Veintinueve

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Dos semanas después.
Cayó al suelo de golpe, sus manos débiles rodearon la madera del suelo, sentía cómo la saliva caía de sus labios, la sangre en ella. Quiso vomitar. Apoyó la frente contra el piso y gimió despacio, la cabeza le palpitaba y su cuerpo entero aún convulsionaba, sus huesos temblaban y sus ojos buscaban un punto exacto para poder enfocarse. Sintió un pie empujarlo con lentitud y el cuerpo de Taemin se volvió sin fuerza y objeción. La saliva se escurría de sus labios y su cuerpo lucía tan pequeño y machacado por los golpes. Las marcas y las heridas.
-Levántate.
Taemin asintió ladeando la cabeza, perdido. Se inclinó e hizo una mueca de dolor, sintió la mano del hombre frente suyo, en su rostro, y no pudo evitar apoyar su peso en ella. Estaba tan cansado y su cuerpo aún no se recomponía de los impulsos recientes de electricidad que mantuvo, cerró los ojos con lentitud siendo prisionero del cansancio y el sueño, tanto, que el dolor de las heridas, el dolor en los huesos no eran nada. El Teniente Park sonrió con pesadez y se inclinó al lado de su animal débil y llorón, recorrió su mirada en los pómulos ensangrentados, tenían tan buen color que sintió la necesidad de pasar su lengua por aquella piel lastimada. Las ojeras de Taemin se volvían violáceas y sus ojos irritados se abrieron con lentitud ronroneando de gusto cuando sintió una mano acariciarle el cabello. Se sentía tan tonto, tan inútil que sólo quería terminar ahí e irse a su cama mugrienta y fermentada en sangre.
-Teniente... -susurró y el hombre miró con atención aquellos ojos avellana tan apagados, sonrió-. Teniente...
-Park. -susurró, tomando el rostro del chico con ambas manos-. Dilo.
-Teniente Park...-lo oyó susurrar y cerró los ojos. Se acercó y sus labios hicieron contactos con los de Taemin, apenas una caricia, una lamida.
-Tu dueño -susurró, apretando un poco más sin ser brusco, volvió a besarlo y lamió la barbilla del chico, sus labios se pasearon por la piel del cuello lastimado con lentitud, apretando el cabello y obligando a Taemin a que le diera más accesibilidad a él. Besó con más intensidad y chupó con fuerza la piel, el cuerpo de Taemin se sacudió y se acomodó en un movimiento rápido, haciendo que el chico quedara en sus piernas-. Tu maldito dueño. Me perteneces, animal. ¿Me escuchas? Repítelo. Anda.
Taemin tembló cuando le mordieron con fuerza, jadeando débilmente y rodeando la cadera del hombre con sus piernas, se sentía tan cansado, tan fuera de sí que sólo quería dormir. Su mente se encontraba lenta, olvidadiza y no notaba la gravedad de las acciones. Había tenido muchos encuentros en aquella habitación, con aquella extraña máquina que no llegaba a verla por completo. Taemin se sentía tan tonto después, tan cansado que su curiosidad disminuía en gran escala ante sus dolores y debilidades. Sus huesos se sentían gelatina y cada día iba siendo igual al anterior.
-Me perteneces... -susurró y su cabeza ladeó, abrió los ojos con intensidad y chocó frente con frente junto al Teniente-. Animal.
-Tú eres el animal.
-Yo soy el animal -susurró y se estiró, su cuerpo cayó de pique hacia el suelo y un chillido salió de sus labios, intentó levantarse, sin embargo el peso del Teniente se interpuso en sus acciones, sus piernas fueron jaladas con fuerza y su cuerpo quedó apretado contra el otro, tomaron sus manos y las colocaron sobre su cabeza. Taemin estaba tan inmóvil que la inquietud floreció de las punta de su pie y llegó con desesperación hacia los latidos de su corazón-. Y mi dueño... Mi...
Susurró y arrugó el entrecejo. El Teniente esperaba su respuesta, besando las mejillas del chico con suavidad. La mente de Taemin, tan cansada y tan harta de recordar buscó alguna similitud de la palabra en su vida. Los labios de Taemin se presionaron en una sola línea y sus ojos se congelaron en algún punto de la habitación. Su corazón se serenó y su memoria recordaba.
Su dueño... Cerró los ojos y eliminó los recuerdos de la máquina de Aislamiento, eliminó al Teniente, eliminó la comisaría y se quedó pensando un buen rato lo que iba a decir. Bajó la mirada, con los ojos entrecerrados observando cómo la mano del Teniente Park empezaba a levantarle la camiseta para acariciarlo. Se agitó cuando sintió mucha presión en su entrepierna y jadeó débilmente, su mirada se clavó en aquella marca, en aquellas letras irregulares y dobladas.
Minho.
Cerró los ojos sintiendo los toques del teniente en su cuerpo, sus besos, todo. Se concentró y recordó los ojos negros, oscuros de Minho. Sonrió despacio, y se imaginó los labios de Minho en su cuello, se imaginó que eran los suyos y no los de aquél Teniente lo que los tocaba. Se imaginó sus manos recorriendo su piel, su pecho, su pelvis. Sintió la humedad en su cuello cuando lo mordieron y lo recordó a él. Se apretó más contra aquél cuerpo, necesitado de aquellos toques. Necesitando de Minho tan desesperadamente que acercó más sus pieles, abrió las piernas y acarició la espalda con sus manos. El cuerpo de Minho. Sus toques. Sus manos. Sus labios.
Enredó sus piernas con fuerza y gimió gustoso cuando empezó a frotar su cuerpo contra él, tan lento y fuerte que sus manos mismas viajaron hasta sus pantalones para bajarlos. La ropa interior bordó que llevaba le incomodaba, sin embargo, luchó contra la hebilla de los pantalones ajenos hasta que logró abrirlos y bajarlos. Taemin se retorció de placer cuando el contacto fue más intenso. Su Minho. Todo para él. Todo él le pertenecía a ése hombre. Y a nadie más.
Empezó a gemir despacio, lento y duradero, se sentía tan débil, cansado y sensible que su piel estaba muy delicada a cualquier tacto. Entre abrió los labios y clavó sus uñas en el lomo de Minho, sentía la humedad en su entre pierna, caliente, espesa. Tembló por completo y gimió agitado.
-Minho... Min-Minho-acarició su cuello y sus manos subieron a su cabeza, su entrecejo se frunció cuando sintió el cabello corto y su cuerpo se quedó inmóvil por un momento.
Taemin agudizó el oído escuchando los leves jadeos roncos que oía, sus ojos se abrieron y se encontraron al Teniente sobre él. Sudoroso, con la frente apoyada en su cuello con aspecto cansado, sus labios entreabiertos y la respiración agitada que acompañaba a la suya. Taemin se quedó paralizado en su lugar y con lentitud apoyó sus manos en el pecho del Teniente Park y de un golpe lo empujó con rapidez. Se alejó de golpe y chocó contra la pared, su cuerpo se volvió y sus ojos enormes observaron el cuerpo del Teniente en el suelo, con el uniforme militar desarreglado y los pantalones medio bajados, Taemin tembló cuando notó la humedad en ellos, bajó la mirada y se encontró con sus pantalones en el mismo estado que aquél, se acomodó con rapidez, incómodo ante la ropa interior húmeda presente. Sus ojos se llenaron de lágrimas al darse cuenta de su acto, había estado con el Teniente de forma consciente, había disfrutado un espejismo que resultó ser lo que menos esperaba. Cerró los ojos y las lágrimas descendieron por sus mejillas sonrosadas. Escuchó la risa del Teniente Park a lo lejos.
Levantó la mirada llorosa, respirando con irregularidad mientras sus manos trataban de tapar su vergüenza, se encogió en su lugar como un animal acorralado frente a cazadores. Lo observó levantarse y su espina dorsal se enderezó cuando pegó el cuerpo más contra la pared. El Teniente Park se levantó, y se acercó hasta Taemin, el chico se encogió bajo su presencia, sin embargo no dejó de verlo con ojos asustados. Lo tomó de la barbilla con delicadeza y sonrió de lado.
-¿Con que Minho... Eh, cosita?-susurró, apretando. Levantó a Taemin del cuello y las manos del chico lo tomaron con fuerza, aquellas uñas se clavaron en su piel y pegó su cuerpo con presión contra él. Sentía los latidos de Taemin a través de su ropa, tan fuertes. Desesperantes-. Mira como te habías puesto Animal, tan coladito, sudomita de mierda. Susurrando el nombre de otro animal frente a tu dueño. ¿Qué imaginabas? Dímelo, ¿Él era así de suave contigo?
Taemin cerró los ojos, sollozando.
-De lo que me perdí todas estas semanas contigo, pues ya me estaba aburriendo. Y es difícil quitar a aquél animal de tu mente-el Teniente metió un dedo en la boca de Taemin mientras este forcejeaba con desesperación -. Por un momento pensé que lo habías olvidado.
Soltó a Taemin y este cayó al suelo, levantó la mirada llorosa y sus ojos se conectaron con la mirada gris del Teniente. Su rostro serio, sus rasgos neutros y aquella expresión que no le causaba ninguna seguridad. Tragó saliva.
-¿Sabes lo que pasa con los animales que no olvidan, cosita? -susurró, él negó con la cabeza, asustado-. Se los trata de una forma diferente.
Taemin no despegó su vista de él cuando se inclinó frente suyo, volvió a acariciar su rostro y tembló ante el tacto.
-Tú... ¿Cómo decirlo...? Animal-ladeó la cabeza, y apuntó su frente-. Has terminado con la primera fase. ¿Entiendes? La haz roto y demostrado que los resultados son nulos contigo. Aún recuerdas a Minho.
Taemin tembló bajo su tacto, se estremeció y cerró los ojos, sintiendo el miedo recorrerlo por completo, calando su consciencia, sus huesos, sus sentidos. Todo en él se volvió vulnerable, accesible a ser dañado porque se encontraba en su límite. Su límite era ése. Se mordió la lengua, no por el hecho de sentir la mirada del Teniente sobre él, si no porque tuvo el error de olvidar a su verdadero dueño. Aquél hombre. Ése que con sus manos y su rostro clavándose en sus pensamientos le transmitieron la paz más suave que pudo tener. Aún cuando sus manos tocaron otro cuerpo, ajeno, distinto.
Pero qué era la paz para él, qué era sentir calma cuando todo él estaba gritando por algo de lo que no era consciente. Algo que desapareció de sus manos como agua. Escapándose y dejándolo solo. Qué era temer para él, qué era aterrarse por uno mismo si siquiera tenía idea concreta de quién era.
Ladeó la cabeza, apretando los párpados y asqueándose del tacto ajeno. Se pegó más a la pared, como si esta fuera a abrirse a sus espaldas para darle la entrada a otro camino desconocido para él.
-Te quedarás en Aislamiento, Animal. -le susurró-. Pasarás a segunda fase.
El Teniente Park se levantó y ordenó la camilla, Taemin se quedó en el suelo. Levantó la vista cuando el hombre se paró junto a él, los ojos del chico observaron las tijeras en manos y no articuló palabra alguna. El teniente lo levantó y lo sentó en la camilla, la mirada de Taemin estaba perdida, ausente, mientras veía cómo su cabello caía sobre sus manos. Apretó con fuerza los puños cuando sintió que todo su pelo desaparecía. Levantó la mirada, llorosa, brillante y desesperanzada.
-Ponte esta ropa-mencionó el hombre, Taemin lo siguió con la mirada, aún ausente de aquellas palabras, recorría a Park de cuerpo entero, era alto. Corpulento. Fuerte. Y Taemin estaba seguro que una sola patada con todas sus fuerzas eran capaz de reventarle el cráneo. Lo observó sacar unos pantalones azules grisáceos, tan viejos que estaban descoloridos y ásperos. Le tendió una remera blanca y una camisa del mismo color que el pantalón. Taemin miró con lentitud, pensando hasta que cayó en la cuenta de que era la misma ropa que traían los chicos que observó en Aislamiento estos días.
-¿Seré el animal de alguien más? -trató de preguntar, y la voz se le fue achicando a medida que la idea en su mente incrementaba. Se encogió de hombros cuando el teniente negó.
-No.
Taemin apartó la mirada y empezó a quitarse la ropa, rascó la sangre seca de sus brazos y empezó a ponerse la remera blanca. Estiró las mangas para que no se vieran sus feas marcas y se puso con cuidado los pantalones. Buscó su bastón con la mirada y no lo encontró, hasta que su mirada cayó en las manos del teniente.
-Ya no quiero que lo uses, cosita. Tendrás que acostumbrarte a... Tu condición -el teniente Park se volvió, y salió por la puerta. Taemin lo siguió cojeando, y bajó la mirada cuando notó el charco de sangre seca de aquél animal que mató. De aquél chico-. Apúrate.
Taemin caminó detrás del Teniente, escuchó el fajo de llaves que escondía en su bolsillo y observó el color plateado de estas. Lo vio abrir la puerta y echarle una miradita, caminaron por un pasillo apenas iluminado que olía a humedad y tenía un aspecto higiénico pésimo. Taemin miraba todo con grandes ojos, dejando que sus manos tocaran las paredes suaves que se volvían ásperas más tarde, a medida que avanzaban. Sus ojos trataban de recordar el camino, de visualizarlo y poder recorrerlo en su mente. Se detuvieron frente a una puerta de metal, donde las palabras aislamiento relucían en blanco, casi notorio, puesto que el pesar de los años lucían borrosas. Cuando el Teniente Park se hizo a un lado notó como el aspecto de esta cambiaba. Como la sangre se marcaba a la perfección y la poca luz le daba toda la atención a esas letras.
Animal.
Taemin tragó saliva y su cuerpo empezó a temblar inconscientemente. De pronto el frío y la humedad del suelo florecieron bajo sus pies, el calor de su cuerpo lo enfermó y el aroma a sangre le picaba de a metros. Escuchó el cerrojo dar un click y la sonrisa del Teniente relució entre la oscuridad.
-A casa, Animal -empujó la puerta y Taemin cubrió su boca con rapidez, la fermentación de la sangre lo mareó por completo, sus tripas se revolvieron en su interior con fuerza y sintió el vómito subir por su esófago, caliente y rasposo. Cayó de rodillas, sin poder abrir los ojos, sin poder dar un paso más ante la habitación que veía, que sentía. Su cuerpo entero se erizó y su alma se quedó en el umbral de la puerta, ahí, de pie sin querer entrar. Taemin no quiso ver, no quiso abrir los ojos, sus manos no podían cubrirlo por todo, no podían cubrir sus oídos, aquellos gritos, aquellos sollozos y lamentos le perforaron los tímpanos. Sintió las manos del teniente en su rostro, sus dedos rasguñaron aquella piel cuando le apartó con fuerza su única protección, chilló y sintió una tela áspera sobre sus párpados. Su cabeza palpitó cuando el nudo se cerró con violencia.
-No tienes porqué ver los pecados de otros, Animal.-le oyó susurrar-. No vayas a quitarte la venda, cosita, que si te la sacas, sentirás al Infierno vibrar sobre tus pies, y rogarás que abran sus puertas a ti.
Taemin se estremeció y caminó con torpeza cuando fue levantado, se cayó en algunas ocasiones y se chocó contra lo que supuso eran rejas. Las tomó con fuerza, y sus rodillas temblaron, sintió los dedos del teniente en su piel y volvió sus brazos a su espalda. Taemin se enderezó cuando le ataron las muñecas con una tela.
-T-teniente... -fue tomado de la cintura y volvió a tropezar cayendo al suelo. Se golpeó la barbilla y se retorció con incomodidad.
-Perdóname Animal. Pero no puedo tenerte en casa -lo oyó murmurar, sintió una mano en su mejilla-. Mañana volverá mi niño, ¿Sí? No puedo dejar que te vea. Es decir, mira cómo estás. Te lo presentaré, cosita, algún día.
Taemin se quedó callado, helado en su lugar. Sintió unos labios sobre los suyos y después escuchó las puertas cerrarse. Taemin respiraba con irregularidad, el niño del teniente, hablaba de su hijo. Trató de recordar, buscando en su memoria, en sus recuerdos. Se le secó la boca. Le dolía la cabeza y se sentía descompuesto. Recordó a un chico sonriente, de cabello claro, junto al Teniente Park en una fotografía.
Taemin se estremeció. No lo recordaba muy bien.
Se acurrucó en su lugar, sentía el frío del suelo pegarse en su ropa, y no podía llorar. Trató de calmarse, y apoyó su cabeza en el suelo.
-Estás bastante dañado para ser nuevo aquí, Animal. -Taemin levantó la cabeza con rapidez y la movió para todos lados, sus oídos y sus sentidos trataron de encontrar el origen de aquella voz-. A tu derecha.
Taemin se volvió y su mentón tembló inconscientemente, se encogió y retrocedió hasta dar contra una pared. No podía ver nada, y el color subió por sus mejillas.
-Tranquilo -volvió a escuchar, era una voz suave, pacífica-. Tranquilo. No eres el único aquí. Acércate si quieres que te quite la venda.
Taemin se quedó quieto en su lugar por unos segundos, hasta que movió su cuerpo con lentitud, siguiendo la voz. Se chocó contra los barrotes fríos y sintió las manos cálidas de alguien más sobre su cabeza, Taemin sintió cuando la venda bajó y mantuvo sus ojos cerrados, mientras sus manos temblaban sobre su espalda.
-Ya puedes ver -Taemin abrió los ojos con lentitud, adoloridos. Se encontró con los café de un joven que lo miraba con detenimiento. Lo recorrió con su mirada, tenía los pómulos altos, y las cejas partidas, la sangre seca caía por sus mejillas como lluvia. El cabello corto, y la piel medio morena. Taemin cayó de culo al suelo y lo miró de cuerpo entero.
Su garganta se cerró por completo cuando notó el cuerpo del chico, apenas traía algo puesto, ya sus pantalones manchados en sangre hicieron que el dolor de cabeza se intensificara, Taemin se mareó cuando notó el pecho marcado por completo de mordidas, heridas, repleto de nombres. Sus ojos viajaron de aquél estómago plano, de aquél pecho a aquellos brazos escritos. Eran tantas. Sangrientas.
-¿Eres el Animal del Teniente? -preguntó, Taemin no respondió-. Tienes suerte, sabe controlarse, no es como todos los brutos de aquí.
Taemin no apartó su vista del chico, sin embargo se volvió para ver a su alrededor, su estómago se revolvió cuando notó todas las miradas puestas en él. Eran muchos chicos, jóvenes, golpeados, ensangrentados y algunos vendados, todos con su mira observándolo.
-¿Recuerdas cómo te llamas?-preguntó y Taemin negó con lentitud.- ¿El teniente te dice de alguna forma?
-Animal -susurró Taemin-. Sólo soy Animal.
El chico asintió, estiró su mano y susurró con suavidad.
-Soy Kibum -Taemin lo miró asustado.
-Tú..
-Lo sé, sé cómo miras mi cuerpo, tuve muchos dueños -susurró y recostó su cabeza en los barrotes, elevó su brazo y Taemin miró las grandes marcas, Kibum-. Me han tomado como animal muchas personas. Pero el único dueño de mi identidad soy yo mismo. Y nadie puede cambiar eso.
Taemin no escuchó, no prestó atención a sus palabras. Sus ojos se clavaron en aquella marca en la piel del chico, cicatrizada y ya pasada de años. Oculta entre mordidas, heridas, pero tan latente a sus ojos que su mano fue directamente a la suya. Temblando y quieto en su lugar, deletreó las letras en su cabeza.
La firma de Minho relucía en aquella piel.
-¿Y tú ya estás marcado, niño?

Violencia Animal (adaptación 2min)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora