PECADOR † YOONMIN +18 [Traducción]

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Jimin observaba sin cesar su flor solar, que se hallaba sobre el marco de la ventana, bailando felizmente con los rayos de sol. En su opinión, era mucho más interesante que su ensayo de seis páginas sobre los enlaces químicos que debía entregar en Química. A decir verdad, Jimin no era gran fanático de la ciencia, pero era aún más hater de los ensayos. Así que la combinación de ambos hacían que Jimin quisiera arrancarse los cabellos.

Golpeteó impacientemente con su lápiz sobre el escritorio, el cual tenía una linda mariposa decorativa en la parte del borrador que fue un regalo de nada más y nada menos que Kim Seokjin, quien insistió en que las mariposas concordaban muy bien con la luz que emitía Jimin y su encantadora personalidad.

Jimin suspiró, recordando la conversación que tuvo con Yoongi en clase
anteriormente ese día. Quizás Jimin quería tener un nuevo hobby como el
piano, o quizás sólo quería pasar tiempo con el mayor para ayudarlo con toda esa obvia vibra melancólica que Jimin podía percibir. De cualquier forma, el castaño estaba fascinado con la idea.

El pensar en las manos del mayor sobre las suyas, acomodándolas de forma
correcta sobre las teclas. Alineando sus dedos donde debían estar mientras le
hacía bromas ligeramente crueles sobre que no tenía 'esperanzas'. Sentándose junto a él y elogiándolo cuando por fin entendiera lo que estaba haciendo.

De hecho, simplemente con pensar en hacer feliz a Yoongi aunque sea en una
pequeñísima fracción, haría que todo el mundo de Jimin se iluminara.
Yoongi se merecía esa pequeña fracción de felicidad. Yoongi merecía lo mejor.

Jimin sacaba esos pensamientos de su mente mientras escribía.

No eran los pensamientos que debería tener. Jimin no debía anhelar el toque de las manos de Yoongi, ni sus pequeños y sutiles elogios para hacer que el menor se sintiera especial.
No debía desear hacer al mayor sonreír, aunque fuera por sólo por un momento.

Jimin no quería querer que Yoongi pensara que él es especial.

Jimin odiaba seguir teniendo ese sentimiento de querer ser cercano al chico pálido con moretones. El hermoso chico pálido con moretones.

Jimin sabía con garantía que si le decía a su madre que le ofreció lecciones de piano nada más ni nada menos que su pequeño pecador favorito de la iglesia, no le iba a agradar mucho la idea.
De hecho, temía que su madre se opusiera completamente.

Jimin no temía por lo que dijera su padre, en todo caso. Descubrió que su
padre era un hombre de mente abierta a quien no le molestaba que Jimin se
juntara con el mayor. Su padre a menudo hablaba sobre lo farisaico que era
usar la biblia como un arma, en lugar de usarla para esparcir amor y
aceptación a los otros. "Jesús convivía con prostitutas y borrachos, entonces, ¿por qué algunos cristianos odian tanto a otros?" Su padre solía hacer esta pregunta de vez en cuando, causando que la señora Park se consternara bastante.

Lo que hizo a Jimin pensar en mayor profundidad.
Él no quería causar problemas innecesarios entre sus papás, quienes ya discutían
constantemente sobre sus diferencias en la fe.

Como si le estuviera leyendo la mente, el padre de Jimin golpeteó el panel de la puerta, haciendo que el menor mirara en aquella dirección, saludando a su
padre con una sonrisa.

"¿Qué pasa, niño? ¿Problemas para concentrarte?" El padre de Jimin se rió "Creo que puedo ver la baba que tiras del aburrimiento sobre tu hoja." Jimin se rió junto a su padre.

"Es química, papá. Sería tenebroso si estuviera concentrado." Jimin bromeó. El padre del castaño entró a la habitación y se sentó a la orilla de la cama, viendo a su hijo sentando en su silla.