sonidos en la cocina y un aroma agradable estaba flotando.

Me paralize de miedo pensando que Elena regreso antes solo es el segundo día.

—¡Caen!, sigue no te detengas —una voz alegre me despejo, era la chica de ayer.

—..., piensas quedarte aquí? —aterradoramente me siento bien a su lado, diferente de ayer— ¿Que paso ayer? —me senté a la mesa.

—Formamos un pacto —puso un plato de avena frente a mi y se sentó al otro lado, solo con un vaso de jugo.

—¿Entonces te vendi mi alma o algo así? —los pactos son mencionados en historias de deminios donde le das tu alma a cambio de algo— ¿eres un demonio?

—No soy algo tan poco elegante como esas criaturas —su tono es muy despectivo— igual si quieres algo de mi, no tendrías que darme nada a cambio— sujeto mi mano

—Oh, ¿En serio? —retire mi mano sin darle credibilidad.

—Caen —Su mirada se tornó triste, se enderezó como si fuera a decir el más solemne juramento— si tú quisieras destruir este mundo, yo lo destruiría sin pensarlo, incluso si quieras que muera con gusto estaría dispuesta, para mi no hay nada más importante que tú —sin dejarme asimilarlo se inclinó sobre la mesa, beso mi frente y se fue.

¿Demencia o Libertad?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora