CAPITULO 6

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Seokjin gimió, cuando una suave y sedosa succión envolvía su polla. Flexionó las caderas, conduciéndola más profundamente en el cálido calor. Dios, ¿cuándo fue la última vez que había sentido algo tan bueno? Sus dedos agarraron las sábanas, mientras que sus caderas embestían hacia adelante, hasta que la cabeza de su polla golpeaba la garganta de alguien. La succión se volvió más fuerte, una lengua deslizándose por su dura longitud.

―Cerca, muy cerca. ―Seokjin estaba bordeando el orgasmo. Sólo necesitaba un poco más, para arrojarse al abismo. Agarró con sus dedos, el pelo del hombre que lo chupaba, sin sorprenderse lo más mínimo de que el hombre se pareciese a Tae en su fantasía.

Tae había estado en cada una de sus fantasías sexuales de la semana anterior. Como un adolescente inexperto, se había despertado más de una vez, con el resultado de sus sueños salpicado por su pecho. Parecía que esta vez no iba a ser diferente, especialmente, ya que había dejado de pelear con sus sueños y se rindió ante ellos. Cuando la succión en su polla descendió toda su longitud, Seokjin se endureció, sabiendo a donde iba. Mantuvo la respiración, esperando, doliendo. Cuando los dedos que acariciaban sus bolas se movieron, gimió y llenó la dulce boca, con chorro tras chorro de su liberación. Cuando la fantasía lentamente volvió a la realidad, Seokjin suspiró y abrió los ojos.

Necesitaba dejar de fantasear con Tae y quizás encontrar a alguien con quien follar. Se suponía que debía proteger al chico, no convertirlo en un objeto sexual. Sólo que parecía no poder evitarlo. Los doctores habían querido mantener en observación a Tae, cuando fueron al hospital. Este no quiso ni pensarlo. Forcejeó y lloriqueó, enormes lágrimas descendiendo por su cara, hasta que Seokjin intervino y dijo que podía quedarse con él. Ahora, una semana más tarde, tenía al hombre más sexy y dulce del planeta durmiendo en su sillón. Bueno, la mayor parte del tiempo. Cuando las pesadillas de Tae comenzaban, lo que normalmente ocurría cada noche, Tae terminaba en la cama con Seokjin, tumbado en su pecho. Parecía ser su nuevo sitio favorito y a Seokjin no le molestaba. Le gustaba sostener al hombre en sus brazos. Era una lástima que no pudiese mantener a Tae.

Suspiró y abrió los ojos. ―¿Qué mierda?

El corazón de Seokjin palpitaba violentamente, mientras que se alejaba en el colchón del hombre, arrodillado entre sus muslos, el muy desnudo hombre. Dulce infierno, estaba realmente desnudo.

―Tae, ¿qué haces?

Grandes ojos color avellana, lo miraron desde el final de la cama. Santa madre de Dios, ¿era eso, resto de semen en la barbilla de Tae? Seokjin gimió, en parte, porque comprendió que su fantasía resultó no serlo y, por otra parte, porque le gustó ver su semen en la cara de Tae. Había algo primario en marcar al hombre. La necesidad de venirse sobre Tae era tan fuerte, que Seokjin tuvo que agarrar las sábanas para no lanzarse sobre el hombre.

―Cariño. ―Seokjin se pasó la mano sobre su cabeza. ―No puedes.

Seokjin levantó las cejas por la sorpresa, cuando Tae llevó un dedo a sus labios, haciendo la señal universal de silencio. Tae era pura seducción, mientras se arrastraba por el colchón, desde el final de la cama y apartaba la sábana. Podía haberse corrido, pero para cuando Tae se montó sobre sus muslos, Seokjin estaba tan duro como una roca. La sensación de la suave piel de Tae, rozando su polla era casi más de lo que Seokjin podía manejar. Aguantó la respiración y llevó sus manos a los muslos de Tae, evitando que el hombre se moviese. Si se movía un centímetro, todo terminaría para los dos.

―Tae cariño ―Seokjin gimió. ―No sabes lo que...

Seokjin no pudo evitar estremecerse, cuando sintió los labios de Tae presionar los suyos. Deseaba al hombre, prácticamente desde la primera vez que lo vio. Luchó contra sus deseos durante días. Se estaba convirtiendo en una lucha constante, una que seguro estaba perdiendo.

WINDY SPRING VIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora