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Jimin se sintió tan ingenuo.

Tan ingenuo por creer que él podía cuidar de Yoongi y que todo saldría bien.
Era un estúpido por pensar que podía escabullirse y estar con la persona que
su madre despreciaba. Jimin se sentía tonto y débil por siquiera haberle permitido a su corazón acelerarse a causa del mayor y sus caricias, sus palabras, su, se atrevía a decir, amor...

Jimin se recostó sobre su cama y se quedó despierto toda la noche, pensando
en el mayor y el dolor que debió sentir. Jimin había bloqueado su número por
temor a lo que Yoongi pudiera responder en protesta.

Lo que le impedía hablar con Yoongi era el hecho de que Jimin no quería más
que felicidad para el mayor y, estar cerca de él, evitaría que eso sucediera.
Necesitaba hacer esto por Yoongi, para evitar ver de nuevo aquellas
constelaciones moradas de dolor y abuso que recorrían su piel.

Así que, Jimin se quedó despierto hasta el amanecer, lloró y se convenció de que esto era lo mejor. Lo que todos hubieran querido.


Jimin se sentó a la mesa durante el almuerzo con Jin, quien parecía preocupado por las visibles bolsas debajo de los ojos del menor y su aura deprimente. También era evidente que Jimin había estado llorando. Mucho.

"Oye, uh, si quieres hablar de eso, estoy aquí." Jin trató de sonreír para amenizar el ambiente, pero Jimin insistió en mirar su sopa con tristeza, meneándola con la cuchara. Jin suspiró, sabiendo que Jimin no era del tipo de los que cargaban a otros con sus problemas personales.

Jimin se puso de pie, se hallaba demasiado disgustado consigo mismo como para terminar de comer, así que tomó su comida y la tiró al cubo de basura.
Jin lo observó con preocupación pero decidió que la única persona que podría solucionar este problema era el propio Jimin.

Jimin caminó por los pasillos vacíos durante quince minutos, hasta que llegó la hora de su próxima clase.

Apreciación musical.

El castaño decidió saltarse esa clase al menos por ese día, sabiendo que ver a
Yoongi sólo le haría más daño a ambos. Lo último que necesitaba era tener que ver a su amado, el chico con el que estaba bailando alegremente el otro día como dos niños alocados, completamente desconsolado. Observar al chico en cuya cama se acostó y que le hizo ver millones de estrellas en aquel acto tan íntimo, desmoronarse a causa de él.

Hablando de Yoongi, Jimin no lo había visto en todo el día. Tal vez se había quedado en casa, Jimin pensó mientras doblaba en la esquina hacia el siguiente pasillo. 

Luego, incidentalmente se topó con la última persona que deseaba ver.

Yoongi llevaba una sudadera negra con capucha y una gorra de béisbol negra, lucía de la misma forma que el menor, y los temores de Jimin de estar cara a cara frente a Yoongi y tener que ver el dolor y el enojo en su rostro se volvieron realidad.

Jimin trató de pasarlo de largo y seguir caminando, trató de evitar al mayor
fríamente para no tener que ver su expresión herida ni un segundo más, peroYoongi lo tomó de la muñeca y no se movió, intentando detener a Jimin.

"Bebé, por favor no hagas esto..." Yoongi suplicó con desesperación en su voz, las lágrimas ya comenzaban a formarse en las orbes de Jimin cuando se dio la vuelta para mirar a su chico; Su chico, al que tuvo que dejar para protegerlo.

"Es lo mejor, Yoongi." Jimin reprimió sus lágrimas mientras retiraba el brazo de Yoongi de su muñeca. "Lo que estamos haciendo es pecaminoso y está mal. Tiene que terminar."

Yoongi lo miró con lágrimas en sus ojos, Jimin nunca lo había visto llorar antes. Especialmente sobre algo que Jimin había causado, y no podía dejar de odiarse por eso. Odiaba aquella sensación sobre su estómago al ver caer lágrimas por las mejillas de Yoongi, mientras el mayor se daba la vuelta y se alejaba a paso lento.

Jimin hubiera preferido decir muchas más cosas, hubiera preferido darle
muchas más caricias y el único momento en que quería ver llorar a Yoongi
sería cuando sostuvieran sus manos frente al altar, pero en un mundo
imperfecto como el que era este, Jimin parecía haber perdido su camino.

Yoongi mantuvo la cabeza baja mientras las lágrimas continuaban inundando
sus ojos, y en su mente se preguntaba por qué el mundo lo hacía sentirse tan herido, especialmente por un chico que sentía que fue hecho por Dios, sólo para él.

PECADOR † YOONMIN +18 [Traducción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora