DOCE

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Como si la tierra se abriera en dos para mostrar el infierno que habitaba debajo de ella, como si el cielo se despejara de las nubes y las trompetas sonaran en el día final, o un pandemonio se apoderara del mundo, Yuji experimentó el peor tormento de su vida.

La fiebre no parecía descender y sus gruñidos se intensificaban mientras apretaba los ojos con fuerza. En su interior luchaba contra Sukuna. Una guerra por su cuerpo para evitar una masacre prematura.

Sukuna ardía en ira, un monstruo que quería aplastar a cualquiera que se le pusiera por delante. Su amada flor había desaparecido sin decir nada. Su molestia se debía a la preocupación del estado de Sakura, temía que estuviera en peligro, y en el fondo temía ser abandonado por ella de nuevo.

Detestaba mostrar sus sentimientos y debilidad por una simple humana. Sin embargo, para él ella es su reina, aquella a quien juró proteger incluso de la cruel luz de la mañana, de la oscuridad de la noche, del violento viento o de la fría lluvia.

— Escucha idiota, ella está en un lugar seguro. —murmuró Satoru soltando un soplido—. No puedo decirte donde, pero te doy mi palabra que estará a salvo.

— Desgarraré tu carne y destrozaré tus huesos por separarla de mi, de ti solo quedará tu nombre, hechicero. —su amenaza cubrió las paredes de la habitación y se quedaron marcadas en una promesa cargada de energía maldita.

La maldición desapareció para sumergirse en los confines de su territorio, donde rompió en ira y se llenó de debilidad al sentirse colmado de miedo e incertidumbre. Aborrecer la existencia de Sakura sería maldecirse, sin embargo, él era el rey de las maldiciones, y aquella diminuta mujer una simple humana frágil.

Itadori miró a su profesor con lágrimas en los ojos, solo duró unos segundos antes de bajar la mirada y apretar los labios con resignación. Había aceptado la misteriosa desaparición de su mejor amiga, confiaba ciegamente en Gojo Satoru. Aunque le doliera no verla más, lo prefería así, ella estaba mejor lejos de las garras de Sukuna.

Por otra parte, Kugisaki soltó un gruñido a su lado, su mano antes libre sobre el colchón sostuvo la de Itadori dándole un apretón. Aquella joven se había vuelto cercana a Sakura, les gustaba alejarse por un momento de la realidad, del cruel mundo que las rodeaba. Él nunca vio a Sakura tan feliz y tranquila con la compañía femenina como lo hizo con Nobara.

Fushiguro fue quien examinó la escena en silencio, cruzado de brazos y recargado en la pared. Aquellos a quienes consideró en un inicio solo compañeros de misiones, se habían convertido en amigos cercanos. Él, a diferencia del resto no era optimista, no creía que pudieran ganarle al rey de las maldiciones, pero quizás si lo intentaban podrían resistir.

Pese a las carencias de amor fraternal, Sakura vivió alegremente siendo inconsciente de la amenaza sigilosa que se formaba en sus destinos

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Pese a las carencias de amor fraternal, Sakura vivió alegremente siendo inconsciente de la amenaza sigilosa que se formaba en sus destinos. A medida que los días pasaron después de la reencarnación de Sukuna, ella comprobó que su calvario apenas iniciaba.

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⏰ Última actualización: Dec 05, 2023 ⏰

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 𝐒𝐀𝐊𝐔𝐑𝐀 | ❛Ryomen Sukuna❜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora